Por Eloy Farfán Bello
¿Qué es el sueño? Es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento. El sueño ha sido uno de los enigmas de la investigación científica que aún, al día de hoy, tenemos grandes dudas sobre él. De ser considerado un fenómeno pasivo en el que parecía no ocurrir aparentemente nada, se ha pasado a considerar a partir de la aparición de técnicas de medición de la actividad eléctrica cerebral, un estado de conciencia dinámico en que podemos llegar a tener una actividad cerebral tan activa como en la vigilia y en el que ocurren grandes modificaciones en el funcionamiento del organismo. ¿Qué es soñar? Se define como representar en la fantasía algo mientras dormimos, imaginar que las cosas son distintas a como son en la realidad, o también, el término se puede emplear para negar rotundamente algo, ni soñarlo o vivir de la ilusión, soñar no cuesta nada. Una costumbre se puede convertir en una ley y esto ha sucedido con el verbo soñar; pero lo que nos lleva a pensar en un mundo mejor, no es un sueño, es la esperanza. Los sueños son el resultado del estado de ánimo o psicológico de una persona o también producto de un estado de alucinación que en raras ocasiones coinciden con la realidad. ¿Entonces por qué siempre lo que deseamos o pensamos se confunde con soñar? Aunque en este mundo materializado para algunas personas la suerte no existe; porque las circunstancias de favorabilidad solamente les permiten creer en el éxito. Jaime Baines en su obra ‘El Criterio’ afirma: “el arte de pensar bien también interesa a las personas más sencillas. El entendimiento es un don precioso que nos ha otorgado el Creador, es la luz que se nos ha dado para guiarnos en nuestras acciones y claro es que uno de los primeros cuidados que debe ocupar al hombre es tener arreglada esta luz. Si ella falta nos quedamos a oscuras, andamos a tientas y por este motivo es necesario no dejarla apagar”. René Descartes, en su obra ‘Discurso sobre el Método’, pregunta: ¿Por qué los pensamientos que nos asaltan durante el sueño son más falsos que los otros a pesar de ser tan vivos y tan lógicos como ellos? Nuestro razonamiento no es tan evidente ni tan seguro durante el sueño como cuando estamos despiertos, a pesar de que frecuentemente la imaginación se exalta en el sueño, mucho más que en la normalidad de la vida perfectamente consciente. Esto nos dice la razón y también nos dicta que nuestros pensamientos no pueden ser siempre verdaderos porque no somos perfectos, y los que tienen de verdad deben de buscarse, antes que en sueño, en la realidad de la vida. Entonces porque vivir soñando, en vez de buscar actividades que constituyan un deleite en nuestro diario vivir, superando las dificultades a través de la fe y la esperanza, que es un factor revitalizador como la misma suerte.