Además de encender una vela por todos aquellos que ya no están con nosotros, para recordarlos y mantener viva su memoria, pidámosle a Dios que ilumine nuestro camino en estos tiempos. Que en medio de las celebraciones de esta temporada de navidad, los colombianos mantengamos la sensatez y la prudencia, respetando las medidas que se establecieron para prevenir nuevos contagios durante las festividades.
Con la irrefutable evidencia de que en los encuentros sociales está el mayor riesgo de propagación del virus, es vital que durante las celebraciones que se avecinan, rechacemos la realización de eventos con aglomeración de personas. Las reuniones familiares deben ser moderadas, sin exceder el número de asistentes y cumpliendo con las medidas de bioseguridad. Hay que procurar reducir al máximo el contacto físico, ya volverán los tiempos de los fuertes abrazos.
En este punto de la pandemia, en el que varios municipios presentan cifras en aumento, no podemos bajar la guardia y abrirle la puerta de nuestras casas a este virus mortal. El momento de alta vulnerabilidad en el que nos encontramos y los nuevos riesgos que supone la temporada de fin de año, nos exige un comportamiento responsable, a nivel individual y colectivo.
Las reglas de aislamiento selectivo y distanciamiento individual establecidas por el Gobierno en el Decreto 1550, para el mes de diciembre y mitad de enero, se complementan con las medidas decretadas por cada ente territorial, de acuerdo al panorama de contagios que se está presentando en cada cuidad o municipio. Sin embargo, el conjunto de acciones individuales en todo el territorio nacional será la clave para que salgamos lo mejor librados en esta temporada.
La vigilancia y monitoreo constante por parte de las administraciones municipales y departamentales es fundamental para evitar un posible rebrote de Covid-19 en las distintas regiones del país. El desafío es no bajar la guardia y recordarnos en todo momento que estamos en medio de una pandemia.
Uno de los mayores enemigos que tenemos es la confianza, que se refuerza con anuncios como: la aprobación de la primera vacuna contra el Covid-19; así como creer que con los bajos registros en las cifras de contagiados y fallecidos, lo peor ya pasó; la falsa percepción de normalidad aumenta con los resultados de estudios como el de seroprevalencia que acentúan un pensamiento errado acerca del riesgo de contagio en algunas ciudades, entre otras falsas percepciones.