“Venezuela ahí te va mi mensaje con acordeones pa’ que a Colombia te acerques más, y quisiera cantar con dos gaitas yo mis canciones mis ilusiones ver realizar”.
La luna de miel que viven diplomáticamente Colombia y Venezuela nos recuerda que ha sido la música vallenata desde tiempos inmemoriales uno de los más eficaces puentes de hermandad entre las dos naciones, y de nuestra interdependencia existencial, prueba inequívoca que esa relación es umbilical e indisoluble, permanente y sostenida desde y para siempre, son las razones históricas suficientemente conocidas, padre común y héroes compartidos, por eso a nadie sorprendió lo que dijo Alexander Oñate en su canción “Lazos de hermandad” incluida por Beto y Pangue en el LP así titulado que salió en el mes de noviembre de 1990 de la cual transcribimos el aparte preliminar y transcribiremos la siguiente: “Venezuela te mando un saludo con mi merengue y ahí va un abrazo muy fraternal, de Colombia te mando un saludo con toda mi gente, que son los lazos de una hermandad, pero muchos han querido cortarlos, no sabiendo lo que cultivó aquel que un día llego a libertarla y por ella hasta su vida dio, por eso son patrias hermanas, y por eso he querido cantarles, pangue perdure la amistad, para que todos vengan ya para que escuchen mi canción…”.
Un análisis retrospectivo nos pone de presente que ha sido Venezuela protagonista en la inspiración de nuestros compositores, en sus canciones con la narración de desencantos, afectos y peripecias amorosas y otros temas parroquiales que nos han dejado su huella indeleble con letra, rima y melodía como se puede analizar a continuación: Consecuente con lo anterior, recordemos que Rafael Escalona en su canción “El chevrolito” que grabaron Bovea y sus Vallenatos con la voz de Alberto Fernández Mindiola su versión completa y posteriormente Alfredo Gutiérrez, una versión recortada, le dice a la muchacha para conquistarla lo siguiente: “Tengo un chevrolito que compré para ir a Maracaibo a negociar, un puestecito adelante te aparté y el que quiera un cupo va es pa atrás”.
Isaac Carrillo hizo una de sus obras emblemáticas a Yuly una novia que tenía, ella regresó de Venezuela y le prometió vivir con el feliz toda la vida, pero una vaina pensaba el grillo y otra muy distinta la gallina que lo atrapó porque un Diez de Enero con una maleta verde esta partió de nuevo al hermano país y lo dejo como ternero huérfano…mamando, todavía la está esperando, así tituló la canción ‘Diez de Enero’ que fue grabada exitosamente por Alfredo Gutiérrez y también por Los Hermanos Zuleta; despechado dice uno de los versos así:“Le pediré al presidente de Venezuela, que te persigan allá por donde vallas, que no te deje cruzar por la frontera porque mi vida sin ti no vale nada”. Dice también que “Nuestro romance duró poquitos días, el diez de enero se fue no se pa donde, pero que triste se ve llorar a un hombre, esa mujer me dejo sin alegría”.
Julio Vásquez uno de los más brillantes compositores y ejecutante de la guitarra que ha parido Fonseca se inspiró para lamentar un doloroso episodio amoroso que tuvo su desenlace no deseado precisamente en Venezuela, así vio la luz su canción titulada “La venezolana” uno de cuyos apartes dice lo siguiente: “Si yo hubiera Sabido que al llegar a Venezuela, por culpa de un amor, iba a sufrir mucha amargura, no cometo la locura de abandonar a mi tierra… Colombia y Venezuela son dos naciones hermanas, por eso yo he pensado que si logro que me quiera, se unirán más nuestras tierras, seré dueño de dos almas”.
Remata lamentando que “Tantas mujeres lindas en mi patria colombiana, y yo penando en vida por culpa de una extranjera, por eso es que a Venezuela tengo que volver a buscarla”.
En 1973 en el álbum titulado ‘Relatos de Macondo’ Luis Enrique Martínez le regaló a su público ‘La Villa del Rosario’ la canción de su autoría en la cual relata la solidaridad recibida de un venezolano ante su enfermedad causada por el mal clima que había en Perijá, dice así: “Yo estuve enfermo en la Villa del Rosario, no tenía plata pa la medicina, pero me dijo Felipe Coreano chico te presto cincuenta bolívar… Felipe llego como mandao de Dios de verme tan grave como estaba yo… A La villa el Rosario yo no vuelvo más, por ese mal clima que hay en Perijá”.
Juancho Polo Valencia no podía estar por fuera del tema, en 1975, en un disco de 45 Revoluciones por minuto y con el respaldo de “Me robaron el sombrero”, vino la canción “Saludo a Venezuela” de su autoría la cual grabo con su acordeón y su voz, dice así:
“Juancho Polo Valencia con mi caja y mi Acordeón, cantare con gran amor, así como me lo pide el pueblo de Venezuela”.
Diomedes también hizo lo suyo porque en el LP “Brindo con el alma”, su segunda producción con El Cocha Molina dio a conocer “Señora Caracas” una canción de su inspiración, en la cual se dirige con toda ritualidad y comedimiento a la Capital venezolana así:
“Señora Caracas como está la abrazo de corazón, desde mi Colombia con amor le vengo a cantar esta canción, hoy vengo a brindarle mi amistad porque quiero que me haga un favor, resulta que hacen dos años que no veo a mi morena, una linda muchachita flor de mi tierra costeña, y un amigo de mi infancia que bien conoce mis penas, me dijo fueron sus padres, la llevaron a otras tierras que la habían visto en Caracas Capital de Venezuela, oiga señora Caracas si usted la viera por favor, dígale a esa muchacha que estoy sufriendo por su amor”.
Las grabaciones exitosas realizadas por artistas venezolanos de canciones vallenatas con sus orquestas, necesita una crónica aparte.
¡Definitivamente, es tan cercana esa Nación a la nuestra que si allá estornudan a nosotros nos da catarro!