En una pasada columna escribí que el nacimiento de los estados unidos fue de un hecho de planeación y el nacimiento de América latina fue de la incredulidad, el saqueo y el atraso; esa ha sido la mentalidad de ambos ciudadanos de este continente de América; al construir Estado, nación, sociedad, ciudad, municipio; uno, el creer en la planeación y del otro, la incredulidad del progreso, el creer en el saqueo y la inconsciencia de que este lo que trae es atraso.
Cómo es posible que en pleno siglo XXI, muchos de nuestros municipios no tengan un acueducto de agua potabilizada y permanente cuando ciudades como Roma, Petra en pleno desierto ya en los tiempos de Jesucristo ya contaban con acueducto y esos hace más 2.000 años y lo peor del cuento tengamos un elefante blanco como la represa del río ranchería.
Debemos decir cómo dijo el famoso escritor uruguayo Eduardo Galeano en su magna obra las venas abiertas de América latina; “los pueblos don tuvo”; todos los pueblos nuestros siempre ha subsistido una mentalidad egocéntrica que progreso es ostentación, diversión, tener más que mi vecino y como hacían los caciques africanos que vendían a sus mejores hombres condenádnoslos a una eterna esclavitud en un mundo desconocido por solamente tabaco, licor, lujos y armas, esa historia para nosotros es muy conocida y no muy lejana, en los tiempos de la bonanza de las perlas en el comienzo de la dominación española de estos territorios, nuestros indígenas perleros también cambiaban perlas por los mismos con los corsarios y piratas y ese fue el comienzo de un mercado informal que ha perdurado hasta nuestro tiempo con su mentalidad.
La cuestión es de mentalidad y de la mentalidad depende la visión, la mentalidad viene de la cultura dónde nos formamos; es triste que muchas de nuestras comunidades, el progreso es hablar de la administración de turno para valorarse y llegué la mermelada y poco importa nuestras comunidades, la mentalidad es de hambre, no de progreso para nuestras comunidades; eso viene de generaciones en generaciones desde el nacimiento de nuestra América Latina, la mentalidad del saqueo que condena a nuestra comunidades a la miseria humana, a la pobreza social, al subdesarrollo mental, al sufrimiento espiritual, a vivir en esa condena eterna de ese círculo vicioso de no salir jamás.
Es hora que nos demos una oportunidad de cambio, de cambio de mentalidad, para cambiar nuestros conceptos y éstos para cambiar nuestro lenguaje y al cambiar nuestro lenguaje cambiemos nuestra formación y al cambiar nuestra formación cambiemos nuestra cultura y al fin cambiemos el saqueo por la planeación y hablemos de proyectos de comunidad, de propuestas de ciudad; de atraso por desarrollo.