Con las postulaciones de candidaturas presidenciales en convenciones partidistas se inicia en firme las campañas en EE.UU. con la que participan dos partidos políticos, Demócratas y Republicanos, similares a Liberales y Conservadores en Colombia, con diferencia en colores invertidos de las banderas. La bandera roja es republicana y la azul, demócrata, aquí los Liberales son rojo y Conservadores azul.
La elección del presidente de Estados Unidos no es directa, sino indirecta, a través de delegados de los Colegios Electorales, que representan a cada uno de los 50 Estados federales que conforman la unidad nacional territorial de EE.UU.
Es decir, una elección de presidente no se gana por la cantidad globalizadas de votos que sufraguen los ciudadanos electores, sino por el número de delegados que logren obtener en cada Estado donde el partido triunfe, ganando la totalidad de delegados que le corresponden al citado estado, cuya sumatoria para triunfar debe superar los 270 delegados encargados de elegir al presidente.
El número de delegados depende de la cantidad de habitantes de cada Estado. Los Estados que mayor número de delegados tienen, de los 538 que representan los 50 estados federales, son: California (55), Texas (38), Florida (29) y New York (28). El candidato ganador de un determinado Estado deja al derrotado sin ningún delegado, así la diferencia haya sido de uno o diez votos, cuando en democracia el nivel debe ser proporcional y porcentual, de acuerdo a la cantidad de votos que cada candidato haya tenido, pero no es así en el sistema político electoral americano.
El Partido Republicano postuló en la convención celebrada el pasado jueves 18 de julio del presente año en Pensilvania, al candidato Donald Trump, quien fue víctima de un atentado donde resultó herido por un disparo que rozó la oreja derecha, ejecutado por un militante del mismo partido del candidato en el citado Estado, de 20 años, que aportaba donaciones a la campaña de Trump. Los motivos del hecho criminal constituyen causa de investigación por la agencia FBI y autoridades norteamericanas.
El expresidente Donald Trump es un opositor acérrimo a los controles sobre comercio y uso de armas de fuego, considerando el patrocinio económico que aportan a la campaña. Las armas se negocian libremente en tiendas autorizadas a quienes busquen comprarlas con el documento de identificación.
El Partido Demócrata viene gobernando con el presidente Joe Biden ganando las primarias sin ninguna competencia al interior del Partido Demócrata, lo que le da derecho a la candidatura de reelección en el referenciado partido político en favor del presidente, que tiene 82 años. Las múltiples acciones y operaciones diarias a cargo de un presidente agotan el estado mental y físico sobre todo a personas de la tercera edad, donde el deseo no es correspondido por el deterioro natural y material del cuerpo humano.
Congresistas y dirigencias del Partido Demócrata de Estados Unidos, han considerado por motivos de lapsus, falencias, desacierto e incoherencias en que incurrió el presidente Biden en el primer debate público, transmitido por los medios de comunicación en el ámbito nacional, frente al candidato Republicano Donald Trump. El presidente aceptó no haber tenido una buena actuación a causa de cansancios y agotamientos físicos por los trajines rutinarios y actuaciones especiales que debe atender y resolver.
Existe preocupación de que el candidato Republicano Donald Trump, también de la tercera edad, con 78 años, vuelva a ganar nuevamente la presidencia de EE.UU. aprovechando las debilidades que adolece el presidente Biden, quien le ganó la elección pasada donde Trump buscaba reelegirse y de rabia indujo a una conspiración y provocaciones con alteraciones del orden público y conmoción para continuar gobernando, originando 8 muertos, entre ellos dos agentes de seguridad policiva, una cantidad de heridos y muchos detenidos que fueron judicializados y condenados, esperando que vuelvan a elegir a Trump para que los amnistíe y libere.
Lo mejor para el presidente Joe Biden es hacerse al costado y ceder a favor de su partido, la opción de lograr un triunfo en una competencia con un candidato enérgico y reverente que atraiga popularidad y respaldo económico, que se requiere en la contienda por la Presidencia de EE. UU. para derrotar al contendor.
El presidente Biden ha ocupado muchos cargos públicos, destacándose como senador, vicepresidente, durante ocho años, en el Gobierno de Barack Obama y por último actual presidente en representación del Partido Demócrata, dejando huellas positivas para un justo reconocimiento y retiro, permitiendo el espacio para que sea ocupado por otro copartidario antes que cargar una pesada responsabilidad de continuar con la candidatura sin el suficiente respaldo político y económico de demócratas en algunos Estados por reparos, originando una derrota que no debe asumir por terquedad u obstinación, afectando su salud por causa de señalamientos, atribuciones y mortificación de conciencia, que atormente el resto de su vida. Es mejor prevenir que tener que lamentar.
Terminando la redacción de este artículo, escuché en un titular de un noticiero nacional de televisión la información relacionada con la renuncia de la candidatura de reelección del presidente Joe Biden, lo que reactivaría el entusiasmo de los demócratas que estaban apagándose, preocupados por perder la Presidencia y mayoría en el Congreso, Cámara y Senado. El mundo se alegrará por la sustitución de candidatura en el Partido Demócrata para frenar nuevamente la elección del candidato republicano Donal Trump.