La reflexión de esta semana surge por mi participación en el Foro La Guajira presente y futuro energético del país organizado por la Mesa Andi Más La Guajira, en el cual, pude escuchar voces de líderes y lideresas, directivos y expertos/expertas en el tema.
Fue un espacio de mucho contenido y aprendizajes por el cual exalto la labor del gerente de la Mesa, Luis Guillermo Baquero, y su equipo de trabajo; sin embargo, voy a concentrar esta reflexión en algo que ayer retumbó en el auditorio, la fuerza de los liderazgos femeninos y su rol de defensoras del territorio, del planeta y de su historia, las lideresas regalaron una cátedra de sabiduría, insistieron con sensatez y carácter que los procesos de transiciones energéticas y cualquier proceso en nuestro Departamento se debe hacer con el protagonismo y gran aporte de las mujeres, esto es algo que por años el machismo ha impedido, pero que se hace urgente y cada vez reclama más espacios de inclusión real, participaciones con garantías y liderazgos libres, seguros y con identidad.
De este modo, es importante mencionar que para el caso específico de las mujeres wayuú, sus acciones desde la relación (cuerpo–territorio) son fundamentales para la preservación de la cultura y la defensa de los derechos humanos, de manera integral. Por ello, han surgido organizaciones que platean reflexiones críticas respecto a la presencia de compañías o multinacionales en el territorio de La Guajira, que más allá de autodeclararse socialmente responsables, también pueden generar impactos negativos para el desarrollo integral del mismo, pues no existen intervenciones perfectas y en ese sentido, siempre será fundamental la participación de las mujeres.
Las mujeres cuidadoras de su territorio, porque es claro que muchas veces, algunas compañías que han hecho presencia en el departamento de La Guajira llegan al territorio con una narrativa de aportar –“desarrollo”– desde una visión capitalista (no indígena, no afro) considerando que sus programas son la “solución” a las complejas problemáticas del territorio; los cuales presentan como procesos genuinos de responsabilidad social, pero es importante tener en cuenta que más allá de estas respuestas a las necesidades básicas insatisfechas (hambre, sed y pobreza extrema en general) también se pueden generar conflictos internos en las comunidades, procesos de consultas previas sectorizados y excluyentes, monetización de los procesos, extractivismo académico y por ende hibridación de los principios culturales a cambio de ganancias materiales, por lo cual, inevitablemente se alteran también los territorios sagrados.
Cosmovision matrilineal –cuerpo territorio–
De este modo, es importante hacer referencia al rol matrilineal, paralelo este también al machismo que se presenta en una cultura ampliamente representativa como la wayuú, donde la mujer desarrolla roles de liderazgo, pero también debe enfrentar desafíos machistas; lo anterior, se refiere sin desconocer el poder que la mujer wayuu, logra ejercer en su entorno por su rol matrilineal, lo cual, marca una diferencia con respecto a otras mujeres indígenas que tienen menos acceso a espacios de participación.
Como lo menciona el palabrero Guillermo Jayariyu: “Diferente a los alijunas que consideran que la mujer salió de una costilla del hombre, los wayuú consideramos que salimos del vientre de las mujeres y, por eso, somos matrilineales y la mujer tiene un poder especial en nuestra cultura”. (Entrevista realizada en mayo de 2020).
En este sentido, es pertinente mencionar algunos aspectos relevantes de la mujer wayuú que aportan a la reflexión planteada, como los expuestos por Román y Luis Delgado, quienes refieren que:
Las mujeres respetan sus principios culturales como el cuidado de la familia, la maternidad garante del linaje y la estabilidad de la cultura, liderazgo y defensa del territorio como herederas del mismo; sin embargo, son notorios los cambios que se generan, por el acceso a la educación, el avance en temas de género y diversos estímulos que aportan a la mujer indígena o afro, la motivación de transformar esquemas; por ello, las concepciones femeninas que, con anterioridad estaban basadas exclusivamente en la reproducción, se amplían a nuevos intereses desde la perspectiva de la garantía de derechos.
La participación y el activismo de las mujeres (en La Guajira esto es notorio desde organizaciones sociales y el auge de movimientos con enfoque étnico y diferencial) demuestran los cambios que se han generado en términos de las aperturas que las mujeres han logrado en ámbitos públicos/comunitarios.
Mujeres son amigas del viento
En este proceso de transición, de auge energético, las mujeres son fundamentales porque son las defensoras del territorio, quienes tejen diálogos, conciliaciones y esperanzas para las comunidades, estos procesos no deben darse sin ellas y sin respetar lo sagrado del viento y la importancia de lo espiritual en la cosmovisión indígena, de ahí es que se debe partir e integrar visiones y realizar procesos que no tengan impactos buenos por un lado y dañinos en el relacionamiento de las comunidades, es importante transitar hacia escenarios de equidad e igualdad de derechos para todos y todas, de manera muy especial para quienes por años han sufrido lo adverso de la pobreza extrema.