En la postrimería del gobierno del presidente Iván Duque Márquez, la aceptación popular está desplomada, va con más pena que gloria en el fenecimiento del periodo de gobierno, defraudando a muchos de sus aferrados seguidores, que se cansaron de defenderlo, en redes sociales y se silenciaron, porque quedan sin argumentos, frente a hechos y circunstancias, inesperadas y confrontadas, como las prometidas en campaña política, “menos impuestos y más salarios” promesa incumplidas, dejando un sabor, agri-amargo, entre quienes confiaban, en cambiar costumbres corruptas, con presidente joven, calificado de inteligente, pero resultó un fiasco, por errores, desaciertos y falsas promesa desconcertantes y cuestionables.
El presidente Duque comenzó el gobierno “camorreando” en contra del gobierno de Nicolás Maduro de la República Bolivariana de Venezuela, manifestando que al presidente Maduro le quedaban pocas horas en el poder colocándose al servicio de EE.UU, ofreciendo bases militares en el territorio nacional, sin mediar consecuencias sobre hechos fronterizos. Al presidente Duque, lo eligieron para atender y resolver problemas de Colombia, no de Venezuela. No para comportarse como vasallo del presidente Donald Trump, que no dejaba de descalificar a nuestro presidente, por inútil, aún cuando le prometía invasión y destrono, del presidente Nicolás Maduro, anticipando imposición de presidente de acto, a Juan Guaidó, que no ha sido más que un payaso, que lo manejan con cuerdas como a títeres.
Maduro, en sus alocuciones ofensivas y desafiantes, manifestaba que Trump y Duque, saldrían primero del gobierno que él, al parecer lo está logrando, a pesar de bloqueos y embargos económico que desató emigraciones de venezolanos, refugiándose en países vecinos, porque quedaron hasta sin petróleo, fortaleza financiera, que se apagó por orden de gobiernos norteamericano, de sancionar a quienes: exploten, compren o transporten petróleo venezolano, imponiéndose en el mundo.
El bloqueo ha sido tan extremo que impedía el ingreso de gasolina, al vecino país, despachada desde Irán. Venezuela, es víctima de la intransigencia de dos bandos radicales y sectarios, que le causan mucho daño a la humanidad.
Al presidente Duque le ha tocado torear la pandemia del Covid-19, pero nada que la toca. Este tercer pico, lo está corneando, por descontroles y mentiras, difundidas y divulgadas en programas noticiosos, presentados directamente por el presidente Duque en compañía del ministro de Salud, Fernando Ruiz. El programa de salud, direccionado por el presidente ha perdido sintonía por manipulaciones, imprecisiones e imprevisiones, restándole confianza y credibilidad, en manejos y resultados negativos, que diariamente registran, con alto volumen de personas, contagiadas y fallecidas, circunstancia que tiene a la gente, en estado de sosiego y zozobra, con los pelos de punta, por miedo e incertidumbre.
El presidente saltando en el caballo de ajedrez, radica en el Congreso, impopular reforma tributaria. A la vez expide decretos, para explotar hidrocarburos con técnica Fracking y reiniciar fumigaciones con glifosato, producto certificado como nocivos para la salud por ser cancerígeno. El costo por medio de fumigación por hectárea de cultivos de coca, oscila sobre 30 mil dólares, equivalente a $100 millones de pesos colombiano, que de nada sirven, para erradicar cultivos, cuando existe altas demandas de consumo de cocaína, en EE.UU y Europa, que de hecho financian los cultivos con el negocio narcótico. Cuando existe compromiso en el acuerdo del tratado de Kioto, suscrito por Colombia para ponerle fin al uso e industria, de combustible extractivos, fósiles y carbón, se siga insistiendo en práctica contaminantes de agua y dañina para el medio ambiente generadoras de carbonos por el solo interés, de conseguir recursos económicos fáciles, para nutrir la corrupción.
Para rematar, en medios de esta terrible tragedia humana, el gobierno, en asocio con militares de Estado Unidos, adquiere equipos de aviación, transportes de baterías y elementos de guerra; realizando prácticas de acciones bélicas, en el territorio de La Guajira, coloca a habitantes en grave peligro, donde se llevan a cabo las maniobras y ejercicios militar conjunto complementada con: Fragata Portuguesa, partículas del desierto de Sahara y dióxido de azufre, proveniente de un volcán en San Vicente, isla caribeña, conjuntamente con el covid, que se disparó y reforma tributaria, que nos deja de ripley, para enloquecernos. ¿Hasta dónde nos lleva Duque saltando?