En mi condición de discípulo del profesor sanjuanero, Carlos Arturo Ariza Molina ‘Pelongo’, hago pública mi complacencia por el merecido homenaje en vida que a este excelentísimo educador le rinde la Fundación Libro Abierto y el Ministerio de Cultura, a través del Programa de Concertación Cultural y el proyecto de emprendimiento literario de esa honrosa y distinguida entidad cultural. Partidario de que los homenajes deben hacerse en vida y no después de la muerte ni más allá de la muerte, considero que la alcaldía municipal de San Juan estaba en deuda con destacar la vida y obra de un hombre culto, gran maestro, académico y literato, que dedicó toda su vida a la educación y forjó a muchas generaciones sanjuaneras desde los inolvidables claustros del Colegio San Juan Bautista.
El profesor ‘Pelongo’, como cariñosamente se le conoce en el argot popular y en todos los rincones de San Tropel eterno, fue fundador y rector de este prestigioso plantel educativo de carácter privado. Allí en esos salones y corredores, formaron las bases para sus carreras profesionales, los más destacados profesionales con que cuenta nuestro pueblo sanjuanero en el concierto local, departamental y nacional. También fundó un internado en su propia vivienda y un régimen educativo que lo volvió competitivo con muchas entidades oficiales.
Sanjuanero que se respetara en la década de los 70, su gran sueño era estudiar en el Colegio de Pelongo, por su reputación y prestigio alcanzado. Era un colegio de primaria y en la secundaria solo alcanzó hasta tercero de bachillerato aprobado, pero de gran renombre departamental. Aquí concurrían estudiantes de todo el departamento de La Guajira y del vecino departamento del Cesar. Un gran hit se apunta la alcaldía de Álvaro Díaz hoy con la edición de la revista Premio, Vida y Obra de Carlos Arturo Ariza Molina ‘Pelongo’. Considero que este reconocimiento no es suficiente para quien, con lujo de detalles y competencias, se dedicó a la titánica y heroica labor de educar a San Juan del Cesar, no solo en academia, sino en principios y valores inculcados desde este plantel educativo.
El profesor ‘Pelongo’, merece como el que más, que un plantel educativo del municipio lleve su nombre con el más caro orgullo, para que sea recordado por las presentes y futuras generaciones y hasta la posteridad.
Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero hay que romper estos paradigmas y no seguir haciendo lo mismo, sino haciendo los reconocimientos en vida y a quien realmente se los merece.
Somos del criterio de que en la vida las cosas no se merecen, se ganan. Por eso reconocemos con mucho respeto que el profesor Pelongo, se ganó con creses esta distinción que hoy merecidamente se le hace a su vida y obra.