El 30 de septiembre tuve la bella oportunidad de asistir a la Pasarla Sororidad, a orillas del mar Caribe en mi amada Riohacha, una actividad liderada por el colectivo Almas Diversas y celebré que allá se estén tejiendo nuevas realidades desde la de construcción de paradigmas que históricamente nos han instalado en formas patriarcales y discriminatorias de relacionarnos.
El 30 de septiembre tuve la bella oportunidad de asistir a la Pasarla Sororidad, a orillas del mar Caribe en mi amada Riohacha, una actividad liderada por el colectivo Almas Diversas y celebré que allá se estén tejiendo nuevas realidades desde la de construcción de paradigmas que históricamente nos han instalado en formas patriarcales y discriminatorias de relacionarnos.
Almas Diversas, una iniciativa poderosa
Mariana Aguilar, la lideresa de esta poderosa causa, merece aplausos porque está tejiendo un telar de sororidad, inclusión y rompiendo esquemas, eso es lo que necesita la sociedad, que reaccionemos y cambiemos historias perversas por realidades humanizadas.
Trabajar contra la gordofobia y a favor de los derechos de las mujeres es un desafío que merece ser apoyado por todos y todas, instituciones, academia y sociedad civil, basta de que las niñas crezcan con miedo, inseguridades y complejos, odiando sus cuerpos y con baja autoestima, necesitamos mujeres empode- radas y valientes, capaces de crear y hacer, que nada las frene y Almas Diversas está aportando mucho a la transformación con pers- pectiva de género, que no da espera.
Mariana refiere que esta iniciativa, nació como una respuesta a la pandemia, que impulsó la creación de este proyecto, desde diciembre se vienen realizando jornadas con este grupo de mujeres, que ya llegan a más de 50, han llevado a cabo actividades físicas como rumbaterapias, clases de pasarela y modela- je, además se promueven actividades de crecimiento personal para reforzar la confianza en ellas mismas.
Mariana Aguilar relata que:
“En su equipo de trabajo se han encontrado casos de mujeres que por su fisonomía les ha tocado vivir situaciones de discriminación o de violencia de género, doméstica e incluso personas que han atentado contra su integridad porque consideran que su aspecto físico no está dentro de los están- dares de belleza impuestos por la sociedad”.
Según Aguilar, la moda ha sido uno de las industrias que ha “dejado de lado” a esta población, aunque en los últimos años se ha visto un cambio, “No queremos romantizar la obesidad que es una condición de salud, pero queremos retumbar con el tema de la gordofobia, que incluso se da desde el punto de vista médico”.
Cuerpos femeninos: representaciones
En este sentido, considero importante mencionar que el orden social funciona como un universo simbólico que tiende a ratificar la dominación masculina. Dichas representaciones simbólicas influyen en la percepción inconsciente y consciente del cuerpo, existen mujeres que desde la adolescencia rechazan su esquema corporal por no cumplir con las exigencias de la estética que la sociedad establece o se desarrollan con timidez percibiendo como inmoral vivir su vida sexual con libertad erótica y de placer, todo ello ejercido por paradigmas que alteran su visión de las cosas y su estructura psicoafectiva
La violencia que se registra contra las mujeres, la cual, emerge como resultado de un modo histórico de relacionamiento, en el que no han sido tratadas como sujetas de derechos, tiene mucho que ver con los paradigmas que se tienen del cuerpo de las féminas y las formas de intervenirlo; es decir las relaciones de poder en el que los hombres han estado jerárquicamente por encima de las mujeres.
El cuerpo de la mujer está sujeto a vulneraciones y acciones que lo violentan que van desde los acosos callejeros hasta las nalgueadas y las masturbaciones que ejercen sobre sus cuerpos en los sitios públicos hasta el dominio ejercido por sus parejas en las relaciones sexuales, a las cuales son sometidas por “pertenecerle” aun sin el deseo o consentimiento de ella como mujer, todo esto implica una percepción del cuerpo de las mujeres como generador erótico vulnerable a violencias, ejemplo de ello se escucha en imaginarios sociales como “La violaron por mostrona, se viste como puta o es una provocadora” los cuales, argumentan que se ejerza violencia sobre los cuerpos de las mujeres, cosificándolas y negándoles su categoría humana, ejemplo de esto es el fenómeno del acoso callejero que se naturaliza como cortejo pero que corresponde a una violencia sexual que vulnera la tranquilidad y la percepción de seguridad de las mujeres.
Finalmente, es importante mencionar que el dominio del macho sobre el cuerpo de la hembra es una práctica de alcance mundial (llamada a transformarse) que no solo involucra a Latinoamérica pues el machismo no conoce fronteras culturales y las atraviesa estableciendo roles a los hombres sobre los cuerpos de las mujeres como el hecho de demostrar virilidad y en la mujer como cuerpo sexuado vulnerable a las violencias sexuales disfrazadas de seducción, cortejo o conquista; por ello iniciativas como –Almas Diversas– son esperanzadoras y pertinentes, mi apoyo total a ellas y que siempre sigan tejiendo transformación desde la sororidad.