Una opinión quiero colocar de manifiesto en este escrito, la mía. Un sentir a causa del resultado que arrojaron las elecciones el pasado domingo 19 de Junio, motivo esto, del que me declare inquieta ante ustedes.
La izquierda jugó estratégicamente se metió mucha gente al bolsillo (los resentidos sociales, los ignorantes, la gente que durante mucho tiempo se ha enfocado en destruir, la gente que comió promesas, y aquellos motivados por una idea de cambio) ahora pienso ¿era esto lo que Lenin llamaba “idiotas útiles”? lo dejo a su criterio.
Lamentable es ver como un país del que siempre me he sentido orgullosa, hoy se entrega tontamente al socialismo, a una izquierda que ha demostrado a lo largo de toda la región latinoamericana el no ser capaz de hacer que un país gobernado por tal avance, el socialismo no es más que miseria y pobreza.
A todos los que depositaron su voto de confianza a favor del “anti-establecimiento”, mi mensaje más sincero para ustedes es: creíste que el cambio estaba en una persona fan del régimen castro-chavista, con propuestas económicas cuestionables, un Petro que propone una reforma tributaria para recoger el doble de plata de la que se pretendía obtener con la tributaria de Duque, un ex¬-guerrillero que recibió el abrazo de todas las élites criminales del país y de todo el izquierdismo internacional y del cual se desprende un equipo de trabajo que no son más que personas que se han mostrado a favor de guerrillas rurales y urbanas, y que además siguiendo los pasos de su líder les encanta jugar a “la política sucia y mentirosa”; te equivocaste, aunque muy dentro de mi sigue vivo el deseo de que no sea así, un abrazo.
Sin olvidarme de aquellos que en las votaciones mostraron una postura clara y contundente en contra de la política arraigada a la pobreza, esa misma que es generadora de fuga de capitales, extenderles mi invitación a seguir defendiendo las libertades y la democracia.
La victoria de Gustavo Petro que hoy hace parte de una realidad dentro de la sociedad colombiana, solo saca a flote como por tibiezas, delirios, deseos, promesas, malas decisiones, ignorancia, miedo o resentimientos se pierde un país que necesitaba indudablemente un cambio, pero para ser mejores.
Yo siempre me he considerado de derechas y no me siento avergonzada de decirlo, y no de esa que parece, pero no es. Soy de una derecha real, que cree en la familia, en la propiedad privada, en la voz de la cordura, en el orden, en la seguridad, en los principios y en la libertad. Que esto sirva para un renacer social, en donde la derecha no calle y no se acomode dentro un régimen que por conveniencia se vuelve dictador cosa que no es blasfemia sino una secuencia dada a lo largo de la historia.
Esto no es un mensaje de resentimiento ni de odios mucho menos, es una opinión que enmarca preocupación por un pueblo que veo junto con muchos otros, camino a la nada.