Como si la fauna política de este país no fuera suficiente ahora el Congreso tendrá más animales gracias a la genialísima idea del “Camaleón” Roy Barreras –presidente del Senado–, que no se le habría ocurrido ni a García Márquez cuando escribió ‘Cien años de soledad’ y es que en pleno siglo XXI las mascotas pudieran ingresar al Capitolio Nacional, recinto sagrado de nuestra democracia donde funciona el poder legislativo.
Pero en la aldea macondiana que es Colombia, parte de ese universo donde suceden las cosas más inverosímiles, resulta y acontece que el señor Roy Barreras Montealegre para quedar en la historia como Presidente de esa corporación, se le ocurrió que a los salones del Senado y la Cámara pudieran entrar las mascotas de los congresistas para que los acompañen durante las sesiones; como quien dice meterle más animalitos a la jauría de fieras que ya pululan en la jungla del Congreso.
Gracias al amor del “camaleón”, Roy Barreras por los animales ahora nuestro Congreso será “pet-friendly” ¿y eso que carajo es?, preguntó el corroncho. Eso es volver amable con los animales un espacio o lugar de trabajo, de manera que los confortables salones del Congreso sean un espacio de disfrute no solo para los honorables padres de la patria que van allí a roncar y a hartarse de refrigerios durante su ardua labor, por cierto bien pagada (35 millones) por hacer poco; sino también que ese lugar sea un espacio de relax para las tiernas mascotitas, gatitos y perritos que ahora podrán sentirse a gusto en ese mundo animal de nuestro Congreso lleno de micos, ratas y lagartos, con derecho también a que ellas reciban su ración de merienda de concentrados de diversos sabores y aromas.
En un país de leyes, leguleyos, ilustrados y letrados congresistas como el nuestro, al senador Alirio Barrera le dio entonces por llegar montado en su caballo “pasaporte”, un bello ejemplar equino blanco con cara de animal citadino acostumbrado a subir escaleras, alegando su derecho a la igualdad como lo tiene la senadora Angélica Lozano para entrar con su mascota, y el “Camaleón” Roy para llevar a superrito “covid”, pues él también puede ingresar a su mascota “pasaporte”. El caballo se robó el show y fue el foco de atención el día que entro triunfante al Congreso nacional, en un espectacular acto de circo para el pueblo visto por la tele.
Ahí está pintado el realismo mágico de Gabo que solo podemos ver en Colombia. Todo mundo se sentirá ahora con derecho y tendrá vía libre para meter al Congreso serpientes, sapos, cocodrilos (habrá que construir charcas), tigres, leones, etc. Solo falta que ingrese el payaso de Mockus montado en su elefante como cuando contrajo matrimonio en un circo, para que el circo este completo.
Apenas decirlo pero desde hace rato nuestro congreso se convirtió en un circo, un relajo total donde cada quien entra vestido como le da su gana. El 20 de julio día la posesión de los Congresistas el Capitolio parecía una plaza de mercado con vestimentas de todo tipo, vimos llegar a un honorable representante montado en unos elegantes zapatos de mujer, ya otra parlamentaria calzando alpargatas. Un recinto como el Congreso merece respeto y quienes ingresen a su interior deben observar unas reglas mínimas de cortesía y protocolo en la forma de vestir, por lo que representa como institución del poder legislativo y la majestad del recinto donde se hacen las leyes. Ya de por si avergüenza la poca preparación de muchos congresistas al escucharlos al hablar.
Senador Roy Barreras póngase serio y déjese de payasadas como la de permitir mascotas en el Congreso. El Capitolio no es un lugar para animales sino para hombres (incluido el femenino) que deben cumplir la misión de hacer las leyes. Si los parlamentarios quieren tener sus mascotas es su derecho tenerlas pero en sus casas, fincas o lugares privados. Imaginemos el caos que se generaría si todo mundo llevare sus mascotas a las oficinas de trabajo, en los medios de transportes, a los colegios, a la U, a misa, a los partidos de futbol, el despelote seria grande por esa convivencia permanente hombre-animal en todo sitio y lugar, haciendo imposible la tranquilidad. Eso es ridículo.
El país espera un Congreso serio y productivo de buenas leyes, no entreteniendo al pueblo con estas payasadas de circo barato que afectan su imagen institucional, y a usted –señor “camaleón” Roy– lo ponen a la burla de la opinión pública. Si de verdad usted quiere pasar a la historia como Presidente del Congreso deje huellas de su gestión parlamentaria tramitando y aprobando importantes iniciativas legislativas, pero no haciendo estas boberías propias de nuestro subdesarrollo.