“Yo soy el cantor de este pueblo guajiro, yo soy el cantor de esta tierra sagrada, disipo en mis cantos las penas del indio, con estas canciones que salen del alma”: Romualdo Brito, ‘El cantor de los indios’ 1979.
Se realizó el 17 de marzo reciente pasado el conversatorio homenaje a la vida y obra de Romualdo Brito López con motivos de celebrarse en dicha fecha el día de su natalicio un día de gloria en la población de Tomarrazón, evento organizado con las uñas y muchas peripecias por ‘Beto’ Brito, Yovanny Rivadeneira y otros Quijotes que no están dispuestos a dejar morir el recuerdo del gran cantautor y para que su nombre no le quede grande a su tierra.
En el evento fuimos contertulios Wilfrido Rosales “La biblia del vallenato”, el doctor Álvaro Ibarra Daza, Abel Medina y este cuerpecito que habrán de comerse los gusanos de Monguí, fue un encuentro cálido, documentado, sentido y merecido, pero, ahí viene la vaina, resulta increíble, que el Auditorio que lleva su nombre no se haya llenado como testimonio de gratitud para ese ser humano excepcional, que levantó su voz en defensa de La Guajira y de los guajiros cuando muchos otros se escondieron para pasar de agache ante las atrabiliarias medidas restrictivas de los derechos y los azuzadores de guerras familiares alentadas desde la institucionalidad, el hombre que exigía con letra, rima y melodía del gobierno nacional justicia social para nuestros hermanos Wayuu, sentí la verdad pena ajena con su familia, Robrilo merece más de su gente.
Los mismos que estuvieron ausentes aquel día, que tampoco asistieron al homenaje que se le realizó en la Universidad de La Guajira a Silvio Brito, son los mismos que cuando en Valledupar acogen, adoptan, reciben, exaltan y hacen protagonistas a los hombres y mujeres nacidos en este suelo, y le dan impulso a lo que ellos y ellas hacen enseguida dicen “Los vallenatos se quieren robar todo lo de La Guajira”, pero ellos ni rajan ni prestan el hacha.
Las nuevas generaciones deben estar enterados que Brito López además de un buen ser humano, un compositor escuchado, respetuoso y respetado, contestatario y corajudo, de él su obra musical habla de lo que había en su corazón, y nos permite dividirla entre su destacada misión terrenal como hombre cívico contestatario y con gran sentido social, defensor del acervo cultural e idiomático de su región, y letrista que colocaba rima y melodía a la poesía cantada de su inspiración, un análisis retrospectivo de sus canciones “Yo soy el indio, el cantor de los indios, soy marimbero, y mi proclama no dejan duda de su sensibilidad social, la primera grabada por Diomedes con Colacho en el año 1979 en el LP ‘Los Profesionales” .
No era fácil en un gobierno intolerante a la protesta social, y con el garrote de la represión en la mano decir : “Compadre yo soy el indio, que tiene todo y no tiene nada, trabajo para mis hijos, quemo carbón y pesco en la playa, yo soy el indio guajiro de mi ingrata tierra colombiana que tiene todo del indio y sin embargo no les dan nada…”.
La segunda la grabaron Adaníes Díaz e Ismael Rudas en el LP ‘Como siempre’ en la que expresa su orgullo cuando lo tratan de indio, y dice que: “Me siento orgulloso cuando me tratan de indio Porque el indio es noble como mi tierra querida”, siempre defendiendo a la comunidad indígena más representativa y numerosa de Colombia de las injusticias padecidas por el trato inequitativo que recibían de la Nación.
Dio cuenta también Romualdo de su sensibilidad social y su carácter vertical en aquel tiempo atroz recién terminada la famosa bonanza marimbera, en el fragor de las guerras familiares que martirizaban a La Guajira, y las armas de la República fusilaban los Derechos Humanos, fue la voz que reivindicó los derechos de un pueblo indefenso y silenciado. Sin importar que en ese oscuro periodo institucional el valor civil llegaba hasta donde comenzaba el instinto de conservación, lo hizo a su manera en 1979, aquella vez, con los Hermanos Meriño, en el LP ‘Con el palo en la mano’ con su voz puso el dedo en la llaga con una canción, que también fue grabada en ritmo de Salsa por Daniel Santos en 1981 en el LP así titulado con ‘La Charanga Vallenata’, dice lo siguiente: “Hoy me llaman marimbero, por cambiar de situación, y no piensan si primero, fui gamín o pordiosero sin ninguna educación, hoy porque tengo dinero, hoy me persigue el gobierno, hoy quiere saber quién soy”.
Pero no fue su único aporte al buen nombre de su pueblo, fue también autor de delicadas letras en centenares de sus más de mil canciones, y son botones para mostrar las siguientes: “Cuando la vi, ayer, la vi después de tanto tiempo, era mi novia la que más quería, y por cosas del destino se marchó supe que se había casado, y se había ido muy lejos del pueblo, dicen que para olvidarme, quería borrar toditos los recuerdos pero el mundo es pequeñito y se vuelve alcahueta ante el amor. Cuando la vi, quise abrazarla y darle muchos besos, verla de nuevo con el pelo suelto, como lo hacía para agradarme a mí”, todavía hay más porque dijo así en Pimpinelas: “El día que me entregues tu cariño, campanas alegres seguro repicarán y un diluvio, de amor sobre tu alma, mis besos la inundarán y mis cantares, mis ilusiones, mis poemas de amor, serán mis amores de adoraciones hacia tu corazón. De tus pimpinelas esclavo seré como son del mundo todas las cosas siempre a tus caricias tu amén seré aleluya dulce mujer hermosa”.
Son las precedentes razones que nos obligan a exhortar a nuestros coterráneos para que dejemos de proclamar héroes a quienes dan los malos ejemplos y valoremos a aquellos que han sacado y sacan la cara por su tierra por su inteligencia, somos conscientes que no es fácil lograrlo en medio de tanta inversión de valores, son las mismas razones por las cuales, no han podido las avispas convencer a las moscas que el olor exuberante y embriagador de las flores es más agradable que la pestilencia de la basura.