Desde mi punto de vista, la razón representa el eje central y la fuente de vida de cualquier ley y sistema legal.
En su ausencia, las leyes se transforman en entidades arbitrarias y opresivas. Considero que la razón se manifiesta como la habilidad de pensar, entender y formar juicios por medio de la lógica.
Es mi opinión qué filósofos ilustrados como Immanuel Kant y John Locke fueron correctos al enfatizar la importancia de la razón en la búsqueda de conocimiento y comprensión del mundo. En cuanto a las teorías filosóficas y legales, creo que se podría argumentar que un enfoque basado en ella es fundamental para asegurar equidad, justicia y estabilidad social.
Asimismo, el proceso legislativo debe ser guiado por la razón para asegurar que las leyes promulgadas sean justas y adecuadas. Considero que los legisladores deben tener en cuenta los principios éticos, las consecuencias prácticas y los efectos a largo plazo de sus decisiones.
Además, a mi parecer, la razón desempeña un papel crucial en la promoción y protección de los derechos humanos y la justicia social. En este sentido, considero que las leyes basadas en principios racionales y éticos tienen más probabilidades de garantizar la igualdad, la libertad y la dignidad de todos los individuos.
Por todo lo anterior, es mi convicción que la creación de leyes en una sociedad democrática debe ser guiada por la razón como un criterio necesario para asegurar que las leyes sean objetivas y no arbitrarias. Así, opino que esto contribuye a la legitimidad del sistema jurídico y al respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
A su vez, sostengo que el Estado de Derecho es un concepto central en las democracias, en el cual las leyes y las instituciones están sujetas a la razón y a los principios de justicia. Esto implica que las leyes y las decisiones judiciales sean coherentes y estén fundamentadas en criterios objetivos y racionales, evitando la arbitrariedad y el abuso de poder. De este modo, se asegura el respeto de los derechos fundamentales y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
No obstante, reconozco que, a pesar de los argumentos a favor de la razón como el alma de toda ley, existen críticas y desafíos. Algunos argumentan que la razón no puede abordar completamente todas las cuestiones éticas y morales que surgen en el ámbito legal. Otros sostienen que la razón puede ser manipulada para justificar leyes y decisiones injustas.
Mi perspectiva sobre este asunto es que la corrupción política en Colombia es un problema profundamente arraigado que surge de diversas fuentes. Considero que el transfuguismo político, donde los políticos abandonan sus principios, valores y ética, es una fuente clave de corrupción. Además, opino que la falta de transparencia y rendición de cuentas permite a los políticos actuar en su propio interés sin ser detectados, lo cual, a mi parecer, es un problema serio.
A su vez, creo que la necesidad de financiación para las campañas políticas pueden llevar a los políticos a actuar en favor de aquellos que pueden proporcionar tal financiación, en lugar del interés público. Además, sostengo que la falta de instituciones fuertes y efectivas también contribuye a la corrupción, ya que estas podrían actuar como un contrapeso al poder de los políticos.
Para concluir, considero que nuestros orondos senadores están dejando de lado la razón en los debates políticos dentro del Congreso para la aprobación de las leyes, pues muy olímpicamente se van de una bancada a otra o pasan sin sonrojarse de opositores a ser leales al gobierno por las preventas que ofrece el ejecutivo. Ya descaradamente ni se sonrojan y ni pena les da. La ética permanece de vacaciones. Entonces, nos entregan leyes sin hacer los debates serios, sin aplicar la razóny por lo tanto con juicios ilógicos. De hecho,por los afanes, leyes muy comprometedoras debatidas a pupitrazo limpio.