El mundo vive una gran tragedia humana, que dejará secuelas curables con la muerte, originada del coronavirus y los daños en la salud que sufren las personas contagiadas. En un año de proliferación infecciosa, en el mundo se registran más de cien millones de personas contagiadas y un 2% de contagiados fallecidos, lo que ha generado pánico colectivo, sin alternativa de pronta solución, esperando resultados positivos de por lo menos unos 10 ensayos de diferentes clases y marcas, de vacunas en fase tres.
Al Covid-19 le están naciendo mutaciones que no se eliminan, ni erradican, según las farmacéuticas, con las vacunas experimentales, lo que resultaría inservibles en efectos curativos, pero es el gancho para lavarse las manos, por si las citadas vacunas no resultan efectivas en el negocio multilateral e internacional que se juegan y disputan farmacéuticas, en el campo de la salud.
La pandemia nos tiene trastornados y al borde de la locura, por las condiciones físicas en que nos coloca. Nos arruina en diferentes aspectos, pérdidas materiales y afectaciones morales con la cantidad de personas fallecidas, negocios quebrados, represiones en libertades, personales, colectivas y movilizaciones, pérdidas de empleos, carencia y privaciones de medios necesarios, por la falta de solvencia económica. Del asunto surgen especulaciones sin certezas comprobadas, enunciando otros virus que vendrán después del Covid, con letalidades más severas en mortalidad, multiplicando el miedo que muchos lo están padeciendo.
“Quédate en casa”, “es mejor estar encerrados que sepultado”, han sido eslogan para amedrentar y atemorizar a las personas, a fin de que se mantengan en distanciamiento, usando tapabocas, que de poco sirven para que el virus filtre y penetre por otras cavidades de los sentidos (boca, nariz oídos y ojos). ¿De qué sirve tapar boca y nariz, si ojos y oídos permanecen descubiertos?
Históricamente se han utilizado estas prácticas para amordazar y someter masivamente a inocentes personas que la cumplen por respeto, como ha ocurrido en muchas naciones, entre las que se destacan los musulmanes, cubriéndole el rostro a las mujeres. ¿De qué sirve quedarse en casa con hambre o continuar con tapaboca, después de haber sido contagiados o vacunados?
La virtualidad aplicada en manejos y trámites administrativos y judiciales ha sido un desastre, originadas de aspectos básicos en circunstancias inciertas, incómodas e inadecuadas atenciones.
Pérdidas en hogares, familias, negocios y empleos, entre otros, con ruinas materiales y morales que no se superarán tan rápido, por debilidades en sistemas de salud y administrativos, indiferencia de gobiernos e inestabilidades de quienes padecen la situación sanitaria, con crisis emocionales y económicas.