Estos días hemos sido testigos de las graves consecuencias que una información falsa, amplificada en redes sociales, puede generar. El papel de alta relevancia que han jugado las plataformas digitales en las jornadas de protesta nacional las han convertido en el escenario perfecto para desatar el odio a través de la manipulación de la discusión pública con desinformación.
El confinamiento al que hemos estado sometidos durante el último año, elevó la necesidad de mantenernos conectados a Internet y a las redes sociales, el lugar a donde se trasladaron las conversaciones. Según el reciente informe “Digital 2021 Global Overview Report” publicado por We are Social y Hootsuite, en el 2020 en Colombia el número de usuarios en redes sociales creció un 11,4% comparado con el 2019, es decir que en la actualidad en el país hay más de 39 millones de personas que son usuarios activos en redes sociales. Una cifra que dimensiona el impacto y el poder del mundo digital en Colombia.
En medio de un ambiente de inconformismo, las redes sociales han sido el lugar para aflorar esa indignación colectiva por la situación actual del país y también el medio para denunciar la violencia y el vandalismo, despreciable infiltrado en las protestas. Al ser el ámbito digital influenciador de la realidad, los provocadores y manipuladores han minado este espacio de noticias e informaciones falsas, para alimentar la tensión social e incitar al odio, produciendo una avalancha de engaños.
De acuerdo al noticiero Red Más Noticias, un equipo de expertos en inteligencia artificial y minería de datos después de analizar los mensajes e información de alto impacto que han circulado en redes sociales durante los últimos días, identificó que existen más de 7 mil cuentas falsas con las que desde bodegas de internet en Bangladesh, China y Corea están promoviendo y replicando videos, imágenes y audios que no son ciertos, con el fin de alentar a los ciudadanos a cometer actos vandálicos.
Aunque desde hace años se viene comprobando que la inteligencia rusa utiliza las “granjas de trolls” para intervenir en los procesos democráticos de distintos países incluidos los de Latinoamérica, no sabemos si este también es el caso. Es crucial que la Fiscalía General de la Nación investigue a profundidad quienes están detrás de estos ejércitos de hackers, bots y trolls, que con poderosas campañas de desinformación buscan desestabilizar a nuestro país.
Miles de cuentas en Twitter, Facebook e Instagram han sido utilizadas con engaños para difundir falsos contenidos como un video en el que se ve a un grupo de policías antidisturbios rompiendo las puertas de vidrio de una edificación, que se decía era el Esmad durante el Paro 2021, pero en realidad se comprobó que eran imágenes grabadas en Venezuela en el 2017. Otro caso son las fotos de cadáveres en bolsas, que circularon en redes con mensajes que aseguraban que se trata de Siloé, en Cali, cuando en realidad fueron tomadas afuera de una morgue en Caracas, Venezuela. Cómo estos son innumerables los casos de fake news que se han publicado para aumentar la división entre los ciudadanos.
Hemos visto como una avalancha de informaciones falsas ha desdibujado la realidad de las protestas. El papel preponderante de las tecnologías de la información en este conflicto, nos exige a todos los colombianos una mayor responsabilidad y lucha contra la desinformación. No sigamos difundiendo mentiras.