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Para este escrito, en estos momentos espero el mejor ambiente para su mayor comprensión y apropiado aprovechamiento; para que sea una gran exhortación y para que se pueda reflexionar sobre él, y ojalá, así lograr construir una efectiva motivación para la acción.
No está demás que en este punto del escrito haga precisiones para evitar malos entendidos: 1) No es una invitación a la subversión del orden público y de la sana convivencia social, y 2) Ni un señalamiento de culpables como podrían pensar los nuevos mandatarios territoriales, porque en suma, culpables somos todos de todas o varias de las situaciones que el pueblo guajiro está viviendo y padeciendo y que indiscutiblemente le golpea su dinámica social, su estabilidad económica, y en conclusión: la calidad de vida psicosocial y muy drásticamente el componente mental.
Sabemos que es motivo de conversación en todos los municipios de La Guajira y otros departamentos de la región Caribe el pésimo servicio que nos está brindando la empresa A-ire, y de la deficiencia también en otros servicios públicos esenciales, sobre todo en los municipios guajiros.
Han sido muchas las veces que ha habido amago en las comunidades de todos los municipios de organizar plantones y protestas contra estos malos servicios públicos domiciliarios, principalmente con los de energía eléctrica por su deficiencia en lo técnico, administrativo y social, y por lo oneroso, costoso, caro y, en resumen, muy deficiente en todas las variables que un buen servicio público domiciliario debe tener para satisfacción de los usuarios.
Estos amagos generalmente no han pasado de ahí, a pesar de ser un tema de primer orden en la agenda diaria de los tertuliaderos políticos, los de las plazas públicas, los de las esquinas y en las ‘esquinas calientes’ de todo pueblo, en tiendas y estaderos, y en general, en toda la comunidad donde es de permanente rumiación.
Ese es un tema que exalta tanto los ánimos, que al habitante desprevenido le causa miedo y pánico al oír las conversaciones encendidas y ver las posiciones inflamadas en contra de ese mal servicio. Cree uno, viendo y oyendo a estos enardecidos ciudadanos ‘que van acabar con el mundo y sus alrededores’ al momento de protestar.
Y es capítulo aparte la orfandad, el desamparo y desentendimiento que las autoridades Territoriales y los personeros municipales guajiros, el Estado mismo y los organismos de control e investigación de carácter nacional y territorial han tenido frente al tema. Pareciera que a nadie le afecta ese mal servicio, que a nadie le importa ni siquiera vigilando el cumplimiento de sus objetivos misionales.
Sin distraer el relato de esta ingrata situación que estamos padeciendo los guajiros, nosotros los nativos, los oriundos de la tierra que actualmente más energía eléctrica produce en Colombia y eso, sin llegar aún a su máximo potencial de generación, quiero enfáticamente citar la suprema responsabilidad constitucional y legal de gobernadores, alcaldes, personeros y defensores del pueblo y de sus derechos: “Velar y garantizar los derechos e intereses de los habitantes del territorio”.
Vistas así las cosas, salvo una carta que acaba de enviar el recién posesionado gobernador de La Guajira a la empresa A-ire, en mi sentir con buenas intenciones y precisos puntos, no recuerdo una acción colectiva, comunitaria que se haya desarrollado en ningún municipio de manera sostenible, convocante de la participación comunitaria, organizada y documentada que haya llamado la atención de la empresa A-ire, o haya movilizado e interesado al Estado colombiano, a los parlamentarios guajiros, a la Superintendencia de Servicios Públicos, a la Comisión de regulación de energía y gas (la famosa Creg,) a los personeros municipales guajiros, y a las agencias del Gobierno nacional que tengan incidencia en el seguimiento, control, rectificación de lo indebido y ‘ajuste favorable al pueblo guajiro’.
