En la primera entrega o Parte I de este ejercicio de rememoración e identidad, he musicalizado apartes importantes de mi ciclo vital y siento, reitero, con fragmentos de algunas sublimes composiciones de algunos de nuestros grandes poetas/compositores, identificación plena.
Ahora, en esta segunda entrega me dedico a develar nuevamente con piezas de la música vallenata, las etapas trascendentales de mi juventud y adultez y su productividad familiar, social y profesional.
‘Mi mejor amigo’, composición de Poncho Zuleta que le dedicó al gran Rodolfo Cabas. Conocimos coloquialmente la composición antes de ser grabada por Emilio Oviedo y Rafael Orozco. Me la hizo convertir en símbolo sagrado de la amistad Enrique “Kike” Murgas porque aun cuando yo le conocía su valor social y humano, fue a través del relacionamiento con él como cimenté la infinita bondad de la amistad sincera. Entendí que puedes tener amigos que aprecias infinitamente pero que Dios te puede dar amigos que son como hermanos. Reitero, en ese ejercicio potestativo de la amistad verdadera afinco hoy el principio innegociable de mi vida acerca de ella: “ser amigo sincero y leal con tus verdaderos amigos”,
‘Tesoro musical’, merengue de Nicolás Bolaños que nos anida en el corazón a los villanueveros orgullo, pertenencia y amor por la patria chica. Esa canción tiene para varias dimensiones de mi vida una gran trascendencia por la reafirmación que hace de nuestra identidad. Eslabona mi pasión folclórica y cultural con el Festival Cuna de Acordeones, al que tengo como un estado del alma. Esa canción es hoy la musicalización precisa para la siguiente escenificación de mi vida: el amor que tengo por Villanueva y el compromiso personal de seguir trabajando por ella.
‘Por el mismo camino’, inspiración reflexiva de Gustavo Gutiérrez compuesta con una melodía nostálgica y con un mensaje apropiado para quienes con el ímpetu de la juventud recreábamos un entorno de desempeño personal y profesional enmarcado en una lúdica sana. Pero como describe el compositor buscaba placer y diversión sin irrespetar ni personas ni sentimientos y siempre tuve la fe en conseguir esa mujer que Dios diseño para complementar mi vida y la encontré para que no se materializaran esas predicciones de Gustavo para Freddy Molina. Me hizo pensar desde el momento que esta canción salió y aún era un adolescente iniciando juventud. Siempre la he escuchado no como diversión sino como un texto escrutador y siento que he cumplido los buenos deseos que también plantea Gustavo: “después de tanto mariposear encontrar esa mujer idealizada” y a mí a los 33 años me la entregó Dios!
Cuando ya hemos transitado los caminos de la vida juntos, Ana Cecilia y yo, mi esposa, no cualquier pieza simboliza completo ese recorrido, pero Isaac Idrovo un compositor ecuatoriano, guayaquileño, tuvo la sublime inspiración de cantarle a su esposa y le compuso ‘Eres tú’. Cuando la escuché y la entendí dije: debe adornar por siempre esta canción la etapa de mi vida que he andado y compartido con ella y así ha sido así literalmente.
‘Mis muchachitas’, canción de Hernando Marín. Sé que Nando Marín dimensionó la grandeza de este tema como pieza musical y sé que el valor humano de la canción también lo tenía en su alma. A mí, igual me pasaba, vivía palabra a palabra su relato. Me construía la escena mental con mis dos hijas, y hacía todo lo que decía esa canción. Pienso que pocas composiciones le atraviesan a uno las emociones y los sentimientos, además, el hecho de ver mis hijas como mi continuidad y como mi obra sagrada, me doblegaba de santísima emoción y acrecentaba mi fe, y eternizan mis agradecimientos al Divino Creador por ese regalo. Tengo clarito que me brotaron siempre las lágrimas más dulces las veces que entré a esa habitación a eso: ¡a verlas dormiditas! ¡Ufff que gozo del alma!
‘El humanitario’, de Calixto Ochoa, es la cedula identitaria de lo que ha sido mi vida, desde mi crianza hasta hoy. Del contenido de esta canción recojo apartes que ya los he vivido y seguiré así porque diariamente recuerdo esa contundente recomendación de mi mamá: “sírvale a todo el que pueda sin esperar nada a cambio” y así ha sido y confieso que nada me ha podido dar tanta satisfacción. Con esta musicalización espero sellar el resto de mi existencia como vocación de servicio y como amor filial.
Espero que los lectores que entiendan este ejercicio folclórico-sentimental también puedan detallar la banda sonora de su vida que deseo inmensamente sea mejor que la mía.