El 29 de marzo viajé de vacaciones al archipiélago de San Bernardo, Sucre, con un grupo de amigos y amigas, entre ellos, el empresario, José Carlos Vega Pineda, su esposa, Kiannys Gámez, auxiliar de enfermería y su hija, Helena Vega; Alexis Salinas, empresaria del sector turístico en la región Caribe; Arley Fuentes Salinas, estudiante de medicina; María Ángeles Hidrobo Gutiérrez, estudiante de administración de empresas, y su hijo Artur Fuentes; Jorge Vivas González, abogado; Blanca Estela Orozco, licenciada en Básica Primaria; Clara Inés Rodríguez González, licenciada en Básica Primaria; Meredith María De la Purísima de la Virtud Oñate Gámez, especialista en historia regional; Ana Mercedes Oñate Gámez, licenciada en Básica Primaria; Ana Carolina Rosado Morales, auxiliar de farmacia; y Sebastián Andrés Puello, estudiante de derecho.
Decidimos levantarnos temprano porque debíamos estar temprano en la playa en Tolú, donde estaban las lanchas de agencias de viajes Bahía Tours, las cuales nos trasportarían al archipiélago San Bernardo.
Viajamos por las lanchas desde Tolú hasta San Bernardo, allí encontramos isla Múcura, la más grande del archipiélago, que conforma junto a Boquerón, Ceycén, Palma, Cabruna, Panda, Mangle, Tintipán y el islote artificial Santa Cruz, considerado como la isla más densamente poblada del planeta, tiene 816 habitantes, los cuales Viven de la pesca, el turismo y de las artesanías.
La isla tiene una extensión de 10.000 m2, tiene un colegio de Básica Primaria y bachillerato; el agua la recolectan de la lluvia en invierno y en verano la traen de Cartagena. No hay policía, la autoridad la ejercen los mayores, los sabedores; hay 150 familias que habitan en 100 viviendas construidas sobre un bloque artificial.
Esta comunidad presenta dificultades económicas ya que para su subsistencia solo cuenta con el mar y el turismo; son personas pacíficas, orgullosas de su paisaje y de su cultura afrodescendiente, muy decentes y amables con el turista, al que nunca le exigen ni sugieren la obligación de pagar una propina.
También visitamos dos estanques piscícolas donde tienen 7 tiburones nodrizas y lisas, jurel y sábalos, estos animales están domesticados ya que tienen un domador de tiburones; los turistas pagan en la entrada una colaboración de $10.000 y tienen derecho a conocer la historia de la isla, ingresar a los estanques y tocar los tiburones, tomarse las fotos y videos con estos animales amaestrados.
Después de salir del islote, llegamos a la isla Múcura, la cual goza de una biodiversidad marina, rica en manglares, algas, caracoles, peces, tiene una playa blanca y limpia como la de Mayapo y el Cabo de la Vela en La Guajira, allí decidimos almorzar, donde nos atendieron con amabilidad y cariño. Almorzamos Sierra, arroz con coco, ensalada y gaseosa.