Como decía Carlos Huertas: “allá en Fonseca, donde brilla la luna entre cardón y tuna suena un acordeón”, la hermosa Tierra del Festival del Retorno, nació Stevenson Marulanda Plata, benemérito, estudioso y glorioso personaje; el 13 de julio de 1952.
Su padre lleva por nombre Rafael Enrique Marulanda Aarón, oriundo del corregimiento de Cañaverales, municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, y su madre Clodomira Elena Plata Mendoza, nacida en Corral de Piedras, también jurisdicción de San Juan.
Compartió su crianza con el caserío de Guamachal, muy cerca de San Juan. Tiene 8 hermanos de padre y madre: Carlina (qdep), Josefina, Róbinson (qepd), Sonia, Édinson, Emerson, Harrison y Jefferson ‘Rosquete’ Marulanda Plata (qepd); de padre están: Orlando Bienvenido Marulanda Soto (qdep), María Claudia, Maite, Doris y Rafael Enrique Marulanda Duarte.
En su época de adolescencia en Fonseca, cuando apenas tenía entre 14 y 17 años, practicó el boxeo, participó en competencias en ring, mucha gente pagaba para irlo a ver. Era gimnasta, le encantaba la actividad física. Jugó básquetbol, y recuerda que asistió con su equipo del colegio al primer Festival Vallenato a competir con el Colegio Loperena, era el año 1968. Visitaron la Plaza Alfonso López, en Valledupar.
Stevenson vio tocar a Alejandro Durán en esa ocasión, hacia cuarto de bachillerato en la Escuela Normal Superior de Varones de Fonseca, nada más existía hasta cuarto en dicho colegio. Por eso en 1969 su hermana mayor, Sonia, quien era licenciada en idiomas, lo rescató y se lo llevó para la capital del país donde era profesora. Le consiguió un cupo en el Colegio Externado Nacional Camilo Torres, una institución con alto nivel educativo.
De matar pajaritos con honda en Fonseca llegó a esa prestigiosa alma máter. En quinto de bachillerato le fue bien, con uno de los mejores promedios y se ganó una beca para el sexto grado. Demostró su perrenque, pues en su tierra natal nunca sobresalió, era del montón, terminó con honores su secundaria con el ánimo de hacerse a unos ahorros para convertirse en profesional.
Consiguió trabajo en San Juan del Cesar como profesor. Laboró un año en la Normal Nacional de Señoritas, de esa localidad. Todos los días, a las 6:30 a.m. debía ir en el bus de esta institución a recoger a las alumnas de La Junta y La Peña. Recuerda a las hijas de Gonzalo Sierra y Fanny Vergara, que estudiaban en la Normal, con quienes se llevaba muy bien. Lo esperaban con una buena taza de café todos los días.
Heredó de su tío Gregorio Marulanda Aarón, quien era médico, su amor y vocación por la medicina. En 1972 se presentó en la Universidad Nacional en Bogotá y pasó de una, sin palanca ninguna. Su inteligencia le abría caminos. Obtuvo uno de los puntajes más altos en esa oportunidad. Terminó sus estudios de pregrado en medicina en 1980. Su año rural lo hizo en San Juan del Cesar. Lo ubicó allí el doctor Práxedes Bolaños Brito. Fue una experiencia fructífera, era un galeno que resolvía, operaba apéndices y realizaba muchas cirugías más.
Marulanda Plata considera que realizó un rural magnífico. Los médicos de hoy poco resuelven.
Retornar a San Juan, ya no como profesor, sino como médico lo colmó de gozo y alegría. Adquirió muy buenos amigos en esta bella tierra. Era muy querido por el pueblo sanjuanero. Entabló una gran amistad con el compositor Hernando Marín, y su agrupación de guitarras, conformada por ‘Lucho’ Gutiérrez, Saúl Hinojosa y Pablo Ariza. Parrandeaban y serenateaban con frecuencia.
Decidió viajar en 1982 nuevamente a la capital del país para especializarse. Se presenta en la Nacional y pasó directamente con una alta calificación. Inició sus estudios en cirugía general, Cuando tenía todo listo para regresar a Valledupar a trabajar como cirujano se presentó la oportunidad de concursar para profesor y obtuvo uno de los mejores puntajes para de esta manera convertirse en profesor de cirugía de la renombrada Universidad Nacional, un logro grande al que pocos acceden.
Luego aspiró a la presidencia de la Asociación Colombiana de Cirugía, un cargo de mucha envergadura y prestigio, al que se llega por votación nacional y meritocracia. Ganó con sobrado margen de votos, es de anotar que solo dos personas a nivel nacional han logrado ostentar este cargo en dos ocasiones: el Dr. José Félix Patiño Restrepo, de Bogotá, que es una eminencia mundial y el invitado de hoy a mi crónica, el fonsequero Stevenson Marulanda Plata.
El doctor Marulanda Plata tiene cuatro hijos con tres damas. Dos mujeres: Marcela Jimena (esteticista, residente en Miami) y Lina María Marulanda Durán, quien es (médico especialista en patología), Jorge Stevenson Marulanda Vargas (médico) y Valentina Marulanda Corzo (también médico). Y alguien muy especial a la que no quiere dejar de mencionar es su nieta Valeria, hija de Lina. Su esposa lleva por nombre Sofía Gómez Kariaz, abogada penalista, trabaja en la Fiscalía General de la Nación.
Reconocimientos
Publicó muchos artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Hizo varias investigaciones y eso le representó varios galardones en Colombia y el exterior, como el Premio de la Asociación Colombiana de Gastroenterología, por una técnica quirúrgica que inventó; Premio Latinoamericano de Cirugía, por emitir unos conceptos de pancreatitis. Su carrera académica fue sumamente exitosa, actualmente es profesor emérito del Hospital Universitario La Samaritana, adscrito a la Universidad Javeriana, donde ejerció como jefe de departamento.
Modificó la estructura de sus programas, diseñó y corrigió los currículos, formó grupos de cirugía bariátrica, independizó las cirugías de tiroides, las de cuello. Es también fundador del Colegio Médico Colombiano, su primer presidente. En estos momentos está nuevamente en la presidencia.
Fundó la Asociación Nacional de Profesionales de la Salud. De esta hacen parte no solo los médicos, sino todas las agremiaciones afines, como: odontólogos, enfermeras, terapistas, nutricionistas, instrumentadoras, químicos farmaceutas, bacteriólogos etc.
Sin ser parlamentario llevó al Congreso de la República una proposición que se hizo ley, haciendo cumplir el artículo 26 de la Constitución Colombiana; buscó, luchó y consiguió una norma para que le diera funciones públicas a los colegios médicos, es la ley 1164 del 2007. Se llama Ley del Talento Humano. Esta le da autonomía a los colegios médicos que son 12 actualmente en Colombia. Que el artículo 26 de nuestra Constitución esté vivo en materia de salud es obra del Dr. Stevenson Marulanda Plata.
El Municipio de Maicao, departamento de La Guajira, le otorgó una distinción, la Asamblea Departamental le dio el máximo reconocimiento, el Municipio de Fonseca le entregó el Higuito de Oro, la Universidad de La Guajira también lo galardonó y el Municipio de Barrancas lo exaltó en una oportunidad.