Una cosa es querer gobernar, saberlo y gobernar bien como lo demanda la Constitución; muchas veces por la vía de las urnas se ha terminado dándole responsabilidades de gobierno a personajes sin experiencia alguna, ni formación, ni nada que tenga que ver con lo sagrado de gobernar y gobernar bien. No podemos perder del radar un compromiso en la búsqueda del bien colectivo que requiere de habilidades especiales, talante adecuado y una integración compleja entre ideas, capacidad gerencial, sentido de lo público, conocimiento de los asuntos más escondidos del andamiaje del Estado, inspiración contagiosa de entusiasmo y colaboración, liderazgo a través del ejemplo, sentido del mando, prudencia, transparencia, audacia y decisión sin ser un dictador.
Dentro y fuera de los escenarios democráticos, en esta diversidad de colores que ofrece la clase política donde desfilan personajes de toda índole al son que más les convenga y quienes se consideran políticos ungidos y buscan a toda costa y que se les sumen: empresarios, publicistas, milagreros, brujos, comunicadores, líderes religiosos, personajes de la farándula, deportistas, convictos, exconvictos retirados, hasta payasos y malabaristas.
Cada uno cree que con sus explicaciones cómo gobernar, al menos desde la óptica de su buen entender y de su formación personal sobre la base de que las buenas intenciones e inclusive el buen criterio bastarían para obrar decentemente y enderezar torcidos que molestan a ciudadanos que esperan, con inocencia e ilusión, que aparezca quien por una vez por todas o por lo menos llegue con la tarea, la responsabilidad y la conciencia de hacer las cosas bien.
Si analizamos conscientemente que Colombia es un Estado de derecho y nos es más que aquel Estado donde las ramas del poder público actúan conforme a un ordenamiento y se opone a los sistemas dictatoriales en donde los funcionarios pueden obrar a su libre arbitrio; tenemos el deber moral por nosotros, por la familia, por una sociedad con derechos, de no permitir que un personaje en la mayoría de sus actuaciones muestra su extravagancia, otras de pintoresco, o con pensamientos malévolos y con rasgos de tirano, se puede traducir el hecho que está detrás del poder para ejercerlo de manera primitiva y brutal, como si gobernar consistiese en dar órdenes para sentir el vértigo de ser obedecidos y apreciar el movimiento de un rebaño al ritmo de su inspiración, como últimamente lo expresó con arrogancia: “En mi Gobierno los generales de la República obedecerán al presidente de la República”.
La Constitución detalla la libertad y los derechos de ser elegidos y elegir, pero hablar de gobernar nos referimos a la acción del manejo de autoridad sobre un espacio en específico, que puede ir desde un país hasta un hogar, en el que la persona encargada de gobernar será la responsable de direccionar las acciones de aquellos a los que gobierna con todas las garantías constitucionales sin espejos retrovisores.
El pueblo venezolano ha alzado la voz, no tiene miedo a pesar de las amenazas del régimen, como en Venezuela, en Chile y Nicaragua también se ha votado a favor del cambio, estos países fuertes del eje de gobiernos de izquierda en América Latina ¿y cuál han sido los resultados? millones de emigrantes en la búsqueda de un mejor vivir y por la protección de sus familias.
Hoy en Colombia los que de una manera vengativa, incendiaria, que prometen economías proteccionistas. ¿Creen que este proteccionismo va a acabar con estos cambios políticos? Están equivocados. Y es en las urnas donde no podemos dejarnos malorientar, porque el voto es secreto e independiente, y decisivo por el bien de todos.
Nuestra responsabilidad es con nuestra familia, con nuestro país y con nosotros mismos, es votar por quien verdaderamente creamos que es la mejor opción y no por las razones equivocadas; si vas a votar en contra, vota en contra del disociador, de quien usa a los jóvenes para después no cumplirles. Solo estás tú, con tu conciencia, es por tu generación y por las otras generaciones que merecen también unos derechos que garanticen su futuro.