El viernes 25 de junio el Departamento Administrativo Nacional de Estadística –Dane– publicó los resultados del comportamiento del Producto Interno Bruto –PIB–, para el año 2020 de forma preliminar, en los 32 departamentos de Colombia.
Todas las entidades territoriales que analiza el Dane presentaron un crecimiento negativo, algo nunca visto en la historia de la medición de este indicador. Sin embargo, La Guajira fue el Departamento que mayor contracción tuvo en su crecimiento para el año 2020 en el país, con una tasa de -26,9%. Con esta medición, ya acumulamos tres años consecutivos con un crecimiento negativo.
En palabras del director del Dane, este fenómeno se debe, principalmente, a la alta dependencia que tiene el Departamento a la explotación de minas y canteras, sector que ha presentado un crecimiento negativo en los últimos 5 años.
Dicho sector fue el que más contribuyó a la gran caída de la economía del Departamento para el año 2020, con una tasa de -58,9%. Esa misma dinámica se presentó para 9 de las 13 actividades económicas que estudia el Dane, y que también mostraron un resultado negativo para 2020.
No obstante, sectores como el de comercio, hoteles, restaurantes y reparación de vehículos (-25,4%); construcción (-17,7%); y actividades de entretenimiento (-14,1%), presentaron una considerable variación negativa en comparación con el año de 2019.
Por el contrario, actividades como las de agricultura, ganadería y pesca (2,1%); actividades inmobiliarias (1,9%); actividades financieras y de seguros (1,7%); y las asociadas a la administración pública, defensa, salud y educación (1,2%), obtuvieron una variación positiva.
Estructura de la economía
Por primera vez en varias décadas el sector de minas y canteras ya no es el que más le aporta al PIB de La Guajira.
Durante más de 20 años, este sector siempre había representado entre el 50 y el 37% de todo el producto interno bruto del Departamento.
Sin embargo, para el año 2020 la actividad de explotación de minas y canteras sólo ocupó un 18,3% de la producción de La Guajira.
El año pasado nos convertimos en un departamento en el que la mayor generación de valor y producción estuvo concentrada en el sector de administración pública y defensa, educación y salud, con una participación del 29,9%.
Explotación de minas
Si bien la caída de casi todos los sectores estuvo directamente ligada a los cierres de la economía que causó la pandemia de Covid-19, como fue el caso de los servicios de alojamiento y de restaurantes o el de las actividades de entretenimiento, el desplome de las actividades de explotación de minas y canteras está también asociado a una conjunción de factores que han venido golpeando a esta rama tan importante para el desarrollo del Departamento.
A la baja en los precios del carbón y la disminución de la demanda en el mercado europeo, se sumó la huelga más duradera que ha vivido el Cerrejón, con 91 días de cierre de actividades.
A lo anterior también hay que agregarle la parálisis que vivió la compañía por cuenta de las primeras medidas de confinamiento del país.
Entre 2006 y 2019 el valor agregado del sector de minas y canteras siempre se había situado por encima de los 3 billones de pesos en precios constantes, llegando al 2019 a 3,1 billones. Sin embargo, para 2020 este valor se redujo a cerca de 1,3 billones de pesos.
Esta sustancial caída es sumamente preocupante ya que este renglón es el que más contribuye con recursos de regalías, que en el caso de la Gobernación representan más del 70% de los recursos de inversión.
El insistente llamado
Desde hace varios años hay un consenso sobre la necesidad de promover la diversificación de la estructura productiva del Departamento.
En este proceso las autoridades públicas juegan un papel fundamental para alinear proyectos estratégicos y políticas en torno al impulso de sectores claves para la economía local y regional.
Por tal motivo no sólo es necesario que los mandatarios locales aprovechen al máximo las regalías para ejecutar proyectos que incentiven la transformación productiva, la investigación, la innovación y la formación de capital humano.
También es urgente que en todo el Departamento se diseñen y apliquen estrategias para fortalecer el recaudo y los recursos propios, condición necesaria para que el accionar público sea sostenible y propicie cambios positivos.