Las fiestas navideñas son una tradición religiosa de la Iglesia Católica. La palabra Navidad es de origen latino que significa nacimiento.
Se viene celebrando desde el año 300 por el emperador romano Constantino, durante el papado de Julio I, con la finalidad de despedir las vigencias anuales, comenzando con la celebración de la Virgen de la Inmaculada Concepción, alumbrados de velas en la madrugada del 8 de diciembre. Seguidamente los preparativos previos a conmemorar el nacimiento del niño Jesús, que históricamente según la Biblia, tuvo lugar en Belén, vecino de la Franja de Gaza, que hoy día está convertida en un infierno, por motivos de guerras y holocausto, con miles de palestinos muertos.
En esta guerra los más afectados son los niños con una cuota superior a 5.000 muertos, por los constantes bombardeos, asesinando muchas personas inocentes, que se encuentra en medio del fuego cruzado del ejército de Israel que lanzan misiles y cohetes de manera indiscriminada, en viviendas y refugios humanos persiguiendo a la organización terrorista Hamás, de origen palestino.
Desde la pre Navidad hasta los festejos del año nuevo que culminan con la llegada de los Reyes Magos, se comienzan a sentir cambios en el ambiente social, laboral y familiar, que se conmemoran de diferentes formas, en distintos lugares, donde predominan y practican el cristianismo, en múltiples iglesias, diferentes de la religión Católica, que comulgan contenidos, en coincidencia de textos bíblicos.
Durante el término de un mes nos contagiamos de integraciones, en unidad familiar, barrial-vecinal, amistosas y en compañerismos, para compartir con alegría y en paz, la tradición navideña, cuando ‘llueven’ cariños, halagos, gracias, conciliaciones, reconocimientos, perdones y muchos festejos. Dejando atrás diferencias y errores que distancien, atormenten, empañen relaciones y contaminen el ambiente con mal comportamiento y desapegos.
En tradiciones navideñas se alegran con alumbrados de diferentes diseños en espacios públicos y privados, amenizados con músicas y cánticos melodiosos poéticos, entonado en coros de grupos, conformados por adultos y niños alrededor de pesebres. Durante el mes navideño, decretan vacaciones colectivas para el descanso y compartir en familia, en el hogar o programando viajes.
Se reconoce un pago adicional, (primas de navidad) a los asalariados vinculados en empleos y labores para pagar deudas, disfrutar de paseos y excursiones, en distintos lugares del territorio geográfico nacional e internacional.
La Navidad conlleva gastos para congraciarse y conectarse con el ambiente especial, deleitándose de alegría y felicidad, que se refleja entre quienes comparten festejos, licores, manjares, regalos de aguinaldo y demás atenciones.
En pobreza extrema, la Navidad se comparte con penuria, tristeza, desamparo y sin Niño Dios, que estimulen alegría a los niños y adultos, olvidados, hambrientos y sumido en la inhumanidad.
Para quienes los años pasan, sin sabor y sin glorificar, milagros misericordiosos de ángeles y ‘Papá Noel’ consoladores, que se apiaden y socorran de vivir en miseria humana.
Durante el término de duración navideña se realizan los balances e inventarios registrados durante el recorrido del año que finiquita, para calificar el resultado que arrojan en la vigencia anual, relacionadas con los movimientos y vaivén del sube y baja en actividades, acciones, operaciones y hechos relevantes que fundamente las bases de pérdidas y ganancias, amores y desamores, alegrías y fracasos.
Muchos sentimientos: positivos, negativos y encontrados. Pero todo es posible de ocurrir durante un año de vida, ya sea porque se quieran y logren materializarlo o provenga de imprevistos y diferentes hechos y circunstancias, que debe ser valorados en objeto de análisis, con paciencia, reflexión, reparación y superación, descargando rencores, odios, amarguras, arrogancias, egolatrías, resentimientos, rencillas y demás sentimientos tóxicos y negativos que contaminan, reprimen o altera la espiritualidad humana, generando mal humor.
Además, desmiembran y disocian, confraternidad y afecto, familiar y amistoso, para compartir, en armonía, cordialidad y paz.
A mis apreciados lectores en general y en especial, a los seguidores de mis columnas, familiares, amigos, compañeros y al director, en compañía del equipo de trabajo y columnistas de este prestigioso medio de comunicación, con mucho cariño les deseo feliz Navidad, venturoso y próspero año nuevo 2024.
Que Dios los colme de alegría y felicidad en hogares y extensión familiar, para que reine el bienestar en el amor, salud y paz. Consoliden anhelos y deseos positivos.
Con este artículo me despido este año por motivo de vacaciones. A partir de la segunda semana del mes de enero del próximo año, volveré de nuevo con mis columnas, en variados artículos, informativos e ilustrativo, sobre temas actualizados, para efecto de orientación, compartiendo con ustedes mis opiniones semanales. Bendiciones, abrazos.