Por Hernán Baquero Bracho
A la memoria del eterno trovador, hoy día de su cumpleaños. Uno de los compositores más versátiles del vallenato. Siempre lo recordamos en Villanueva, tierra a la que quiso tanto y su inmortal Villanueva Mía, es nuestro himno folclórico. Acá dejó buenos amigos que no lo olvidan.
Hernando José Marín Lacouture, definitivamente se convirtió con sus canciones y sus 5 guitarras benditas en el trovador del pueblo. ‘Nando’ Marín estará por siempre en la memoria de los amantes del folclor. Nació el 1° de septiembre de 1944 en el corregimiento de El Tablazo, en San Juan del Cesar. Hijo de Ana Petronila Marín y Bolívar Lacouture. Desde niño mostró habilidad para improvisar versos y cantar. El folclorista sanjuanero y fundador del Festival Nacional de Compositores José Parody (Joseito) lo descubrió en El Tablazo y lo llevó a concursar en el Festival del Fique en el año de 1974, ganando el concurso de la canción inédita ‘Vallenato y guajiro’, que fue grabado por ‘Beto’ Martínez. Desde allí se inició una significativa carrera que lo llevó al sitial de los más grandes autores vallenatos de todos los tiempos.
El 5 de septiembre de 1999, se constituyó en una fecha triste para el folclor y por ende para la música vallenata. Ese día murió en un lamentable accidente por las carreteras de Sucre, uno de los mayores compositores de la música vernácula, Hernando José Marín Lacouture, quien en vida se había convertido en el trovador del pueblo por la cosecha de su inspiración alegrando corazones y luchando con sus canciones por causas nobles como la de los maestros, de los campesinos y en defensa de su tierra: La Guajira.
Septiembre lo trajo con amor y septiembre lo despidió con dolor. Fue un trabajador nato en el campo agrícola. A los 27 años comenzó a participar en festivales con canciones inéditas, de las cuales salió ganador en muchas oportunidades. Aprendió a tocar guitarra al lado del maestro Luis Alberto ‘Lucho’ Gutiérrez. Sus canciones se caracterizan y dejó para la posteridad por el corte romántico, crítico, costumbrista, picaresco y con mensajes de paz. Le cantó en su larga trayectoria, a la mujer, al campo, al maestro, a las parrandas, a los amigos y a su guajira querida.
‘Valledupar del alma’, canción que lo hizo rey de la canción inédita en el Festival Vallenato de 1992. ‘Canta conmigo’ grabada por Diomedes Díaz en 1989, se constituye en una plegaria donde expresa sus anhelos de paz para Colombia y el Cesar. Este canto fue coreado por miles de sus seguidores el día de su sepelio en Valledupar. Fue el primer y más grande modelo de la canción romántica guajira y la primera voz protesta del vallenato. Muy pocos se aventurarían a intentar negarle un sitial de altísimo privilegio en la historia del género.