Un mes después de las elecciones de Senado, siempre en La Guajira comienza a trazarse un plan de supuesta rebeldía y a construirse el más enconado pronunciamiento con el más alto patriotismo guajiro en contra de la actitud de nosotros mismos porque votamos al Senado por candidatos que no son guajiros; también comienza a generarse un sentimiento de rechazo contra esos senadores que no son guajiros, esos que llegan por primera vez y sacan una buena votación, y también contra aquellos que repiten curules y vienen a La Guajira solo los 2 de febrero, y después regresan “a tranzar y ‘enmoquillar’ líderes para que les hagan la campaña”, y de esos líderes son muchísimos los que gritan a voz en cuello “que no votarán más por candidatos de otras partes”.
Que tan pronto lleguen “les van a cantar la tabla clarita”. Es más, son tan severos, estrictos y duros de decisión, esos “líderes parlantes”, que afirman, gritan, vociferan y hasta juran “que para las próximas elecciones van a votar solo por uno que haya nacido en La Guajira”. Dicen: “no es que venga a decirnos que tiene familia aquí”; no es que diga que fue bautizado aquí y se fue y ahora regresa con capacidad de gestión, ¡no!
“Van a votar solo por uno que le hayan enterrado el ombligo en La Guajira”. Y de esto hacen eco líderes de todas las dimensiones de la sociedad, jóvenes y mayores políticos, periodistas y locutores, columnistas y generadores de opinión, mandamás de las casas políticas, maestros y profesionales. Es decir, se edifica una cruzada de motivación que se llega a pensar, “en las próximas elecciones tenemos 2 senadores seguros en La Guajira”.
Eso que acabo de describir es el escenario de dolor y rabia que se arma cada 4 años, repito, después de las elecciones de Senado. Y es el escenario más prostituido y violado después por esos líderes parlantes y muchos guajiros más. Pero para las elecciones al Senado, mejor dicho ya, están llegando candidatos que no tienen ningún atributo para poder votar por ellos, de acuerdo a las condiciones que imponen los líderes parlantes.
Esos candidatos están llegando más temprano, están llegando nuevos, delfines y ‘guacarotes’, y desde Uribia hasta La Jagua, ya han sido homenajeados algunos, y no les han dicho ni mú de todo eso que se le iban a cantar una vez llegarán. Para muestra botón: hoy, 31 de agosto 2021, está en La Guajira el hijo de Ernesto Samper Pizano quién es candidato al Senado y dijo con el más fino acento cachaco, rolo, “que tiene derecho a representar a La Guajira porque ésta es la tierra de los ancestros de sus ancestros”.
Oh sorpresa que en la región de la Troncal, Riohacha y en otros municipios le tienen organizados muchos encuentros y ahí están muchos líderes parlantes. Vino, “con sus cachetes bien rojos”, reclamando ciudadanía guajira. Carajo, somos duros de carácter “de la boca para fuera”. Entonces, quiere decir que se abrió el arco hasta para los candidatos que nunca han venido a La Guajira o “que un amigo del papá de su abuelo una vez vino a hacer compras a Maicao” y ese es el pasaporte o visto bueno para venir a buscar votos en La Guajira porque por ese detalle tienen derecho y son casi benefactores de La Guajira.
Por Dios, seamos estrictos pero con razones de verdad y no con fútiles razones de rabia e impotencia; no volvamos a ser presas del “emprendimiento electoral y caros negocios sin facturas”. Guajiro es, entre otros fundamentos, el que desde sus padres, originarios guajiros, tiene nuestros usos y costumbres en su sangre y en su ser, pero no son los que solo digan: “yo soy guajiro” y punto. Estos últimos son los que nos dan la cachetada y se marchan sin responsabilidad con La Guajira, porque pagaron por sus votos, que nosotros les vendimos.