No creo que quienes votaron por Gustavo Petro hayan sido tan ingenuos, era muy poco razonable pensar que el país cambiaría de la noche a la mañana.
Pero sí confiaron en que, al menos, se iniciara un modelo diferente al de la nefasta derecha que literalmente dejó en ruinas al país, en todos los sectores.
Desafortunadamente, lo que estamos viendo es más de lo mismo: politiquería y mermelada al extremo, particularmente en el Congreso para tramitar reformas; la violencia que no para, 95 masacres el año anterior, cifra similar a la del Gobierno Duque; ni hablar de orden público en los territorios, donde viven sin Dios ni ley, Arauca, el Catatumbo, Cauca, Nariño, Valle del Cauca, en fin. La Paz Total, ha sido un fracaso, muestra de ello es la renuncia del incompetente Danilo Rueda.
La falta de liderazgo del presidente Petro para conformar su equipo es indiscutible, cada 6 meses hay crisis de gabinete, algo que imposibilita desarrollar políticas públicas acertadas, rodeado de funcionarios ineptos, como Álvaro Leyva, quien tiene al país metido en una crisis por el tema de la licitación de pasaportes. El despilfarro de recursos del Estado no podía faltar, primero los polémicos lujos y cifras extravagantes de la vicepresidenta Francia Márquez y ahora, la estela de los suntuosos gastos de la primera dama, Verónica Alcocer.
En corrupción, el Gobierno no se queda atrás, escándalo tras escándalo, la lista es larga: la exministra María Isabel Urrutia, resultó una verdadera decepción; su hijo Nicolás Petro, imputado por enriquecimiento ilícito y lavado de activos, le quitó autoridad moral al presidente; como si esto fuera poco, el desenfreno de las filtraciones y señalamientos de Armando Benedetti y Laura Sarabia, quien es el poder en la sombra, pese a las ‘chuzadas’ y toda la situación con su ex niñera Marelbys Meza, un ejemplo claro que para escalar no se necesita ética. En este catálogo no podía faltar el de siempre, Hollman Morris, protagoniza denuncias de acoso laboral en RTVC, excesos, violencia intrafamiliar y drogas. Un Gobierno inoperante, para muestra el ministerio de Cultura, más de un año perdido con Patricia Ariza y el nuevo ministro, tampoco da indicios y no ha presentado logros sustanciales.
Los petristas, en su defensa, dirán que hay mucha mayor droga incautada, que el dólar se ha mantenido alrededor de los 4000 pesos, que el desempleo ha bajado y la inflación está controlada, que se han conseguido recursos para La Guajira y no nos hemos vuelto como Venezuela, pero al fin y al cabo son victorias pírricas que en Colombia no suman. La gente creyó en un discurso de cambio que no se ha visto, la realidad es un país convulsionado y desesperado con el alto precio de la gasolina y, ni hablar de las tarifas de energía, que este año pueden subir hasta un 30%. El panorama es bastante complicado, vemos a un presidente distraído entre su twitter y temas internacionales como Gaza, que si bien son importantes, no son los que deben marcar la agenda del mandatario.
Para colmo de males, el 2024 no pudo iniciar peor, por el retiro de Barranquilla como sede de los Juegos Panamericanos de 2027, por pura y física negligencia, desidia e ignorancia, situación que reconoció el mismo Petro y que priva a Colombia de fortalecer la cultura deportiva y desarrollar una infraestructura que aleje a la juventud de la violencia y la droga. La cereza del pastel es la escasez de medicamentos, tampoco hay vacunas Covid para menores de edad; seguimos sin director en el Invima y también hay problemas con el sistema de la Dian en los puertos, lo que podría provocar escasez de productos importados en Colombia.
En fin, el Gobierno parece no encontrar la brújula, pero lo más grave es que faltan más de 2 años para que esta pesadilla termine.