Frente al panorama que tenemos actualmente, por la crisis de pandemia y la sombra del manejo que se le ha dado, y los últimos acontecimientos, no está demás si hacemos similitudes con libros y escritos históricos que encajan en nuestra cotidianidad. Pinocho, es uno de esos libros, escrito por Carlo Collodi, y publicado en un periódico italiano entre 1882 y 1883, con el título ‘Storia di un Burattino’ (Historia de un títere).
En resumen: Maese Antonio le regala un pedazo de tronco a su amigo Gepeto, titiritero de profesión, para construir un muñeco que sepa bailar, tirar a las armas y dar saltos mortales. Después de terminar su marioneta, deseaba que Pinocho, pudiera convertirse en un niño de verdad. Así sucedió, pero se volvió un niño mentiroso y le creció la nariz. Alegoría sobre la formación de las personas, basado en el honor, la verdad y la virtud, que, en ese sentido y en partes divididas, se parece a Colombia.
Los políticos “Gepetos”, son los primeros abanderados en la formación y organización de personas, con menos impedimentos morales y ávidos de poder, para moldearlos y manejarlos, lógicamente a sus caprichos, capacitados para la falsedad. Son los indignos, después que logran sus objetivos, se olvidan del pueblo ignorante que premian la ineptitud y el engaño de los culebreros. Ese pueblo que clama, como las almas de Dante en el purgatorio, olvidados sin educación, sin salud, sin empleos dignos y sin alimentos, por supuesto, es el que sufre las consecuencias de esta desventura.
Ojalá no sea demasiado tarde para empezar a valorar los daños ocasionados por la pandemia y que los cambios de actitud generen, lo más pronto posible, la solución necesaria. Son muy pocos políticos que se empeñan en conseguir para los demás los beneficios que buscan para ellos.
El manejo que Iván Duque, ostentando el cargo presidencial que, según algunos, le quedó más grande que el sombrero del “Siborcito”, aparentemente manipulado por su “gepeto”, no ha sido capaz de sobreponerse a la lucha contra el coronavirus. Más bien se ha tomado la crisis de manera folclórica, paseando en las calles de San Andrés en “Cuatrimoto”, un programa en televisión, repitiendo el mismo sonsonete de siempre; “cuidarse, lavarse las manos y usar el tapaboca”. El presidente le ha mentido al país, no le ha crecido la nariz, y su ministro de Salud Pública, descaradamente: en primera instancia dijeron que tenían contratada 10 millones de vacunas, posteriormente que 40 millones, pero cuando se les exigió mostraran los documentos, cambiaron de tema y el ministro de salió por la tangente.
El Covid-19, no ha tocado la puerta de la esperanza, entró de manera abrupta a las altas esferas de la política colombiana y, sin preguntar su posición social, lamentablemente se ha llevado a dos servidores públicos de Colombia; Julio Roberto Gómez, dirigente sindical, presidente de la Confederación General del Trabajo, CGT, y a Carlos Holmes Trujillo García, ministro de Defensa Nacional, quien quedó sin defensa por no estar vacunado a tiempo. Es cierto que la muerte es un ciclo natural y no se puede prohibir por decretos, pero puede evitarse prematuramente, permitiendo que muchas personas les sea posible llegar a una vejez feliz. Al presidente se le ha olvidado que los recursos del país son para utilizarlos en momentos de crisis y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
No somos limosneros, adjetivación apropiada de “recibir limosnas”, al mejor estilo de los países de extrema pobreza. Ha solicitado, al Covax: acceso equitativo mundial a las vacunas contra la Covid-19, lo incluyan para recibir las vacunas. Las vacunas serán repartidas de forma equitativa entre los países integrantes del mecanismo Covax. El primer lote alcanzaría para la vacunación del 3 % de la población de los países unidos, empezando por la población prioritaria, que es el de la salud. Las demás vacunas, siguiendo el orden de prioridades son para las personas con comorbilidades, aquellas más susceptibles, y la población mayor. Por último, se contemplaría al resto de la población. Se estaría terminando a finales de 2021.
La enseñanza que nos deja: Lo que había sido un tronco de madera y luego una marioneta, convertido en una persona real, tras superar las adversidades que se le presentaron ¿Será que el presidente logre este objetivo?