Esto que hoy se vive en Colombia, esta explosión social, ya la vivieron la mayoría de países de Sudamérica; solo faltaban dos: Chile y Colombia, y los dos la han vivido casi al mismo tiempo. Los mismos países de la apertura económica, que le abrieron las puertas en América Latina al neoliberalismo y los TLC; hoy 30 años después las mecas latinas de las sociedades del consumo y del libre mercado, que le iban a dar una sociedad de bienestar a sus ciudadanos, hoy ven aterrados como esos mismos ciudadanos impulsados por sus jóvenes se levanta contra sus políticas públicas de Estado.
Hoy en nuestro país todavía vivimos, tenemos conciencias es de la Constitución de 1886, de la Regeneración y no de la Constitución de 1991 de la democracia participativa y la descentralización administrativa y presupuestal del país, que llegó hasta los municipios y de ahí se regresó.
El mundo cambió, estamos en la era de la democracia participativa, no se han dado cuenta ni siquiera los políticos; la democracia representativa pierde cada día validez; el artículo 3 de nuestra Constitución, evoluciona más; estamos a puerta de un nuevo sistema de Estado, la tecnología avanza y con ella el conocimiento; ya los próximos partidos serán los demócratas representativos y los demócratas participativos.
Hay que decir una gran verdad, así duela: todos los políticos de este país están ciegos, sordos y mudos por el interés personal; nadie piensa y siente al país, al colectivo; al sentir, al pensamiento del pueblo; todos creen tener una gran oportunidad, pero son pocos los que piensan o sienten que el país, el pueblo tienen una gran oportunidad histórica de construir el país que nos incluya a todos; que construyamos al país como país, a la nación como nación; estamos en el siglo XXI, pero muchas de nuestras luchas pertenecen a la era de la escolástica del medioevo y la oportunidad es esta: la juventud quiere hablar; los sectores sociales y las poblaciones excluidas; lo ideal es que un gobierno se siente con su pueblo, cuando existe diferencias a dialogar; hay que tener el coraje de aceptar la realidad de lo que está y no pecar de legalista y menos en tiempo donde muchos ignoran la ley, tenemos que entender que la única forma de construir nación es mediante consenso, reconciliando las divergencias que existan, no podemos seguir en un país donde reinen las diferencias en forma peligrosas; si el gobierno actual no se representa en construir consenso acerca de los temas que se le plantean; debe existir alguien que sí lo pueda hacer, estamos a menos de un año de las elecciones nacionales, ya es hora de tomar decisiones en un país que es un barco en medio de una tempestad en alta mar.