Había tratado por todos los medios volitivos que pueda tener el ser humano a su disposición para mantenerme como el espectador de las corralejas, ‘viendo los toros desde la barrera’, que en idioma castellano equivale decir: “mordiéndonos la lengua y cerrando el pensamiento” para, primero, observar y segundo, he estado llenándome de información sobre la situación mediática que se ha originado a raíz de la publicación “de las razones que tuvo el cantante ‘Mono’ Zabaleta para excluir de su trabajo discográfico” una canción de Omar Geles.
Intitulo esta reflexión de esta manera para llamar la atención a quienes queremos la música vallenata y vemos que en situaciones como esta, la del ‘Mono’ Zabaleta, por ejemplo, algunos aprovechan para convertirla en carroña y propiciar estados que inducen a revictimizar a los actores de estos convenientes episodios que deben tomarse y que deben servir para crecer y para concientizarse más los autores y compositores que tienen una entidad, Sayco & Acinpro, de las más importantes del mundo en materia de seguridad social, seguridad de la propiedad intelectual, defensa de sus derechos y reconocimiento económico, por su condición de seres humanos con una virtud abonada por Dios a cada uno para ser autores y compositores, y por esto creadores de obras trascendentales.
Aprovecho aquí a esta altura de mi columna para opinar que así como ésta, en Colombia, existen muchas instituciones y entidades que han atravesado años y años de fatiga, de letargo, olvido y desconocimiento, pero cuando se vuelven visibles, cuando se rescatan, cuando convocan y reivindican a un gremio, se acercan pocos, o como detractores invocando: “divide, divide y vencerás”; otros sin medir consecuencias trinan: “deben darse lo que quiero”…, esto último se llama pensar con el deseo sin tener el cabal conocimiento de la realidad; pero también hay quienes sensatamente solicitan con madurez: “me dan solo lo que me pertenece”.
También es muy cierto que muchos se acercan para apoyar la gestión y el esfuerzo de tantos directivos que han posicionado la institución, porque así como dijo ‘Nando’ Marín en un verso de su canción ‘La dama guajira’, otros, “al palmear el pecho” por su oportunismo les cae este aparte de la estrofa que aquí parafraseo…“esa es mi Guajira engalanada, por año fue olvidada y hoy se yergue grande, viene un heredero a reclamar porque ahora sí vale”.
Coincidencialmente o a propósito del episodio del ‘Mono’ Zabaleta, otro gran cantante nuestro de los tantos que tenemos en Villanueva, y gran compositor también, argumenta y hace en este mismo momento unos comentarios “reclamando” derechos a la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco) y Asociación de compositores, intérpretes y productores (Acinpro). Nota: digo “reclamando” no para incriminar su expresión del legítimo derecho, ni tampoco es de manera despectiva, sino para ilustrar su pronunciamiento.
En este conversatorio o “mesa técnica de opiniones”, ya ha habido muchas posiciones de todo tipo, pero quiero destacar la última de Jorge Nain Ruiz Ditta, conocido y multifacético gestor y cultor de música vallenata, publicada el 16 de marzo de 2024 en Diario del Norte, cuando trata de recrear históricamente la evolución del relacionamiento de autores y compositores y acordeonistas de nuestra música vernácula. Resalto su colofón, donde apuntala la fortaleza gremial de Sayco en el medio artístico y en Colombia.
Distinto a otras opiniones que quien sabe sin son con buenas intenciones o con sesgados propósitos, donde cada expresión se convierte ‘en una pimpina de gasolina para la hoguera’, o quieren que se convierta cada expresión de ellos o de los compositores en “un hacha afuera para cortarle la cabeza a todo lo que se mueva o huela a Sayco”.
Yo con una mirada propositiva comento: necesitamos construir ambiente y discurso de integración, entendimiento y empatía entre los miembros de Sayco, el Gobierno nacional y la sociedad civil, para que los dueños de la entidad, o sea los autores y compositores, defiendan el patrimonio y gobernanza de su institución y no solo por defenderla sino con la conciencia y convicción de que es de ellos, y como dijo ‘Poncho’ Zuleta invitando a los riohacheros para que quisieran a su pueblo, “a lo tuyo tu”, y completo este refrán cuando dice, “con la razón o sin ella”.
Muy diciente cuando los Directivos de Sayco, en cabeza de su Presidente el connotado compositor Rafa Manjarrez, haciendo gala de un cultor conciliador, además de repositorio de la fe pública, hacen unas reflexiones constructivas, que reivindican y lo ponen a uno a inferir y a retrotraer cuando ésta institución que preside fue durante muchos años bastión de círculos cerrados y hoy es entidad de todos los artistas y no de unos cuantos.
Institución de puertas abiertas que tiene presencia física, gerencial, funcional y de representatividad en La Guajira y el Cesar, y propone que en un amistoso o familiar encuentro ahora para el festival vallenato, pueda él darse un abrazo con el ‘Mono’ Zabaleta y Omar Geles para armonizar las posiciones porque no hay nada que dirimir, y avanzar en el mejor y mayor entendimiento de estas situaciones que no son crisis ni de la institución ni de nuestra música vallenata. Es menester y es mi solicitud que mi paisano Jean Carlos Centeno con su férrea posición de reclamo, también sea invitado a este cordial encuentro.
Quiero terminar haciendo mi colofón, señalando que no es convirtiéndonos los miembros de la sociedad civil no pertenecientes ni a Sayco y Acinpro, en francotiradores desde “las terrazas de la hipocresía” como vamos a aportar al engrandecimiento de una entidad que hoy por hoy, con sus virtudes y defectos es orgullo de los autores y compositores y de Colombia, que representa, favorece, apoya, ayuda …y sé que sin mala fe hasta causa disgustos a algunos asociados;pero no tiene las puertas cerradas para el diálogo, el entendimiento y la fraternización “de los catalizadores” de este desasosiego nacional causado por tantas peleas, guerras, intolerancias y “dimes y diretes” que van minando la confianza en quien hoy representa su talento y creatividad. Es muy fácil hacer juicios y especulaciones de cualquier entidad si no conocemos su andamiaje y funcionamiento, y no quiero testificar este comentario con una expresión que no me gusta, pero aun cuando sea dura enseña, y es: “el que las hace, se las imagina”.