Una granada tuvo que estallar para que se dimensionara la magnitud del terror y la angustia que viven a diario cientos de comerciantes y tenderos en la ciudad de Barranquilla, quienes desde hace más de un año vienen denunciando el recrudecimiento de la inseguridad que los azota, bajo la modalidad de intimidación y extorsión.
Con el atentado perpetrado el pasado martes 12 de enero en el centro de la ciudad, que dejó un saldo de 14 personas lesionadas, se evidenció que los casos de extorsión en Barranquilla no se reducen a hechos aislados, y que por el contrario son un fenómeno creciente, promovido por poderosas estructuras criminales, cuya actividad delictiva se concentra en la intimidación a comerciantes formales e informales.
Al confirmarse que el atentado fue coordinado por delincuentes que se encuentran presos, se dimensiona la complejidad de esta problemática; que deja al descubierto las debilidades actuales del sistema carcelario y el fortalecimiento de la asociación entre la delincuencia común con peligrosas y estructuradas organizaciones criminales. Un panorama inquietante para la ciudadanía en general.
El terror que se ha afianzado entre los tenderos y comerciantes de Barranquilla a raíz del aumento de las mafias de extorsión, además de afectar su tranquilidad y actividad económica, se reproduce entre este gremio, que muchas veces no encuentra salida distinta a la de pagar la llamada “vacuna” o huir, ante la presión por los mensajes intimidantes.
Las labores de inteligencia y el trabajo diario que realiza el grupo Gaula en Barranquilla para atacar las extorsiones son insuficientes si no se traza un plan conjunto, que además de proponer una mayor dotación de la fuerza pública e incremento del pie de fuerza, logre la coordinación del trabajo entre Fiscalía, Ministerio de Defensa, Gobernación, Alcaldía, Fuerza Pública, frentes de seguridad, entre otros, con el fin de obtener resultados positivos en la lucha contra la criminalidad.
La efectiva captura, en menos de 24 horas, de cuatro presuntos responsables y la identificación de los autores intelectuales del hecho, son resultado de la rápida acción de las autoridades y las labores investigativas, un trabajo contundente que debería marcarse como el inicio del fin de las bandas de extorsión en Barranquilla. Con la llegada del Gaula Élite y los 10 mejores investigadores a nivel nacional a la ciudad, esperamos que se establezca una sólida estrategia que permita desarticular estas estructuras criminales.
Aunque según las cifras entregadas por el Gaula de la Policía del Atlántico, las extorsiones disminuyeron un 23% en el 2020 frente al año anterior, el reciente atentado demuestra que la problemática ya está escalando dimensiones que afectan a toda la ciudadanía. Por ello, se hace urgente redoblar la tarea de inteligencia y la cooperación entre todos los organismos armados, al tiempo que es necesario que los afectados denuncien sus casos ante las autoridades
Los barranquilleros pedimos resultados con la erradicación y desarticulación total de estas estructuras criminales que extorsionan a los comerciantes. No admitimos que ningún sector o gremio sea amedrentado y mucho menos que se atente contra la vida e integridad de las personas, no vamos a permitir que en nuestra ciudad se siembre inseguridad y violencia, este fuerte campanazo de alerta debe servir para exterminar el terror y recuperar la tranquilidad.