Las mujeres históricamente han tenido el desafío existencial de enfrentar y resistir mandatos patriarcales que inevitablemente impactan su vida, esto me ha permitido reconocer que las violencias contra las mujeres son un asunto público, es decir, un problema político, cultural y social que nos afecta a todos y todas, por ello hay que deslimitarlo de la falsa creencia que lo considera un ataque hormonal o una necedad de las feministas. Esas narrativas están llamadas a transformarse de manera urgente.
En este sentido, con el título escogido para estas letras, se busca abrir reflexiones respecto al panorama de exclusiones y desigualdades de género que existen, pero también la importancia de reconocer que hay mentes creativas que entienden la cultura de la mujer viva y real, aquella que respira, habla, piensa y modifica recetas. Dichas mentes tenemos el inmenso reto de desmitificar paradigmas de atropello y vulneración, que atentan contra la dignidad de las mujeres y su derecho a vivir felices y libres.
Cuando hablo de las mujeres más allá de los mitos, me refiero a las que nos inspiran para seguir transitando de lo privado a lo público, aquellas que son capaces de generar transformaciones y que sin miedo alguno se atreven a transformar las narrativas que las condenaban a determinados roles, las que no se rinden ante los mandatos que buscan limitar las libertades femeninas, viven plenamente su cuerpo femenino, su menstruación y sus emociones. Los actos de libertad más amplios para las mujeres son los que corresponden a su ser –a la consciencia de ellas mismas– que les permiten desmitificar las formas establecidas para ser mujer de cuidado de lo externo por encima de ellas mismas.
Las mujeres más allá de los mitos se permiten amar sus cuerpos, trascender a las apariencias de las sociedades y los prejuicios establecidos si cumplen o no determinados roles, asumen que es el momento de tejer realidades más allá de los mitos y crear universos femeninos con sello de libertad, amor propio y transformación.
De esta manera, cuando las mujeres nos atrevemos a desrecetar los mitos que condenan nuestras vidas y nos alejan de la opción de vivir a plenitud, generamos estallidos hermosos que inevitablemente revolucionan lo que se ha normalizado, es decir, se propician cambios de recetas machistas por amplias formas de pensar de manera igualitaria y equitativa, porque siempre es el tiempo perfecto para cambiar recetas.
En este sentido, unido a la valentía de las mujeres es fundamental que la causa igualitaria que es una causa humanitaria, se trabaje desde el enfoque de derechos y del desarrollo humano integral. Si queremos lograr un mundo humanizado, nos corresponde trabajar arduamente para transformar los arquetipos que amparan, justifican y perpetúan las violencias contra las mujeres, así como todas las violencias basadas en la distinción de género; es decir, debemos aceptarnos y reconocernos como diferentes y a la vez vivirnos desde la igualdad de derechos.
Que vivan las mujeres más allá de los mitos, aquellas que se atreven a enfrentar miedos y tejer libertades creativamente revolucionarias.