“Simón Salas le sacó un son a Elvirita, y Rafael le hizo un paseo a Marina, Emilianito le cantó a Carmen Querida, y Julio Suárez le hizo a Chavelita y Leandro Díaz le hizo a Cecilia una que vive en Urumita”.
El aparte transcrito corresponde a la canción titulada “A mí no me consuela nadie” de la autoría de Leandro Díaz que fue grabada entre otros por Alejandro Durán y por Adanies Díaz con el acordeón de Héctor Zuleta, hemos recordado esa canción a propósito del tema que ocupó nuestra atención en noche reciente pasada en el Programa “La polémica vallenata” de Cardenal Stéreo.
El interrogante planteado en aquella oportunidad fue, Porque si sigue siendo el amor fuente de inspiración de los compositores, ¿no se graban canciones con nombre de mujer?
La verdad que el tema tiene tanto de largo como de ancho, y es oportuno precisar que no es que no se estén haciendo canciones con nombre de mujer, lo que sucede es que no las están grabando, o no las están grabando con el nombre de mujer que le asigno su autor por lo cual permanecen invisibilizadas, al respecto consideramos que el tema comercial es determinante, a las disqueras les interesa que la canción que le dedicaron a Carmen o a Idalina se la puedan dedicar, a otras mujeres y así no se restringe la circulación y ventas de la canción en discos o en las plataformas digitales, ya descubrieron que de esa manera le sacan mayor proyecto económico a la obra musical.
La situación es notoria, y se ha acentuado en la última década, parece que los compositores se han adaptado a esa que considero una triste realidad para muchas mujeres que feliz estuvieran si a ciertas canciones con bellísimas letras y agradables melodías que han escrito para ellas ahorquen sus esperanzas de escuchar su nombre cuando sale el disco porque los productores necesitan universalizar el producto.
El nombre de la mujer titulando un tema musical y hasta título de trabajos discográficos completos, es parte de los aditamentos agradable que estaban inmersos en la actividad musical alrededor del vallenato, todo ha perdido gracia porque se imponen los presupuestos fijados por los temas de mercadeo, los planes de medios y la priorización del factor económico por encima inclusive de la calidad de lo que se viene haciendo, en algunos casos disparates con nombre de música vallenata.
La verdad que a las mujeres no les está yendo muy bien con la música vallenata en el presente, se están haciendo por racimos canciones evidentemente violatorias de sus derechos, ofensivas a su dignidad, maduradas a punta de periódico y con discutibles estrategias la meten en el oído de los muchachos y hasta en la sopa llevando el mensaje equivocado a las nuevas generaciones de que eso es música vallenata, es por eso que comienzan las parrandas con esos estribillos pegajosos, brincando y corcoveando con esas locuras y terminan tocando palmas con las canciones históricas del repertorio de los grandes de siempre, ‘Poncho’ Oñate, Diomedes, ‘Beto’, Villazón y Silvio Brito.
El nombre de la mujer en las obras musicales ha marcado el paso para el éxito de muchísimas canciones en la historia no tan pretérita de la música más hermosa de Colombia, y por grabarla a ninguno de los mampanos se les cayó la corona, los ejemplos los hay como hormiga cabezona en cueva honda, y para mayor ilustración de mis dilectos lectores allí les mando una tanda.
Jorge Oñate grabó con éxito entre otras ‘Marina’, ‘María Eugenia’ y ‘Luisa Fernanda’ de Alonso Fernández Oñate, ‘Bertha Caldera’ de Bienvenido Martínez, ‘Ligia’ de Teodoro López, ‘Dina López’ y ‘Jenny’ de Chente Munive, ‘Estelita González’ de ‘Poncho’ Zuleta, ‘Carmen Gómez’ de Rafael Escalona, ‘Dubys Caballero’ de Enrique Calderón y Cristina’ de Freddy Molina, ‘Alicia’ de Andrés Landero, ‘Maricela’ de Luis Enrique Martínez, ‘Rosa Angelina’ de Juan Vicente Torrealba, ‘Adalina’ de Isaac Carrillo, ‘Simona’ de Alfredo Calderón, ‘Alicia adorada’ de Juancho Polo, ‘Cata’ y ‘María Eugenia’ de Alejo Durán; ‘Irene’, ‘Martha’ y ‘Maribel’ de Calixto Ochoa; ‘Rosalbita’ de Julio Erazo, ‘Ana Felicia’ de Alfredo Gutiérrez, son las que tengo presente .
Diomedes grabó ‘Diana’, ‘Mirian’, ‘Palmina’ y ‘María Esther’ de Calixto Ochoa, ‘Laura’ y ‘Mery Bolívar’ de Jaime Hinojosa, ‘Cristina Isabel’ y ‘María’ de Edilberto Daza, ‘Consuelo’ de Rafael Escalona, ‘Rosita’ de Amador Castillo, ‘Marleny’ de Juancho Polo, ‘María Espejo’ de César Castro, ‘Zunilda’ del ‘Negro’ Martínez, ‘Consuelo’ de su autoría y ‘Matildelina’ de Leandro.
‘Poncho’ ha grabado entre otras ‘Rosa Leonor’ de Enrique Cabas, ‘Juana Bautista’ de Tobías Pumarejo, ‘Mi Rosalbita’ de Álvaro Cabas, ‘Candelaria’ y ‘Amalia Vergara’ de Abel Antonio Villa, ‘Norfidia’, ‘Marily’ y ‘Crucita’ de Calixto, ‘Luzmila’, ‘Carmen Díaz’, ‘Claudia’ y ‘Dayana’ de su autoría, ‘Gloria’, ‘Indira’ y ‘Sorayita’ de Emilianito, ‘Rosa María’ de Rodrigo Alvares.
De los grandes maestros que ya no están con nosotros colocaremos de ejemplo el caso de Luis Enrique Martínez, es autor, tocó y cantó entre otras los siguientes paseos con nombre de mujer: ‘Maricela’, ‘Alcirita’, ‘Martha Elena’, ‘Sol Marina’, ‘Esthercita’, ‘Rebequita’, ‘Pachita’, ‘María’, ‘Mercedes’, ‘Teresita’, ‘Inecita’, ‘Ana Victoria’, ‘Merce’, igualmente los merengues titulados ‘Rosita’, ‘Crucita’ y ‘Crucita y Goyita’.
Si hacemos un análisis retrospectivo del gajo de canciones que hemos mencionado, llegaremos a la conclusión impajaritable de que fueron y siguen siendo canciones exitosas, en sus distintas versiones, por lo cual consideramos que como fresa del postre de futuras canciones no olviden colocar el nombre de su destinataria, de quienes la inspiraron, desde luego, no como está sucediendo, para insultarlas. Ahí lo dejo para la reflexión.