Nadie mejor que ella para amasar el tiempo y adobar la vida con su alegría y elegancia sin igual y siempre igual.
Desde siempre ha adornado esta tierra con su presencia y ha vivido el folklore como ningún otro riohachero: Y es que toda ella es la esencia del folklore.
Cuando camina por las callecitas del centro, para llegar a su templo de primavera, esa misma que toda la vida ha llevado en el alma, se detiene de tanto en tanto a saludar a sus paisanos y con su sonrisa y ocurrencias, regalar con cariño sincero, un verbo positivo y chistoso que contagia a quien la escucha.
Aún cuando todo esté en silencio, si ella llega a un lugar basta su presencia para escuchar las notas de un danzón o un paseo y si nos halaga con su sonrisa de seguro el rumor de un “yo te quería y era por el pelo” inundará el ambiente y las pilanderas revolotearán a su alrededor, como las mariposas amarillas de los cuentos macondianos, en donde ella, sin duda, podría perfectamente ser la protagonista.
Sus contrastes son fascinantes y hacen parte de esa integralidad que la hace excepcional, ella es todo un personaje.
Podrías verla con una pollera colorá y una flor en la cabeza, no solo en carnavales, recorriendo las calles riohacheras y arrancando aplausos a su paso, dejando una estela de fanfarria y alegría y luego también encontrarla recogida en oración, con un vestido oscuro y una mantilla respetuosa para cubrir su cabeza y confirmar su fervor, recitando un Ave María al lado de la Virgen, dentro de nuestra catedral o en las calles, durante las procesiones de nuestros santos.
Ella tiene una fuerza sobrehumana que no es más que una sobredosis de tenacidad, usada para convertir sus sueños e ideales en proyectos y hechos y se burla de los años con lucidez y energía o tal vez somos nosotros que filtramos nuestra visión con gran admiración y amor, porque a esa novia de Riohacha la queremos eterna y como al Peter Pan de los cuentos infantiles, no le vemos pasar la huella del tiempo.
Es inútil que se disfrace de mascarita, su andar recto es inconfundible y en una romería de encapuchadas la podremos siempre distinguir, sea que vaya de primera, en el medio o en la cola, ahí está.
Ella es “la comay” de todos sus paisanos, una auténtica institución que trasciende espacio y tiempo, con su legado cívico y cultural.
Esto se lo quería decir yo en el tiempo oportuno y cuando me pudiese leer, justo pa’ que me lea, ahora que está, gracias a Dios, en sus papeles, vivita y coleando.
Me tomo el atrevimiento, porque atrevida siempre lo he sido y ella lo sabe, de ser la vocera de mis paisanos y decirle 3 cosas:
La primera, que le agradecemos todo lo que ha hecho por nuestro folklore, cultura y gente.
La segunda, que con sus actos sembró tanto amor en nuestros corazones que la hace dueña de una cosecha por recoger de afecto, respeto y admiración más infinita que las arenas de las playas de su amado terruño.
Y la última, es que si alguien merece ser llamada la novia de esta tierra, es justo ella, porque nadie la ha amado nunca a su manera sincera e intensa.
Si el Señor me bendice con la largura de días como lo hace con Noelia, será claramente mi referente, porque ella educa a sus paisanos con la única herramienta eficaz que existe a la hora de enseñar: el ejemplo.
Gracias, ‘Pipi’.
Que tengan ustedes un riohacherísimo día, alegre y cálido.