El pasado 20 de junio se cumplieron los 8 (ocho) años del fallecimiento del único dos veces rey que ha tenido hasta la fecha el Festival Vallenato: Julio Rojas Buendía. Una magnifica persona que por la relación de amistad con mi esposo me trataba de comadre y que sus hijos me tienen la consideración de su tía.
El compadre Julio Rojas padeció y falleció víctima de la negligencia médica, pero también fue mártir de la ineficiencia del sistema judicial en Colombia ya que a través de la Acción de tutela buscaba que un juez obligara a su EPS a colocarle un marcapasos en el corazón debido a la insuficiencia cardíaca que le habían detectado sus amigos médicos, sin embargo, logró que en una clínica de Barranquilla le colocaran el aparato eléctrico, pero para una persona que estuviera por encima de los 90 años, cuando en la realidad él lo que tenía eran 58 años.
Julio Rojas vivió su propio drama moviéndose al vaivén de la EPS y los despachos judiciales. Sin embargo, fue sometido al quirófano cuatro veces por las irregularidades en el procedimiento médico al practicársele una cirugía a corazón a abierto, del cual le comentaba a sus amigos que podría morir por ese mal procedimiento, aunque las primeras versiones medicas al momento de su fallecimiento solo dan cuenta que se trató de un paro respiratorio. Esos errores llevaron a Rojas Buendía a una lucha jurídica debido a que le correspondió cambiar los escenarios donde estaba acostumbrado a tocar con su acordeón, por los quirófanos en donde le hicieron las cirugías.
Esta situación llevó a Julio Rojas a escribirle al entonces director general del Diario del Norte, una comunicación desde su celular cuando estaba recluido en una clínica el 27 de marzo de 2015 del cual señala lo siguiente: “Después de una tercera intervención quirúrgica para recambio de válvula a corazón abierto realizada el 13 agosto de 2011, por las molestias que comencé a sentir a los dos años siguientes, me puse a investigar algunas inconsistencia para la solución definitiva a mi problema, debió convocarse a una junta médica, exponer mi patología e intercambiar ideas y en equipo, tomar la decisión correcta con relación a esa tercera cirugía de altísimo riesgo que jamás debió hacerse sin agotar estos recursos, sin el protocolo necesario para elegir el tipo de prótesis que se me implantaría y así poner fin a mi delicado problema, por los riesgos de este tipo de procedimientos. Además, porque mi estado de salud en ningún momento fue de gravedad, y por tal razón hubo tiempo suficiente para tomar la decisión correcta. Pero no se hizo”.
Sigue diciendo la comunicación que escribió a Diario del Norte desde la clínica donde estaba internado: “Todo comenzó por un ecocardiograma de rutina que se me realizó, después del procedimiento le comenté al Dr. que no me sentía nada, pero él, de muy buena fe y para tener otro concepto, me remitió al cirujano cardiovascular, que me había intervenido en las dos cirugías anteriores, y quien se encontraba en una clínica de la ciudad de Barranquilla. Al verme el cirujano culpó a la EPS por no entregar el medicamento adecuado para el buen funcionamiento de la válvula que presuntamente, se había dañado. Será que lo que supuestamente se encontró en la prótesis, se me pudo informar justo en el mismo momento en que me practicaron el ecocardiograma, para justificar tal emergencia”, apartes de la comunicación de Julio Rojas hecha desde su celular al director de Diario del Norte el 27 de marzo de 2015.
Hoy cuando han pasado 8 años de su muerte, los hijos de Julio Rojas que son mis sobrinos, han tenido un sobresaliente desempeño en la música vallenata: Julio Alejandro ‘Alejo’, Julio Alfonso ‘Fonchi’ trabajan junto al cantante vallenato Julio Rojas Jr., mientras que Julio Mario es acordeonero con su propia agrupación en ciudad de Panamá. Los 4 sobrinos, han sabido llevar el legado musical que les dejó su papá Julio Rojas Buendía, dos veces Rey del Festival vallenato.