La decepción que nos llevamos los barranquilleros el año pasado cuando fue entregada parte de la obra de modernización del Aeropuerto Ernesto Cortissoz, es indescriptible. Luego de casi seis años de espera e incomodidades encontramos una terminal aérea sin una gran transformación, una obra que no corresponde a las necesidades de la región y que desató muchas críticas entre los ciudadanos y usuarios.
Con una inversión de 610.000 millones de pesos, todos esperábamos en marzo de 2020, que con las reformas de modernización y mejoramiento de la infraestructura a cargo del titular de la concesión, el Grupo Aeroportuario del Caribe S.A.S, por fin presenciaríamos el renacer del Cortissoz. Pero no fue así porque la obra no estuvo lista en el tiempo pactado y los avances que se lograron entregar han sido muy cuestionados por los diseños poco modernos, los desgastes en la infraestructura, los malos acabados, entre otros.
En un blanco de burlas y críticas se ha convertido el Ernesto Cortissoz, que en vez de proyectarse como un centro logístico para el Caribe Colombiano con altos estándares de servicio, confort y seguridad operacional, no ha logrado despegar su vuelo para el completo cumplimiento de su propósito. A más de un año de que se anunciara el inicio de la etapa final de adecuación del aeropuerto, seguimos todavía pendientes de la culminación de las obras del nuevo edificio de maletas del muelle nacional, la terminal internacional y el reforzamiento de la estructura y sus acabados, entre otros.
La relevancia del Ernesto Cortissoz es indiscutible. Según los datos de la Aeronáutica Civil, antes de la pandemia, el aeropuerto realizaba cerca de 140 operaciones aéreas al día, 14 de ellas a destinos internacionales, con un movimiento al año de unos tres millones de pasajeros. En medio de la reactivación sigue manteniéndose como el quinto aeropuerto de mayor tráfico de viajeros en el país, por lo que lograr una ampliación y modernización adecuada es fundamental para la conectividad y el desarrollo de toda la costa Caribe.
Preocupan los cuestionamientos de expertos acerca de los diseños de la zona de carga, que no corresponden al movimiento real que se realiza en el aeropuerto y que por su lejanía de la pista afectaría la competitividad en caso de utilizarse. Una evidente falta de planeación en el proyecto, que alarma acerca de la rigurosidad y estudios con la que se está realizando, por ello solicitamos a los entes de control colocarle lupa a esta obra que desde sus inicios ha presentado dificultades y retrasos en su desarrollo.
Los incumplimientos y las promesas fallidas con el Aeropuerto Ernesto Cortissoz nos han agotado la paciencia. Nos indigna que les haya quedado grande el reto de lograr la integración entre la conservación histórica del edificio y una fachada moderna, esperamos que a nivel de funcionalidad, el aeropuerto, que por fin nos entreguen en el mes de marzo, sea eficiente y preste una operación integral de calidad. Nuestro aeropuerto internacional debe cumplir su propósito de fomentar el desarrollo y el turismo de Barranquilla.