Todo es vano y la dicha es fugaz. Cincuenta millones de colombianos muy recientemente vivimos unos momentos de gloria y de patriotismo sin precedentes. Vestidos con la camiseta del seleccionado nacional acariciamos el sueño de todo un país de ser campeones del Continente Americano del deporte más popular del mundo, el fútbol. Aunque una vez más, este momento de triunfo se escurrió como agua entre las manos.
Pero quedó en los corazones y las mentes populares de todo un país, la idea de que, el seleccionado de fútbol es un símbolo nacional como el himno y la bandera y que nos une con sentimiento nacionalista y nos hace sentir más colombianos.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos, personas con discapacidad, víctimas del conflicto y alzados en armas, hombres y mujeres, se olvidaron por momentos de los problemas que aquejan al país para vivir una temporada de patriotismo nacional y abrazados unos con otros, llenos de júbilo y de contento lanzaron en coro un grito de patria desde todos los rincones del país.
Qué linda eres Colombia con tus particularidades regionales y poblacionales. Un país multiétnico y pluricultural cuya cultura también se refleja en nuestra selección. Con negros y blancos, costeños, cachacos, rolos y paisas, sin distingo de color, credo, ni religión, ni color político. Vivimos en casa y en las tribunas de los estadios estadounidenses el amor patrio de sentirnos más colombianos.
Una vez más nos aguaron la fiesta, jugamos como nunca y nos quedamos sin el título como casi siempre, se oía decir en las esquinas y calles de Colombia, pero avanzamos mucho y con berraquera. Los sueños de los colombianos ahora están más cerca que nunca, si nos unimos, así como nos une nuestra selección.
Es momento de reflexionar para pensar y concluir que, hay que dejar atrás, esta Colombia dividida y unirnos alrededor del Gobierno, del desarrollo competitivo y el progreso del país, desde lo nacional hasta lo territorial. Colombia requiere ser una nación con unidad de propósitos, donde todos empujemos para el mismo lado por la felicidad y la alegría de la nación. Los que gobiernan, los que se oponen y los rebeldes deben detenerse a pensar en el futuro del país y en la nación que le dejaremos como herencia a nuestros hijos y a las próximas generaciones.
No es solamente hacer fuerza desde los cuatro puntos cardinales del país y luchar unidos y apoyar y acompañar a la selección en la Copa América, con ese sentimiento nacionalista y con mucha pertenencia por este símbolo nacional. También debemos unirnos por la copa colombiana de la unidad nacional.
Pongámonos con orgullo la camiseta de Colombia y sigamos riéndonos y llorando de patriotismo como nos pone nuestro combinado nacional de fútbol. Finalmente, la alegría y el dolor son la esencia de la vida.
Por Colombia, por nuestras familias, por la patria, por nuestros hijos, necesitamos gestos patrióticos que nos devuelvan los sueños y las esperanzas. Atrás debe quedar la violencia verbal y física, las confrontaciones innecesarias, el narcoterrorismo y el narcoestado, hasta avanzar con paso firme para cerrar las brechas sociales y mejorar la calidad de vida con la derrota de la pobreza.
Una Colombia sin drogas, sin narcotráfico y sin polarización si es posible y es el mejor regalo que podemos tributarle como recibimiento a este seleccionado de compatriotas que puso bien en alto el nombre de Colombia en el exterior.
Nos merecemos este principio de unidad para ponerlo de ejemplo a nivel mundial, deponiendo intereses, quitándonos los guantes y destronando el ego, el orgullo y la ambición desmedida para ponernos de acuerdo en lo fundamental como siempre se ha dicho, por Colombia, vale la pena.
Pero muchos se siguen preguntando, que es lo fundamental en lo que debemos ponernos de acuerdo. Pienso que focalizar la inversión pública en el territorio y la población de manera equitativa es fundamental. Reducir las desigualdades pensando que todos somos Colombia también es fundamental.
Igualmente, respetar los derechos fundamentales a la vida y a la participación en igualdad de condiciones también se hace necesario. Desde La Guajira hasta el Amazonas, desde el Chocó hasta el oriente, pasando por todo el Caribe, La Mojana, el Magdalena medio y el eje cafetero hasta llegar al Páramo de las Papas, se requiere gobernar desde los territorios. Colombia requiere desbogotanizar el país y descentralizarlo, para que cese la horrible noche y vivamos momentos de júbilo inmortal como el que nos concedió la selección nacional.