El título de esta columna podría ser ¿Qué haría yo para mejorar a La Guajira? En todo caso es el complemento de una pregunta con la otra. La Guajira, como lo he manifestado en varias oportunidades, ha vivido en los últimos tiempos al vaivén de las olas o de la brisa de nuestro mar Caribe. Hemos surfeado las olas bravías de manera ascendente y de manera descendente.
En ese columpio nos hemos movido en los últimos 10 años. Últimamente en las redes sociales todo lo critican de manera ácida y no de manera proactiva. Las sinergias pareciera que están incrustadas en la constelación de Orión, donde fluyen las energías negativas del miedo, de la ira, de la contienda y del odio. Cosas tan normales en la política como, por ejemplo, las crisis administrativas de la Gobernación que en otrora eran tan comunes, hoy las critican de manera destructiva y ponen en tela de juicio hasta los que van a reemplazar en la administración departamental. Que el gobernador lo despide por su buena gestión y preguntan y ¿por qué no los deja? Por lo menos este gobernador a los salientes funcionarios les da un apoyo moral como despedida, pero los otros que han hecho crisis en administraciones pasadas ni eso hacían.
Observo en las redes sociales que todo mundo cuestiona las decisiones en la mayoría de los casos del gobernador, pero nadie propone. Construir un edificio lleva meses, pero destruir el mismo edificio lo pueden hacer en segundos que es lo que está sucediendo con los críticos que los veo más inclinados a lo personal que a lo general. Por ello me he atrevido a la pregunta en cuestión ¿Qué ha hecho usted por La Guajira?
Si colocáramos toda la sinergia, todo el amor y el sentido de pertenencia para el desarrollo de La Guajira, otra cosa sería. En vez de estar criticando todo lo que sucede en el día a día, sobre todo críticas destructivas y no constructivas que es el común denominador de un grupo de guajiros que se dedican a eso, a destruir, a unir sus fuerzas en las desidias de los demás; otro grupo es el que se ubica dentro de los amargados, a estos nada las huele, todo les estorba, todo es malo, negativo, dentro de sus parámetros de la amargura nada les satisface y lo más grave, ellos se creen en grados superlativos de grandeza y señorío, ellos se creen ‘los putas’ del paseo y los demás es pura mediocridad, cuando los mediocres pueden ser ellos.
El otro grupo es el de los pertenecientes a “las veleidades departamentales” o en términos castizos, son los bien llamados “bochincheros” son los maledicentes del Departamento, las lenguas viperinas que se encargan de meter en cada rollo a los vecinos o vecinas, amigos y hasta familiares.
Azuzan por cada lado y disfrutan de los conflictos y la envidia la llevan como aureola en su máxima potencia. Otro de los sectores que existen en La Guajira son los moralistas, beatos o puritanos, ellos son solo ellos, los demás son pura inmoralidad y pura vergüenza, cuando solo ven la pelusa en el ojo ajeno, pero no ven la viga que tienen en la de ellos. Son los nuevos catones de utica. Aunque es un grupo muy reducido, pero con sus comentarios generan fricciones y malestares en el departamento.
El otro grupo es el que piensa no para mal sino para bien de su departamento. Que está desprotegido de egoísmos y de miedos y buscan por todos los medios un mejor porvenir para La Guajira. De este grupo hacen parte guajiros proactivos, con sinergia, que no han perdido la esperanza muy a pesar que las olas de la crisis han tocado todos los frentes y han erosionado a cientos de personas en sus creencias tradicionales. Guajiros que ven un horizonte lleno de positivismo y de desarrollo. Guajiros que están demostrando que se hace camino al andar.
Lo más importante cuando se escribe es la objetividad y no la subjetividad que nos vuelve tozudos y tercos en nuestra manera de pensar y de actuar. Se las dejo ahí.