Por estas épocas de pandemia, en las que todo ha cambiado y por segunda vez a finales del mes de abril a los amantes del folclor vallenato nos embarga la misma nostalgia sentimental de Rafa Manjarrez, ya no por la imposibilidad de asistir al Festival de la Leyenda Vallenata, sino por la imposibilidad de efectuarlo, creí importante abordar el tema sobre las razones que tuvieron los creadores del Festival Vallenato de realizarlo en los días finales del mes de abril y mantener esa fecha inamovible por más de cincuenta años.
El 27 de abril es la fecha escogida por Consuelo, López y Escalona para realizar un evento cultural y religioso que incluiría entre sus atracciones una competencia de acordeoneros.
La razón para escoger ese día y no otro, fue la conmemoración de una de nuestras leyendas y mitos, conocida como la Leyenda Vallenata, que no tiene nada que ver con la Leyenda de Francisco el Hombre, ni con ninguna otra relacionada con el acordeón. Cuenta la historia que el 27 de abril de 1576 se dio un fatal enfrentamiento entre los indios Itotos, Cariachiles, Tupes y Chimilas contra los españoles colonizadores. Los indígenas incendiaron el templo de Santo Domingo y milagrosamente apareció una hermosa mujer que con su manto recogía las flechas incendiadas, evitando así un siniestro mayor, los indios al ver eso, huyeron despavoridos, pero fueron perseguidos y alcanzados por los españoles en inmediaciones del Lago Sicarare a unos 70 kilómetros de Valledupar camino a Becerril. Los indígenas se idearon la manera de enfrentar a los españoles envenenando con barbasco las aguas del lago y así ocurrió. Los españoles llegaron a la laguna cansados y con sed, bebieron el agua envenenada, cayendo todos intoxicados, sin embargo allí nuevamente aparece la bella mujer del manto blanco que tocaba con un báculo uno por uno a los caídos y estos se iban levantando, ocurriendo así el milagro de la resurrección, atribuido a la Virgen del Rosario. La representación teatral de esta leyenda se daba según Tomás Darío Gutiérrez (1992) en varias poblaciones del Magdalena grande, pero solo fue institucionalizada en Valledupar, luego entre el 27 y 30 de abril se realizan estas representaciones culturales en Valledupar, entre las más importantes la ceremonia de las cargas, pero además se le incorporó el ingrediente del concurso de música, que fue poco a poco ganando importancia, dejando casi relegada la celebración religiosa.
Esa es la razón por la que un mes de abril sin Festival Vallenato se nos arrugue el corazón y se parezca más a un acordeón.