A raíz de la inmensa proliferación de candidatos al primer cargo del Distrito de Riohacha, el ciudadano que piensa, que analiza
, que vive los problemas y el acontecer administrativo y político de La Guajira, no puede abstraerse de hacer unas reflexiones para que el ciudadano del común pueda inquietarse con el futuro de nuestra querida capital.
El artículo 40 de la Constitución Política Colombiana establece que todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. Para hacer efectivo este derecho dice en su numeral 1, puede: “elegir y ser elegido”. Hasta allí, perfecto. Pero debemos ser conscientes del perfil, cualidades, calidades y actitudes básicas que debe poseer un candidato para poder cumplir con sus funciones constitucionales, sociales y políticas que le delega el pueblo al ser elegido alcalde.
Tomando como base la idea de tomar decisiones razonadas e inteligente, sin dejarnos llevar únicamente por las impresionantes campañas de marketing, o por un apasionamiento partidista, o por el folclorismo reinante, o por el “señor dinero”, o por el amiguismo, aspectos que a luz pública siempre salen a relucir en estos debates, el electorado debe conocer los programas de gobiernos para tener una visión clara y estratégica para la toma de decisión y elegir al que le parezca más eficiente y eficaz.
El objeto de este artículo es presentarle a la comunidad del Departamento un espacio de reflexión y que nos dediquemos un segundo a pensar lo que ha venido aconteciendo en los últimas dos décadas con nuestro antes municipio y hoy Distrito Capital Riohacha, y a la vez auto examinarnos en el sentido de que lo que ha pasado, seguirá pasando si no hacemos un alto en el camino, ha sido responsabilidad nuestra, ya sea por presentar apatía para votar, por no tener un sentido de pertenencia para con nuestra ciudad, por la permanente indiferencia a los problemas que esta aqueja o por la perniciosa venta del voto a que nos acostumbramos.
Es indispensable y urgente establecer unos filtros para decidir pensando en Riohacha, del cual con mucho respeto, sugiero algunos, además de los que cada uno de los electores pueda establecer bajo su óptica. Lo primero es revisar la experiencia y la formación del candidato, esto nos dará una idea de las habilidades, aptitudes y competencia para lo que compite; es interesante observar su entorno para poder apreciar quienes tendrán injerencia en la toma de decisiones de llegar al poder y finalmente tomarse el tiempo para analizar realmente la plataforma política y su plan de gobierno, a ver si son realizables o solo son unas simple propuestas de gobierno como promesas de campaña.
No voten con el corazón sino con la razón. No voten en contra de un candidato, sino a favor de Riohacha. No voten porque “fulanito” o “perencejito”, “jefes políticos”, les diga que ese candidato es el mejor. Seamos juiciosos y responsables a la hora de votar. Voten por quien crean que va a hacer el mejor trabajo. Tampoco los estoy invitando a que nos llenemos de odio y expresemos que “sutanito” es el peor. ¡No! La reflexión es que no desaprovechemos esta oportunidad histórica para nuestra ciudad. Les pondré un ejemplo que puede ser burdo, pero es para recapacitar y entender que no debemos improvisar más y es que “una aerolínea jamás le entregará un avión a un aspirante a piloto, para que vaya y lo estrelle en la primera loma”.
La peor desgracia para un pueblo es votar por un candidato estructurado bajo los acuerdos de una coalición de jefecillos de diferentes vertientes políticas, que como consecuencia lógica resultan un engendro y una colcha de retazos, que en sus tejidos dejan ver los asquerosos acuerdos a los que se llegan. Por lo regular en estas épocas preelectorales, los dirigentes políticos, con el fin de lograr atraer el favor popular de los ciudadanos, acuden a las dádivas y otras prebendas muy propias de la corrupción política para convencerlos del deber ciudadano.
La consigna es prepararnos para elegir a un buen alcalde. Aquí debe primar el buen criterio de los ciudadanos que quieren una ciudad mejor y bien gobernada, o por el contrario, se impondrá el clientelismo en sus formas más diversas, es decir, lo que ha sido frecuente, la compra directa o indirecta de votos. Debemos decidir sobre el proyecto de ciudad que queremos. Una ciudad que supere sus problemas de servicios públicos, de inseguridad ciudadana, de espacio público, de seguridad alimentaria, de contaminación ambiental, entre otros. La ciudad requiere un administrador con ideas, con destrezas, con habilidades para devolver la mística de una ciudad para vivir. Después de haber considerado lo anterior, seguramente el voto que emitas será un voto bien direccionado y con la inteligencia que requerimos los guajiros para reconstruir un mejor gobierno y un mejor Departamento.
Invito a la Universidad de La Guajira y a la Cámara de Comercio a que motiven debates a la Gobernación y a la Alcaldía de Riohacha, para que se pueda socializar las propuestas y así tener los gremios, las asociaciones de Profesionales y la sociedad civil, la oportunidad de presentarles inquietudes a los candidatos para que entre todos hacer de La Guajira y del Distrito un territorio de paz y desarrollo. Finalmente, sugerirle a todos los electores que se tomen en serio las siguientes elecciones del próximo mes de octubre, porque Riohacha no resiste más improvisaciones.