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Las cosas valen de acuerdo con lo que sirve, amparado en calidad, resistencias competitivas y garantías confiables. La Guajira no está para regalarse ni subutilizarse, ni mucho menos, mal venderse por quienes nos gobiernan en el centralismo, aprovechando la oportunidad de beneficios personales, en nombre del territorio.
Todos los guajiros debemos ejercer como representantes y veedores de nuestros derechos e intereses; levantando la voz, cuando sea necesario, denunciando malas acciones, que desmoralizan y causan daños y perjuicios colectivos. Que predomine la voz y el aval popular, para ver si así, cambian las cosas, frente a quienes nos representan y gobiernan, modificando el estilo de vida, en un ambiente progresivo.
Dios privilegió a La Guajira, una península energética, con variados frentes fronterizos; que de muy poco nos ha servido a nativos, por estar supeditados, aún centralismo absorbente, que nos tiene pasmado, atrofiado, asfixiado y utilizado; de gancho y paracaídas, en perversas y constantes, prácticas de corrupción,la última, Ungrd. Es hora de que le pongamos freno, no silenciándose, si no denunciando, sin temor a amenazas que puedan originarse. Hagamos valer el sentido de pertenencia, para que nos respeten. ‘A lo tuyo tu”.
La Guajira Norte es un territorio desértico especial, para generar las energías alternativas, eólica 24 horas, 365 días del año solar, 10.7 horas de luz día, durante todo el año, 30.000 gigavatios. Puede constituirse en una gran fuente de energía eléctrica, para proveer el 60% del consumo nacional. Apoyemos a la Nación wayuú, en la suspensión de proyectos adjudicados, por el entonces presidente, Iván Duque Márquez, sin que se hubiese legislado el marco legal, sobre derechos retributivos y compensatorios, a que tienen derechos los territorios, donde se exploten de manera masiva, la generación y comercialización de energías y sus derivados, como el hidrógeno.
“Han fracasado los proyectos de energías en La Guajira”. “Los indios no dejan hacer nada”. Es importante analizar el asunto y comprenderlo. Es insoportable que se invada el territorio, con una cantidad de operadores de las energías alternativas, a quienes el Gobierno les negoció y adjudicó contrato de concesión, para la explotación y comercialización, sin tener en cuenta celebrar consultas previas, para ganar el consentimiento popular, de los dueños del territorio, previos acuerdos formales participativos.
No es La Guajira la que fracasa con los proyectos concesionados, sino el frío centralismo de Bogotá, que considera a la península de La Guajira, como una finca, a la que tienen facultades y atribuciones, para hacer y deshacer. Oportuno frenazo de la nación wayuú contra el centralismo para no tener que repetir los resultados de la explotación de carbón, ilusionado de espejismos, fantasías, series de mentiras y falsas promesas, que terminaron fallidas.
Los guajiros queremos emprender desarrollo y progresos es una nueva oportunidad de bonanzas en la que no podemos seguir de ‘convidado de piedra’ relegados a un segundo plano, ni muchos menos, indiferente; con comportamientos pasivos, negativos y negligente, que a nada conlleva, sino a arruinar la pobreza que padecemos. Que prevalezca la autonomía territorial y la soberanía popular.
La activación energética es una necesidad de urgencia, estamos en amenaza de apagones, por los bajos niveles de aguas en las represas, afectadas por el fenómeno del Niño y el recalentamiento climático. Nos tienen al borde de locura, con desmesuradas facturaciones del consumo de energía eléctrica. Creo que nadie en rozamiento, se oponga a proyectos de gran magnitud económica, socializados, concertados y negociados; con la nación wayuú” para que se suscriban acuerdos y compromisos. No basta con entregar dineros individualizados, ni dividir, para reinar en resguardos indígenas, que deben unificarse de manera federalizada, para prevenir, divisiones y confrontaciones internas, defendiendo sus bienes y derechos, apartándose de intereses personales, frente al bienestar general y común.
Rodeemos al presidente Gustavo Petro, con su equipo de gabinete, mancomunadamente con el señor gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, para dialogar, socializar, concertar, intermediar y materializar, acuerdos de participaciones y soluciones, cumpliendo compromisos suscrito durante términos establecidos.
Tengo fe que los mandatarios, nacional y departamental, limen: causas, motivos, diferencias y asperezas; entre las organizaciones wayuú y concesionarios, para continuar implementaciones e instalaciones, de equipos y conexión de transmisión, para producción y comercialización, de energías alternativas, generada con combustibles natural, (aire y sol), suministrado por el territorio peninsular de La Guajira, ganándose el derecho de compensación y retribución, proporcional, con ganancias que se obtengan de operaciones mercantiles, en condiciones equitativas y preferenciales, sobre vinculaciones, laborales, ofertas de servicios y comercio; siguiendo el ejemplo del departamento del Cesar; con operadores mineros de carbón; diferente a los subcontratistas del Cerrejón, que a ningún guajiros vinculan.
Los parlamentarios, senadores Alfredo Deluque Zuleta, Martha Peralta y Representantes a la Cámara, Juan Loreto Gómez y Jorge A. Cerchiario F., deben participar, conjuntamente, con el presidente, Gustavo Petro y el gobernador Jairo Aguilar, en mediaciones y soluciones, de la transición energética en La Guajira, aportando criterios positivos, que unifiquen, sin desventajas de beneficios, ni incidencias caóticas, que estanque ejecuciones de proyectos de energías alternativas.
Directores de medio de comunicaciones, periodistas y columnistas; además de observador e informador, debemos ser activo, orientando, motivando, insinuando, promoviendo foros, en su participación, sin inclinar la balanza a la parcialidad informativa, sofocando el fuego, generado por diferencias de intereses. Asumir la tarea y responsabilidad, de sacar adelante,reformas unificadas, en transición energética. El estado emergente que vivimos es apremiante, para consolidar de buena fe, sin ganadores, ni perdedores, el lanzamiento masivo, de la transición de energía eléctrica, que concierten y acuerden, los concesionarios con la “nación wayuú” y el Gobierno nacional.
Los valores facturados de la energía tradicionales se han incrementado hasta más de un 500%, lo cual tiene a la sociedad y comunidades, patinando, con negocios, quebrados y cerrado. El cambio debe ser inmediato, para bajar el costo de la canasta familiar, donde no alcanza recursos para cubrirla.
No olvidemos la operación de la represa del río Ranchería, para el suministro de agua, con la aplicación de la norma que dispone, obras por impuesto de renta, que sufragaría el Cerrejón.