Hablar de las mujeres guajiras significa hacer referencia a seres de luz, revolución y firmeza; son ellas la mejor metáfora de los cactus que ante la inclemencia no se mueren, sino que reverdecen, que no negocian su derecho a soñar, aunque las circunstancias no sean las mejores y que rabiosamente disputan su derecho a ser felices, a vivir en paz, seguras y libres, son un vallenato bien jalao, un nordeste riohachero, una oleada de mar y un río crecido que no se detiene ni siquiera ante el miedo.
Y estas letras son en dedicadas a una guajira que con honores representa nuestra identidad Yira Arredondo Ballesteros, rotundamente negra, feminista, identitaria, indígena y pluralista, una mujer que reconoce el derecho de respetar las diferencias y las diversidades, que está hecha de valentía y cuando habla no titubea en sus criterios.
Ella se describe como mujer, mamá de Victoria y Luca. Hija de Cecilia Ballesteros Alarcón y Hernán Arredondo Arteche, Hermana de Marian, Rossana, Lynda, Rosalba y Hernán Mauricio. Prima, amiga, tía, sobrina, comadre, en general, infinitamente ella.
Una ciudadana del mundo, que un día como las aves decidió migrar con la determinación de asumir el costo humano (emocional, social y cultural) que esto representaba y con la maleta llena de sueños, miedos, esperanzas y páginas en blanco que esperaban ser escritas con miles de historias.
Es periodista, actualmente es redactora de Informativos en la Radio Pública de Canarias y su voz se escucha con sabor a guajiridad, interseccionalidad, inclusión, diversidad, reivindicación y defensa de los derechos de todos, todas y todes. Eso es inspirador para quienes creemos en la transformación social y que el silencio nunca será la salida, porque necesitamos de construir paradigmas opresores y de discriminación que nos impiden avanzar.
Su relato de esa decisión de conquistar nuevas realidades informa de la grandeza de su Ser:
“Me fui de Colombia el 13 septiembre de 2001. Ya era madre de una niña, que en ese momento tenía cuatro años, la tuve que dejar con mi madre y 9 años después la pude traer a España, país donde resido actualmente. No la vi en cinco años, hasta que obtuve mi documentación para vivir y trabajar legalmente en este país. Y tuve que esperar otros cuatro años para que viniera a vivir conmigo. Para ese momento ya su hermano menor había nacido, tenía dos años. La maternidad ha ocupado casi toda mi vida.
Esto demuestra que si bien la historia ubica a las mujeres en roles de cuidadoras, resilientes, luchadoras, valientes y todas las cualidades que las hacen una incansable guerrera, la actualidad reclama el derecho de ellas a ser felices, libres, cuidadas y no solo cuidadoras, a ser respetada, a tener tiempo de calidad para descansar, bailar, reír, vivir su erotismo, su sexualidad, su amor propio y en general su yo mujer (real, imperfecto y perfectible) alejado del paradigma de abnegación/perfección que tanto daño le ha hecho al mundo femenino.
Y esto lo confirma Yira cuando comparte una de sus frases preferidas: “‘Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente” interpretación de los indígenas Wayuú del artículo 11 de la Constitución de Colombia.
Mucho se podría decir de Yira, una guajira que merece contar su historia a las nuevas generaciones, que tiene la esencia de inspirar a otras a descubrir sus sueños y a no dejarse vencer por los naturales desafíos que enfrenta la humanidad y de manera muy retadora, las mujeres. Para cerrar estas letras le hice estas preguntas:
¿Como vives tú yo feminista y periodista?
“Soy mujer. Honrada que lo soy. El periodismo es una herramienta, la más poderosa para comunicar que seguimos siendo discriminadas, violadas, asesinadas y explotadas”.
¿Cuál es el aporte de las mujeres guajiras como tú a los procesos de transformación social, equidad e igualdad de derechos?
Romper con el machismo y la sumisión que nos ha sometido durante años. Yo he crecido en un contexto de violencia que afectó a todo mi país y muy duramente a mi región, y que hizo aún más vulnerables a mujeres que han tenido que educar en solitario a sus hijas e hijos. Tenemos un contexto que se debe resquebrajar para que las nuevas semillas broten sanas y libres.
Gracias Yira por hacer parte del ejercito de mujeres que no estamos dispuestas a la resignación, al silencio o la indiferencia, seguimos en este tejido planetario de nuevas y mejores realidades con perspectiva feminista, antirracista y libertario. Como reafirmar mediante una de tus frases preferidas. “El amor no se dirige a lo bello, como crees, sino a concebir y nacer en lo bello”.
Que el amor desromantizado y consciente, la responsabilidad afectiva siempre nos salve y nos oriente. Seguimos!