La visita del presidente Petro a La Guajira, adonde trasladó su despacho por una semana, hecho nunca visto en la península, independientemente que sea el primer gobierno de izquierda, nos está poniendo en ‘el ojo del huracán’ más de lo que estamos. Acá debe caber ‘mea culpa’ una expresión que traduce literalmente como “por mi culpa” y usada generalmente como “mi culpa” o “mi propia culpa” nuestra y de nuestra dirigencia, de los que fuimos elegidos y a los que elegimos para hacer las cosas bien.
‘Gobierno con el Pueblo’ es el nombre de la gira con la que el presidente Gustavo Petro y gran parte de su gabinete bautizó la visita a La Guajira para atender tres grandes ejes de la crisis que vive el Departamento: energía, salud y agua. La Guajira, este primer destino elegido, donde fue declarado en emergencia económica y social, una figura que le permite al presidente dictar decretos con fuerza de ley destinados a conjurar las crisis que mezcla problemas relacionados con los tres ejes.
Las regalías y los presupuestos se deben destinar a solucionar las necesidades básicas insatisfechas del Departamento y de los 15 municipios como la educación básica, salud, agua potable y alcantarillado, entre otras obligaciones de los gobernantes, independientemente que sean productores o no; a la larga La Guajira es una sola; las regalías deben financiar grandes proyectos, no atomizarlos, que traigan desarrollo, progreso a la región y a mejorarle la calidad de vida de todos los guajiros.
La información en varios medios es que, en los últimos 10 años, el departamento de La Guajira ha recibido 3.9 billones de pesos por regalías. Sin embargo, en la actualidad en la mayoría de los municipios no se cuenta con acueductos óptimos, principalmente en su capital Riohacha, vías deterioradas o inconclusas, hospitales en alto riesgo financiero y aún se registran muertes de niños por desnutrición y falta de una mejor atención en salud.
990 proyectos aprobados en los últimos 10 años, de los cuáles, 2.4 billones de pesos se han ejecutado por los municipios, el resto por el Departamento ¿y cuál ha sido el impacto en el desarrollo de nuestro departamento para un total de seis billones de pesos en los últimos 10 años? ¿Cuál fue el papel de las secretarias de Planeación en los últimos tres gobiernos, que se priorizo en los consejos de gobierno? ¿Cuál fue la concertación con las diferentes administraciones locales? ¿Cuál ha sido el impacto económico y social de las regalías? ¿Dónde están los avances en el mejoramiento de la economía y de la calidad de vida?
Que es más prioritario: ¿el agua? ¿la sostenibilidad financiera y viabilidad de los hospitales? ¿la alimentación escolar? ¿el apoyo a emprendedores? O pesa más invertir en parques y avenidas, mucho cemento. ¿Dónde está Javier? ¿dónde estuvieron los órganos de control? En esos 10 años La Guajira ha tenido 11 gobernadores, muchos investigados por presunta corrupción.
Muchos colegios en los últimos gobiernos se planearon como megaobras y terminaron en aulas insuficientes o inconclusos, alcantarillados sin terminar, acueductos secos y planes de vivienda que se diseñaron sobre terrenos invadidos o no aptos. Esas son algunas de las obras absurdas que entusiasmaron a las comunidades y al final quedaron allí, como prueba del despilfarro, la irresponsabilidad y falta a la palabra, sagrada para el guajiro.
Se acercan las elecciones, fundamentales para la democracia, también lo son para los partidos, pues en ellas se pone en juego su acceso o permanencia en los cargos y en las curules (diputados y concejales) en las corporaciones de representación. Los ciclos electorales constituyen periodos fundamentales para los partidos y los políticos; el papel que juega el elector es decisivo; es otro momento, es otra oportunidad, no para controvertir, sino para demostrar a un Gobierno nacional que va a convivir políticamente tres años con los nuevos gobernantes que sí podemos ser mejores, más trasparentes y comprometidos con un verdadero desarrollo que dignifique a La Guajira.
En medio de la tragedia por la muerte de niños en el departamento de La Guajira, la falta de agua potable, la corrupción, las criticas puntuales desde la Casa de Nariño, la política no se detiene; la carrera por la Gobernación y alcaldías no debe enfrentarnos, que sea esta visita presidencial, el ‘cocotazo’ para definir un rumbo correcto y responder con hechos positivos a toda esta cascadas de críticas y cuestionamientos que hoy nos ponen como uno de los departamentos menos desarrollados, menos capaces y con indicadores negativos frente a la media nacional.