Los resultados electorales del pasado domingo confirmaron lo que anuncié en mi columna ‘Jugando a aprender política’, donde escribí que Petro ganaría la consulta del Pacto Histórico, ‘Fico’ la de Equipo por Colombia y Fajardo triunfaría en la coalición Centro Esperanza, y así tal cual se dio. Que ganara Petro su consulta no es sorpresa, estaba cantado, pero comparando su votación con la de hace cuatro años sacó 400 mil votos menos. Cuál es la alharaca si no ganaron nada, en el Senado sacaron las mismas curules que los conservadores y fueron superados por el liberalismo en la Cámara.
La verdadera ganadora de estas elecciones, ‘palo’ y fenómeno electoral fue Francia Márquez, reconocida líder ambientalista, pero desconocida en la política nacional, quien se dio el lujo de sacar más votos que Char, Barguil y Peñaloza, tres reconocidos y veteranos políticos que contaban con la maquinaria propia de sus partidos. Por cierto, Petro la “negrió” al no quererla de vicepresidenta incumpliendo el compromiso de que el Vice sería el segundo de esa consulta, mientras negociaba la Vicepresidencia con César Gaviria a cambio del apoyo del Partido Liberal, haciendo la misma práctica que él tanto critica a los políticos.
Los expertos en elecciones pronosticaban una altísima votación, pero la que resultó alta fue la abstención con un 56% que hizo bajar la cifra repartidora a una cantidad menor de votos para alcanzar una curul, permitiendo a algunos aspirantes ganar con menos de 60.000 votos.
La conformación del Congreso es clave en las alianzas para la primera y segunda vuelta presidencial. El Partido Liberal fue la primera fuerza política y obtuvo 47 curules; el Pacto Histórico y el Conservador cada uno con 41 curules; el Centro Democrático, 40 curules; Cambio Radical sacó 27; el Partido de la U, 25 y los partidos minoritarios 29. Si los partidos de derecha y aliados se unen en coalición hacen mayoría en ambas cámaras y controlarían el Congreso.
Ningún candidato presidencial ganará en primera vuelta. Para la segunda se van a formar dos bloques, el de los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, y los afines a estos como la U, Cambio Radical y el Centro Democrático, Liga de Gobernadores Anticorrupción, entre otros; el otro bloque lo formarían los partidos de izquierda y centro izquierda con el Pacto Histórico a la cabeza y sus aliados. El país seguirá polarizado políticamente entre derecha e izquierda.
A partir de los resultados del domingo ya los dirigentes de los partidos hacen su cálculo político para ver con quien se alinean, pero de aquí hasta la segunda vuelta hay un hombre que tiene la sartén por el mango -y el mango también- y se llama Iván Duque, el presidente de la República.
Duque, como presidente de Colombia, tiene mucho poder: maneja el presupuesto de inversión y gastos, la burocracia, contrataciones, la financiación de proyectos a todo nivel, las relaciones políticas con el Congreso, que lo convierten en un actor poderoso y posiciona como Rey en el tablero del ajedrez político y jugar a favor de su sucesor en el poder, dándole jaque mate a la izquierda.
Para esta causa debe atrapar a los dirigentes de los partidos despertándoles el interés con lo que más les gusta que son los puestos y recursos para la gestión y ejecución de proyectos. La fórmula infalible para lograrlo se llama ‘mermelada’, y sabemos cómo le gusta su rico sabor a Gaviria.