Este 24 de febrero se conmemora el centenario del natalicio del más grande creativo y virtuoso acordeonero de la música tradicional vallenata.
En su tierra natal El Hatico, corregimiento de Fonseca, se hará ese día para celebrar y homenajear a este celebre interprete del acordeón, un conversatorio sobre la vida y obra musical y pedagógica de este talentoso artista. Estaré como ponente al lado de los investigadores sociales y académicos Tomas Darío Gutiérrez Hinojoza, Abel Medina Sierra y Enmanuel Pichón Mora.
Luis Enrique Martínez Argote, recibe el legado musical de su padre Santander Pascual Martínez Romero, aventajado músico, gran decimero y verseador, y también un gran padrote. Al transmitir “Santa” su virtud artística, ésta se posa en un prodigioso; se siembra, nace y se desarrolla fructíferamente en Luis Enrique Martínez por la natural inteligencia que lo acompañó para el arte músico-artístico. Ese don le permitió a él aprender a tocar acordeón como los demás juglares de nuestra música vernácula, pero su inquietud, su ebullición mental hizo que desde la edad de 14 años comenzara a ir más allá de lo que todos hacían al interpretar música de acordeón.
Es innegable que la migración de su señora madre, Anatividad Argote, a la zona bananera, El Copey y Fundación, tuvo gran influencia y apalancamiento en la formación personal y musical de Luis Enrique. Como lo dijo él varias veces: “al Magdalena le debo mucho, y a esa región le agradezco infinitamente porque además de madurar mis raíces musicales, las que heredé, oí y aprendí en El Hatico, fue en El Copey y Fundación donde crecí como acordeonero y desarrollé toda la producción musical que llevaba por dentro, y eso me permitió aportar mucho a la música vallenata”.
Y es que, según los investigadores e historiadores de la música tradicional vallenata, se dice que Luis Enrique Martínez aprovechando su virtuosismo al tocar acordeón, su talento creativo e innovador al hacer y organizar música, fue entendiendo y mostrando que era mucho lo que podía generar con un acordeón de 2 hileras de botones primero y finalmente con el de 3 hileras donde derramó toda su inteligencia, destreza y “oído musical” para ponerle más adornos, más complejidad a la música. Comenzó por hacer lindas melodías con los bajos para llegar a darle a esa parte del acordeón más importancia entre los acordeoneros del vallenato, al mismo tiempo que incitó a nuestros acordeoneros de la época y a las siguientes generaciones a crear un sinnúmero de pases con los bajos, circunstancia ésta que ponía a prueba a los acordeoneros, porque se fue convirtiendo esa habilidad en un medidor del buen acordeonero.
Creó las introducciones de una pieza musical vallenata, y eso no solo no fue un pase casual, ni un lujo ocasional; se constituyó esa parte de una interpretación vallenata como la inmersión lúdica y pasaporte para disfrutar luego de lirica y melodías con éxtasis y agrado infinito.
Creó también un llamado a la vocalización de la canción “o entrada al canto” como se dice comúnmente. Anteriormente grandes intérpretes, juglares, comenzaban la pieza con la melodía de la letra e inmediatamente arrancaba la letra de la canción. Luis Enrique adornó interpretativamente su ejecución con esta figura donde su destreza le permitía hacer pases y lujos de sonoridad agradable e innovación dentro del género para cantar con más seguridad la canción.
Dieron a conocer la habilidad artística de Luis Enrique Martínez “los puentes o piques” que él se inventó y los denominó así porque es el momento cuando el buen acordeonero da rienda suelta a la alegría de su corazón, la habilidad de sus dedos y a la creatividad mental producto de su inteligencia. Un pique era “su grito de batalla”. En este espacio de la interpretación Luis Enrique Martínez mostró ante el mundo todas las características suficientes para que acordeoneros de la talla de Alfredo Gutiérrez dijera, refiriéndose a los acordeoneros: “es el maestro de todos”; y Emilianito Zuleta Díaz dijera “es el papá de los acordeoneros”; y fieles seguidores como José Hilario Gómez Toncel dijera “todo el que abre un acordeón para tocar vallenato, tiene que pasar por la escuela de Luis Enrique Martínez”.
Un artista tan polifacético como Luis Enrique Martínez ese si merece el apelativo de Maestro, de Padre de la interpretación del acordeón. Su talento no solo fue tocar el acordeón y perpetuar un estilo, también nos deslumbra y deleita con su gran número de canciones de modo narrativo, costumbrista y “relacionado con el amor o el desamor”, o sea, el estilo romántico de hoy, por lo que en materia de composición también aportó para la grandeza de nuestra música.
Para colmar de gloria su palmarés, Luis Enrique es el edificador del estilo del canto vallenato; fue quien le puso a la interpretación oral de la canción vallenata la vocalización que la identifica, la acentuación, cadencias y adornos vocales que grandes cantantes como Alberto Fernández, Miguel Yanet, Jorge Oñate, Poncho Zuleta, Diomedes Díaz y todos los grandes de este género, lo tomaron como formato y escuela del canto vallenato.
Por todo esto, sin lugar a dudas como justo reconocimiento a su grandeza se le debe llamar a Luis Enrique Martínez, “El Maestro de Todo”:de la interpretación del acordeón, del canto y su magia, y por su gran contribución “en la virtud de componer”; es por tal ingenio el indiscutible revolucionario de todos los saberes de la música folclórica vallenata, y complementan toda esa maestría, sus habilidades ejemplarizantes para disfrutar de largas parrandas, como él lo hacía.
Por eso el 24 de febrero de 2023, cuando cumpliría 100 años de existencia, el festejo debe ser de los amantes de la música vallenata por habernos dado Dios a un talentoso natural como Luis Enrique Martínez Argote, el aserrador que impregnó todas sus fuerzas a las notas de un acordeón para hacer grande un género musical, una región y un país.
Destaco la labor realizada por gestores culturales de La Guajira, como Félix Carrillo Hinojoza, Abel Medina Sierra y Freddy González Zubiría al lograr que el Ministerio de Cultura mediante la Resolución 0235 del 25 de julio de 2022 declarase el año 2023 como el año del centenario de Luis Enrique Martínez.
Ojalá, que así como lo ha hecho el Festival de La Leyenda Vallenata en su versión de este año, los demás festivales de música vallenata tradicional hagan homenajes sentidos, pedagógicos e ilustrativos que resalten la grandeza de este juglar, y nos hagan sentir a los mayores el orgullo de haber tenido entre nosotros a un Luis Enrique Martínez Argote, y a los niños hacerles conocer la grandeza de este humilde campesino que se propuso con dedicación y esfuerzo ser el mejor y lo logró, por eso es el Maestro de Todo y el Padre del estilo universal de interpretar Música Vallenata Tradicional. ¡Loor a la Gloria de Luis Enrique Martínez Argote!