Todo lo dicho anteriormente es lo que plasma, confirma y produce dolor de patria al saber que somos un pueblo inerme, desamparado, sin defensa jurídica ni gubernamental y a merced de empresas comerciales sin ninguna solidaridad social, sin ninguna responsabilidad social, sin ningún interés social sino solo económico, de rentabilidad y altas ganancias, interés de ganar a toda costa golpeando socialmente al pueblo y humillándolo con sus comunicados amenazantes donde justifican sus acciones lesivas, y sospecha uno que cuando lo están redactando han de tener una sonrisa de oreja a oreja como queriendo decir “tengan para que chupen y lleven esos pendejos”; y hasta razón tienen porque han encontrado a un pueblo que por ser tan pacífico y ahora desorganizado y sin dolientes políticos, están haciendo con él lo que les da la gana, lo que les provoca y cuando les provoca.
Pero ojo, bien lo dijo Silvestre Dangond en una de sus animaciones musicales “que el guapo es guapo hasta que el cobarde se decide” y a nosotros tanto pisoteo de la dignidad, tantas provocaciones nos están enseñando y hemos aprendido que “no hay mal que dure cien años”.
Entonces señor gobernador, señores diputados, señores alcaldes y alcaldesas, señores concejales, señores personeros municipales, señores defensores del Pueblo, señores presidentes de las Acciones Comunales, en estos momentos, y es el momento exacto en que deben ustedes encabezar los mecanismos y estrategias que reivindiquen al pueblo guajiro; llegó el momento que estudien y planifiquen la manera de que sean ustedes quienes lideren y hagan ese plantón, esa protesta o esa reclamación contundente y productiva en defensa de la comunidad guajira; ustedes que por tener el poder popular otorgado por el pueblo al elegirlos, los que son de elección popular, y los que son nombrados con la misión de defender al pueblo y sus derechos, esperamos que tomen la iniciativa de hacer sentir la inconformidad del pueblo guajiro, de defender la tranquilidad y el sosiego de los hogares guajiros defendiéndole el bolsillo que es lo que más les lesiona la empresa A-ire, pero en contraposición es lo que más le gusta a ella: “llenarse los bolsillos”; no deben permitir ustedes representantes del pueblo con poder ejecutivo, legislativo y comunal “que llegue esa gota que rebase la copa”; no deben permitir que se siga propiciando malestar y rabia en la comunidad usuaria del servicio domiciliario de energía eléctrica.
La ley 142 de 1994, ley de servicios públicos domiciliarios, en su artículo 2 y sus numerales, y el artículo 3, le dan al estado todos los instrumentos para intervenir y defender al pueblo.
Por favor actuales mandatarios y los miembros del poder legislativo territorial (diputados, concejales), defensores y personeros, asuman esa defensa para que no tengan que asumir la conciliación y mitigación de una protesta que se puede saber cuándo y cómo comienza, pero no se sabe nunca cómo puede terminar, y de eso tenemos negras experiencias en La Guajira.
Señores de A-ire, es de caballeros reconocer errores, rectificar las faltas y asumir soluciones ideales. Que no se sigan dando esas elevaciones súbitas de voltaje tan dañinos; que la atención al usuario sea un ítem de permanente capacitación a sus empleados y operarios contratistas para que las confrontaciones con los usuarios desaparezcan y eviten más desgracias; revisen esa supremacía y arrogancia de ustedes, esa posición dominante que humilla y ‘pordebajea’ a la persona humana; deben existir maneras de buen trato y buena convivencia sin lesionar la tranquilidad de los usuarios y sin convertir a todo mundo en un sospechoso de ladrón, o criminalizando ustedes sin ninguna facultad; defiendan a sus clientes sensatamente donde tengan que hacerlo; gánense la buena voluntad y confianza del pueblo. Esas altas tarifas nos agotaron la paciencia y nos han resquebrajado fuertemente la economía familiar. No es justo este dilema: “o pago luz y no como, o como y no pago luz”.
Sabemos que es obligación pagar el servicio que nos prestan, pero se hace con satisfacción cuando es un buen servicio, eficiente y no oneroso, y cuando su prestador no somete o humilla,o reta a la comunidad.