Desde hace milenios el hombre ha utilizado productos naturales en el tratamiento y cura de las enfermedades. La mayoría de las veces, las propiedades medicinales de los productos herbales se descubrieron casualmente y pasaron luego a formar parte de la tradición médica de los pueblos.
No solo los miembros de una comunidad sabían que tal o cual infusión era beneficiosa, sino que además algunos de ellos cumplían la función del médico actual, recopilando los datos de sus propiedades y la forma de administración. En las antiguas civilizaciones de Oriente, Egipto y Grecia ya se recurría a las plantas con el fin de obtener remedios para la salud. Hasta comienzos del siglo XIX, los medicamentos fueron sustancias naturales, principalmente de origen vegetal y en menor medida, animal y mineral. En el siglo XIX se descubren y aíslan los principios químicos activos de los medicamentos naturales.
Las plantas medicinales se han convertido en una alternativa cada vez más socorrida para el tratamiento de numerosas patologías y su empleo goza de una gran aceptación entre el público en general, incluso la OMS(Organización Mundial de la Salud) reconoce el valor terapéutico de las plantas y las acepta como una elección de gran utilidad, ante la carencia de una cobertura mayor en salud; de hecho el 30% de los fármacos se obtienen directa o indirectamente de las plantas y el 80% de la población mundial accede a los tratamientos herbales como recurso principal de atención.
La gran popularidad que ha alcanzado la prescripción de extractos vegetales y la fitoterapia (uso de las plantas medicinales con fines terapéuticos), se basa entre otros, en la creencia que los productos herbales son necesariamente “seguros” por ser de origen “natural”, por ende, no presentan interacciones con los medicamentos y a diferencia de éstos últimos, su consumo no entraña riesgo alguno para la salud ya que están desprovistos de toda toxicidad. Desafortunadamente esta creencia es completamente errónea e infundada y la excesiva confianza en la inocuidad de los remedios “naturales” por parte de un gran sector de la población, puede resultar peligrosa.
Son muchos los casos publicados de efectos tóxicos del uso de las plantas con morbimortalidad importante, lo cual, aunado al riesgo potencial que implica su prescripción por personal no idóneo generalmente para el manejo de síntomas, retrasa el diagnóstico correcto de patologías e impide con frecuencia la iniciación de un tratamiento más oportuno e integral.
Al igual que las medicinas convencionales, las hierbas medicinales tendrán un efecto en el cuerpo y pueden ser potencialmente dañinas si no se usan correctamente. Cualquier cosa lo suficientemente fuerte como para producir un efecto positivo, como la reducción del colesterol o la mejora del estado de ánimo, también es lo suficientemente fuerte como para asumir riesgos; por lo tanto, deben usarse con el mismo cuidado y respeto que los medicamentos convencionales. Es importante investigar los beneficios potenciales y los efectos secundarios de los suplementos herbales antes de comprarlos,asegúrese de hablar con su médico, especialmente si toma medicamentos, tiene problemas de salud crónicos o está embarazada o dando pecho.
La dosis y duración del tratamiento: Una de las principales diferencias entre el empleo de medicamentos “naturales” y farmacéuticos es la amplia variación en cuanto a potencia, dosis efectiva, rango terapéutico e indicaciones. Mientras que las propiedades y aplicaciones de los fármacos se han documentado mediante estudios clínicos controlados, con dosis exactas y condiciones definidas. La gran mayoría de los medicamentos “naturales” se basan en evidencia empírica, dosis aproximadas y en general, multiplicidad de aplicaciones terapéuticas.
Cuidados a tener en cuenta antes de usar productos naturales:
Las hierbas medicinales son aquellas con ingredientes activos hechos de partes de plantas, como hojas, raíces o flores. Pero ser «natural» no significa necesariamente que sean seguros para que los tomes.
Es especialmente importante que hable con su médico antes de usar suplementos de hierbas en las siguientes circunstancias:
- Está tomando medicamentos recetados o de venta libre. Algunas hierbas pueden causar efectos secundarios graves cuando se mezclan con medicamentos recetados y de venta libre como aspirina, anticoagulantes o medicamentos para la presión arterial.El consumo concomitante de preparados naturales con propiedades psicoactivas como la valeriana y la pasiflora (belladona) con medicamentos psiquiátricos, sedantes, hipnóticos o antihistamínicos, puede generar efectos aditivos afectando el juicio y la capacidad de reacción. Los pacientes con diabetes que consumen concomitantemente medicamentos con potencial efecto hipoglicemiante, por ejemplo: Ginseng oPsyllium pueden presentar descompensaciones.
- Está embarazada o en periodo de lactancia: Los medicamentos que pueden ser seguros para usted como adulto pueden ser perjudiciales para su feto o para su lactante. Como regla general, no tome ningún medicamento (con receta, de venta libre o a base de hierbas) cuando esté embarazada o amamantando a menos que su médico lo apruebe.
- Si estáprogramando una cirugía: es importante que informe a su médico si toma medicamentos a base de hierbas antes de someterse a ella, ya que algunosproductos pueden interferir con la anestesia y otros medicamentos utilizados antes, durante o después de los procedimientos; otros pueden interferir con la coagulación de la sangre y la presión arterial, lo que puede aumentar el riesgo de sangrado durante o después de la cirugía.Por lo tanto, su médico puede recomendarle que deje de tomar cualquier medicamento a base de hierbas durante las semanas previas a su operación.
- Tiene menos de 18 años o más de 65 años: Se han probado pocos suplementos de hierbas en niños o se han establecido dosis seguras para niños y los adultos mayores pueden metabolizar los medicamentos de manera diferente.
- Si usted padece enfermedades graves, como enfermedad hepática o renal.
Recomendación: como regla general, no se auto medique con productos naturales sin consultar previamente con su médico, siga cuidadosamente las instrucciones de la etiqueta y use solo la dosis prescrita. Nunca exceda la dosis recomendada y busque información sobre quién no debe tomar el suplemento.
Automedicarse es la costumbre de administrar medicamentos sin el control adecuado, por cuenta propia o por consejo de personas que no tienen conocimientos respecto al uso de éstos. Es un hábito muy frecuente en nuestra sociedad, pero que puede resultar sumamente peligroso. Nunca suspenda un tratamiento médico ordenado previamente para reemplazarlo por remedios naturales, especialmente en caso de padecer un cáncer o cualquier enfermedad crónica como: Hipertensión arterial, hipercolesterolemia, ulcera péptica, diabetes, lupus, insuficiencia renal crónica y glaucoma.