“Terminó el padre la misa y ya casados están, preparado estaba todo y especial la luna”.
Consideramos pertinente iniciar nuestra crónica post electoral con el aparte transcrito de la canción titulada ‘Esta es mi historia’ de Roberto Calderón que dieron a conocer Los Hermanos Zuleta el 24 de agosto de 1984 en el corte número 3 del Lado B del LP titulado ‘039’ por la potísima razón que con la realización de las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles realizadas en el día de ayer quedó protocolizado el matrimonio de conveniencia mutua entre la ciudadanía y quienes habrán de representarlos en esas dignidades.
Del proceso electoral que quedará concluido desde la perspectiva administrativa cuando concluyan los escrutinios quedan muchas heridas por la intervención en estas campañas de personas que confunden a sus adversarios con sus enemigos, igualmente gente que por ignorancia supina dejan de ser seguidores de los candidatos de su predilección para volverse fanáticos, de ahí aquellos casos en que los velones son más agresivos que los dueños de la olleta, esa situación hace un daño enorme a la política y a las familias, porque tal como lo ha dicho en la canción ‘Por jugar al amor’ Marciano Martínez, “dice un adagio que a quien pega se le olvida y que recuerda el de la ofensa recibida” quedan los protagonistas en el terreno del conflicto, ya no es como antes cuando las controversias políticas terminaban con la política, por eso decía mi vieja que no le gustaba la política porque los políticos “En elecciones se están matando y después los ve uno comiendo en el mismo plato”.
Ha concluido un periodo electoral particularmente complejo, en desarrollo del mismo se evidenciaron en La Guajira y en el país, situaciones alarmantes de inversión de valores, fueron muchos los proyectos económicos los que se sometieron a consideración de los ciudadanos disfrazados de proyectos políticos, sectores activos de economías discutibles han visto ahora en el erario público un botín que disputan acudiendo a los expedientes menos presentables de la actividad reprochable esgrimiendo lo más bajo de la condición humana, todo bajo los aplausos de miles de nuestros conciudadanos que no sabemos si están ciegos o anestesiados, o son víctimas de su propia ignorancia, esa es una vaina peligrosa, porque cuando las personas invierten recursos millonarios para alcanzar esas posiciones de representación y de ejecución de recursos públicos no están dispuestas a perder, y si alguien se atraviesa en su propósito de apropiarse de los recursos públicos no les importa eliminarlo porque para ellos el fin justifica los medios, si lo logran dicen que fue por su berraquera, pero si pierden siempre buscaraán un culpable, esa es una amenaza real que no podemos desestimar, es una pretendida reconversión de oficios para pasar de los renglones de las prohibiciones Éticas a los títulos del Código Penal.
Gracias a Dios y como quedó establecido en una de las siete palabras de Jesús en la cruz, “Todo está consumado” en consecuencia toda la atención estará concentrada en las estrategias que habrán de desplegarse para darle cumplimiento a las promesas de campaña, las Santas Escrituras en ‘Eclesiástico’ imperan que “El gobernante sabio educa a su pueblo y organiza bien su gobierno, todo pueblo tiene el gobierno que se merece. Cuando el rey es ignorante el pueblo acaba en la ruina, cuando el rey es sabio el pueblo prospera”. Evidentemente nos conmina el altísimo para que los próximos gobernantes se constituyan en buen ejemplo para nuestros muchachos que están en proceso de formación, que den más importancia a la inteligencia, al conocimiento y la honestidad que al dinero, las malas mañas y a los oportunistas, que nuestros jóvenes cuando salgan de La Guajira se sientan orgullosos del suelo que los parió y no que cualquier forastero se sienta autorizado para irrespetarlos diciendo que en el lugar más septentrional de Colombia habitamos los más corruptos de nuestra patria.
Ahora toca orar para que a los nuevos mandatarios y miembros de corporaciones electos no se les suba el humo a la cabeza, porque conozco múltiples casos que desde el día que toman posesión se transforman, dejan de saludar a los vecinos, no vuelven a contestar llamadas a los amigos, creen que los aduladores los quiere más que la familia, se montan en Toyota de altagama para notificar a la sociedad que la vaina cambió, que ya son ricos y actúan como capos de malos pasos, es el motivo por el cual a algunos amigos y familiares que me han manifestado que aspiraran a alguno de esos cargos les aconsejo que no, por una sola razón, es que no los quiero perder, se rodean de un grupito de saca micas que les dicen lo que ellos quieren escuchar, y vuelven a acordarse de sus antiguos amigos, de los que tenían cuando eran pobres cuando alguna de las ‘asustadurias’ les pone la manila en el pescuezo, ahí si vienen con carita de aprendiz de brujo ensayando el primer parapeto a preguntarle a uno “Y como son sus relaciones con fulanito?”, eso yo no lo perdono, que los perdone Dios; señores el Papa Francisco nos enseñó que “Hay que saludar a los que encontramos cuando vamos subiendo, porque son los mismos que encontrarás cuando vengas bajando”.
Historias de ingratitudes de elegidos en elecciones hay como arroz, las principales víctimas son esa pobre gente que sin más alimento que la ilusión, ni más agua que la esperanza, tiran canilla de sol a sol detrás de los candidatos, los cuidanderos de comandos y pegadores de afiche, las mujeres que muchas veces sufren hasta abusos y embarazos inesperados de choferes o ‘asesores’ de los candidatos que después niegan la paternidad de la criatura, esa gente es a la primera que zafan.
Recuerdo a esta hora cuando unos celebran y otros andan buscando culpables de la derrota que Evaristo, mi padre después de la elección, visitaba a los amigos en los pueblos para darles las gracias por el apoyo recibido, era divertidísimo, yo lo acompañaba a todas partes para enterarme de todo, me gustaba escuchar a los viejos, de ellos aprendí lo que sé, ya eso no se ve, los que comieron bollo con suero con humildes viejitas más nunca llegan por allí, mi padre servía a la gente, ahora se sirven de la gente, Dios bendiga nuestra institucionalidad!.