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Se fue el año 2023 y se llevó consigo a uno de los más grandes exponentes del folclor vallenato y de la música sabanera, Lisandro Meza. Y sí, su nombre lo escribo con mayúscula porque fue un grande entre los grandes. El ‘Rey sin corona’, el ‘Sabanero mayor’ – como era conocido – deja para la posteridad un estilo propio yun legado artístico y musical entre lo más rico y variado de la música colombiana.
Juglar sabanero de origen campesino, prolífico en la ejecución de varios instrumentos como el acordeón, bajo, piano y la guitarra, entre otros. Su carrera comenzó en los años 50 y desde entonces no paró de cosechar éxitos hasta su muerte, que trascendieron más allá de las fronteras y lo convirtieron en un artista universal.
En 1969 participó por primera vez en el Festival de la Leyenda Vallenata ocupando el segundo puesto tras ‘Colacho’ Mendoza, pero el carisma y la forma como tocó el acordeón le ganaron la simpatía y el respeto del público que coreaba su nombre antes del veredicto del jurado; al final no ganó pero allí nació la leyenda hecha hombre: la del ‘Rey sin corona’. Volvió a participar en 1995 y tampoco ganó pese a la aclamación del pueblo que lo consideraba favorito. Así fue como el Festival vallenato lo privó de tenerlo entre sus reyes.
Después de sus participaciones en el Festival, Lisandro dio una entrevista en la que dijo que no volvería a participar jamás. Pero lejos de sentir frustración por no ganar el Festival vallenato, eso pareció haber sido el motor que lo impulsó a crear su propio estilo alejado de la raíz autóctona del vallenato, en el que con su voz y acordeón fusionó los aires del vallenato con otros ritmos como la cumbia y el porro, creando un sonido original aceptado por el público y comercialmente exitoso en ventas, desplegando un virtuosismo que solo tienen aquellos grandes artistas que nacen dotados de un plus de genialidad y predestinados a brillar con luz propia sin imitar a nadie. Aquí es donde está su gran mérito como artista, cuál es, el de haber sido el creador de su propia escuela musical.
Durante más de cinco décadas de carrera se mantuvo vigente en el gusto del público y su lista de éxitos musicales es larga. Música alegre y festiva para gozar y bailar representando la colombianidad y los valores de la gente sabanera. No hay navidad ni carnavales donde no suene Lisandro, y qué casualidad que murió en diciembre el mes más alegre del año, cuando más suenan y se bailan sus canciones como ‘Domingo 24’, ‘La matica’, ‘Las tapas’ y Él guayabo de la Ye’.
Su gran genialidad creativa es haber musicalizado el poema ‘La gran miseria humana’ de la autoría del poeta soledeño Gabriel Escorcia Gravini, grabada en acetato en el año 1976, acontecimiento detrás del cual hay una gran historia que relata el mismo Lisandro en entrevista al escritor y músico Víctor Navarro Jiménez. El maestro le cuenta que una madrugada en su pueblo Los Palmitos-Sucre, llegaron unos borrachos y se sentaron en el corredor de su casa y comenzaron a cantar ‘La miseria humana’; al escucharla despertó a su esposa, ‘La Niña Luz’, y le dijo “que mensaje tan bonito tiene la canción”, ¿Quién está cantando ahí?” y su mujer le dice “ahí está cantando ´el Piciolo´” que vive en el barrio Chingalé. Por la mañana Lisandro fue en busca de los borrachos y les llevó una botella de Ron ‘Tres Esquinas’ para que le cantaran ‘La miseria humana’, y en el acto decidió “Le voy a hacer la música” y así terminó grabando una de sus obras magnas.
‘La miseria humana’ fue un éxito por partida doble: buena música con un ritmo para bailar sensualmente, y buena letra para escucharla. Hoy es un clásico bailable que no puede faltar en ninguna verbena y los más de diez minutos que dura el disco los aprovecha el bailador ‘enamorao’ para ‘amacizar’ a la ‘jeva’ y echarle el cuento. Que hombre no ha bailado ‘La miseria humana’ y no ha sentido su corazón y otra cosa agitado.
Artistas como el maestro Lisandro nacen cada cien años y su obra se vuelve inmortal, como inmortales son Leandro Díaz, Rafael Escalona, Adolfo Pacheco, Romualdo Brito, ‘Juancho’ Rois y Alejo Duran, entre tantos artistas y juglares de nuestro folclor.
Fue injusto que Lisandro no ganara la corona de Rey Vallenato pero no la necesitó para alcanzar su grandeza. El Festival Vallenato debe ser justo con este hombre, y aunque muerto, reconocerle el gran valor a su obra musical rindiéndole todos los honores que se merece.
Señores de la Fundación Festival Vallenato no queden ustedes en deuda con otro gran juglar de nuestro folclor, una leyenda viviente como es el maestro y ‘Tri’ Rey vallenato Alfredo Gutiérrez Vital, sucreño y sabanero como Lisandro, a quien deben rendirle en vida el gran homenaje que su trayectoria artística y obra musical merece. ¿Cuándo le van a dedicar una versión del Festival a su vida y obra? Alfredo Gutiérrez, ‘El rebelde del acordeón’ es otro grande que debe ser merecedor de un gran homenaje.
Este ha sido un pequeño homenaje a la memoria del gran juglar sabanero, el maestro Lisandro Meza Márquez. Gracias por tu grandeza maestro y por las alegrías que nos diste con tu ingenio musical. Ya eres parte del coro celestial de ángeles que le cantan al Señor. Tu obra perdurará por siempre. Grande…Lisandro.