Quizás muchos sanjuaneros no saben quién es Fredy González Zubiría, ese cronista guajiro que le gusta estar en el lugar de los acontecimientos, para conocer mejor la realidad que narra en sus obras. Quien recorriendo caminos hace sentir a sus lectores muy de cerca la magia de los aconteceres que inspiran a nuestros compositores vallenatos para convertir en canto los hechos de la vida real que fascinan al corazón. Pues bien, Fredy González Zubiría escribió un libro denominado ‘Crónicas del Cancionero Vallenato 1’, que contiene catorce crónicas, donde predomina el amor, con sus facetas de conquista y de olvido.
En ese libro, el autor nos revela con lujo de detalles los acontecimientos que motivaron al compositor sanjuanero Roberto Calderón, a escribir y cantar la canción insigne, ‘Luna Sanjuanera’, posteriormente aclamada y convertida en el himno folclórico y musical de nuestro pueblo.
El libro de crónicas expone la historia detrás del tema, por qué el autor la compuso, qué lo inspiró, cómo hizo para enlazar las ideas y muchos detalles que no se llegan a percibir con solo oír la melodía de este vallenato excepcional. Para realizar la investigación el autor buscó al compositor, a sus familiares, amigos y también a la musa que inspiró la canción. Porque Fredy González es, además, investigador cultural, cineasta y dramaturgo. Narra la crónica que, en Barranquilla, en el año 1978, “la llama creativa del compositor estaba en su mayor esplendor y Roberto se propuso componerle una canción a su pueblo”. Era hora de devolverle a su tierra los frutos obtenidos. Así, se transportó a los tiempos de su niñez, infancia y adolescencia y vio niños con pantalones cortos corriendo detrás de la pelota, a su primera maestra, a las parejas de novios escondidos robándose besos detrás de los árboles y las estrechas y antiguas calles del centro de su tierra natal. Deseaba rendirle un homenaje a San Juan y a las mujeres sanjuaneras.
Tomó su guitarra y, por primera vez, cogió una hoja y un lápiz para escribir el tema: “costumbres, calles, serenatas y luna”. Roberto Calderón pertenecía a la última generación de muchachos que crecieron en San Juan sin luz eléctrica. La luna lo marcó en su infancia, pues iluminaba las calles, lo que les permitía a los varones jugar a ‘la libertad’, ‘cuatro, ocho y doce’ y a las niñas, a las rondas y a la peregrina.
Hizo una pausa y llegó otra vez a su mente Betty Urbina, la musa de esa canción. Soñaba despierto, de nuevo regresó en el tiempo y se pintó enseñándole a su novia la idiosincrasia de su pueblo, sus gustos y tradiciones, lo que de nuevo lo entristeció. El compromiso de tributarle un homenaje a su pueblo, terminó convirtiéndose en un último intento por persuadir a su novia para que regresara a su lado, porque no se resignaba a perderla.
En la búsqueda del origen de la canción, cuenta el cronista que logró una entrevista con Roberto Calderón en el año 2010, en pleno Festival Francisco El Hombre. Media hora después, al final de la entrevista y luego de preguntarle tres veces, Roberto le confesó el nombre de la mujer que inspiró la emblemática canción ‘Luna Sanjuanera’, el más sublime y lastimero grito de amor, el segundo himno de San Juan del Cesar: “Se llama Betty Urbina, es profesora y vive en El Molino”.
Dos semanas después, Fredy González viajó al El Molino. Allí se presentó y le dijo a Betty Urbina, que venía especialmente a conversar con ella sobre la canción ‘Luna Sanjuanera’, porque Roberto Calderón le confesó que ella le había inspirado esa composición.
El cronista describe que Betty es una mujer dulce, educada y cree que hasta inocente. Su madurez no ocultaba la belleza de su juventud, al contrario, era una contribución a esa joven ingenua que hizo perder la cabeza de amor al trovero cantor Roberto Calderón y lo inspiró para varias canciones, todas ahora clásicas del vallenato. Conversaron durante una hora y en un instante Betty le dijo a Freddy con los ojos aguados, “usted me ha hecho recordar cosas que ya había sepultado en el pasado”. Una lágrima rodó por su mejilla. Hoy el pueblo sanjuanero, agradece a Freddy González Zubiría por esta magnífica crónica que llena del más caro orgullo al pueblo.