Hace más de treinta años el boom de lo que sería el despegue de La Guajira, era la explotación del Carbón y el Gas, recursos de origen fósil, los más avivatos se enriquecieron en su papel de esquirolaje en favor de las trasnacionales, anunciaron que se sobrevenía el paraíso y, jugaron a invisibilizar a quienes advertían la continuidad y profundización de la precariedad en el Departamento, como en efecto ha sucedido.
Ya se agotan las reservas de gas, los negociantes buscan otras fuentes, pesa sobre el ambiente la descarbonización que pide a gritos el cierre de proyectos como el Cerrejón, para contener en el mundo la emisión de gases de efecto invernadero. Ante este incontenible proceso el pueblo tiene que prepararse advierten los acomodados, ¿será a morir? porque del Estado no surge ninguna propuesta digna.
En mi condición de economista, aprendí, y lo saben los eruditos colegas de la región, que en la sociedad capitalista se dan relaciones de desarrollo desigual entre los países que se considera el centro o potencias y sus satélites o países dependientes, caracterizados por el subdesarrollo económico, caso específico de Colombia frente a los Estados Unidos. Aprendí que en al interior de los países capitalistas atrasados como el nuestro, se reproducen las mismas relaciones entre sus regiones; unas regiones concentran en mayor grado capital financiero y por ende son las zonas de mayor desarrollo; para el capital no juega el sentimentalismo, para el capital está por encima de todo la ganancia, elevar al máximo la ganancia. No se haga ilusiones con el capitalismo.
Que la transición energética sea justa es un deseo plausible, pero no deja de ser una ilusión si no va acompañada de una acción colectiva que demande mediante la acción organizada y movilizadora del pueblo guajiro el levantamiento de un pliego general de peticiones a negociar con el Gobierno central, que haga de esta transición energética una vida menos traumática de la población.
En los foros abundan los eufemismos, manera de dorar la píldora del saqueo energético, ¿de qué nos ha valido que la minería aporte a La Guajira el 38% de su PIB, el 22% de la producción energética nacional? Recibimos, muy a su pesar, el vejamen de las empresas prestadoras del servicio energético con el beneplácito del gobierno. Se nos dice que hemos sido bendecidos por Dios por el potencial energético que posee nuestro terruño; bendecidas si, las trasnacionales que saquean y expolian nuestros recursos, el diablo del capitalismo anda suelto haciendo ochas y panochas, con 55 proyectos de generación eléctrica eólica y solar y, dos proyectos de interconexión eléctrica nacional que cruzan el corazón de nuestra guajira dejando a su paso conflictos interclaniles, problemas ambientales, etc.
Mientras aspiran raponarse la generación de 8.000 Megavatios, en 55 proyectos: 19 solares y 36 eólicos, según el Ministerio de Minas y Energía; nuestros niños: o mueren por desnutrición o, crecen macilentos.
Ampulosos los burócratas colombianos y guajiros se llenan la boca al hablar de explotación sostenible, en foros de yo con yo; la minería no es ni sostenible ni responsable, es atroz.