Los guajiros vemos una nueva oportunidad para que se mejore nuestra calidad de vida, se incremente el índice de desarrollo humano y se reduzcan las trampas de pobreza en las que vive nuestro Departamento con el cambio del Congreso de la República.
Es una nueva oportunidad de acelerar la gestión que se ha hecho para mejorar la capacidad de interlocución con el estado central y despojarse del estigma de la opinión nacional.
La Guajira, como las demás regiones de provincia del país, espera una gestión parlamentaria que legisle sobre lo legislado con mayor sentido de equidad e incluyente, para llevar el desarrollo social y económico a los departamentos más pobres de la nación.
Colombia es una sola, es un país pluriétnico y multicultural, conformado por treinta y dos departamentos en el que cada uno presenta unas particularidades poblaciones y territoriales muy propias. No podemos seguir en el país produciendo leyes para que los departamentos más desarrollados se desarrollen más y los más pobres se empobrezcan más. Hay que focalizar el gasto público y social allá donde más se necesita. Y es aquí donde se requiere una gestión parlamentaria unida, articulada y en armonía y que se convierta en un legado para las próximas generaciones desde el Senado y la Cámara de Representantes. Esa será la gran responsabilidad misional que deberán emprender nuestros representantes y senadores.
Apostarle a que con su gestión la nación se reivindicará con La Guajira, levantando su voz enérgica en representación de la península más septentrional del país, la más apartada, la más olvidada, la más pobre en desarrollo, pero la que tiene mejores ventajas comparativas para despegar, ya que la madre naturaleza la premió con mayores riquezas en recursos naturales renovables y no renovables.
No sabemos por qué se le da la espalda a un pueblo milenario que se muere de hambre y sed en el desierto y presenta los más altos índices de pobreza multidimensional y de necesidades básicas insatisfechas. Por qué en La Guajira aún nuestra población se muere de desnutrición, una enfermedad de la que ya es pecado morirse en el mundo. Un departamento donde la honorable Corte Constitucional declaró el estado de cosas inconstitucionales mediante la Sentencia T-302, que no es otra cosa, que decir que, no hay garantía de derechos, entre ellos al mínimo vital de agua y alimentos.
Es muy lamentable para los guajiros que de alguna o de otra manera hemos luchado por una causa o un ideal de desarrollo desde nuestro oficio o profesión, ver cómo la revolución de la infraestructura del Gobierno nacional del presidente Santos no llegó a La Guajira. Se conectó a todos los colombianos y a Colombia con el mundo, dejando por fuera a nuestro Departamento, como si no existiéramos o no hiciéramos parte del mapa.
El reto del país en ese entonces fue poner al día la nación en infraestructura vial, aeroportuaria y portuaria por el rezago de más de treinta años y se olvidaron de La Guajira. No estamos conectados ni vial ni tecnológicamente con Colombia, seguimos en el rezago. No disfrutamos de carreteras de 4G, ni de buena red vial de carreteras, ni terminales portuarios, ni terminales de pasajeros y la zona de régimen aduanero especial requiere mayor atención.
La Guajira requiere un plan piloto de red terciaria en 2022 que le permita conectar sus centros de producción con sus centros de consumo y acercar más a La Guajira con el país. Pero insistimos en que nuestro pueblo no se desarrolla solo con obras de infraestructura solamente, sino también con la inversión en el desarrollo de la sociedad del conocimiento: en la educación, lo mismo que, en la red pública hospitalaria.
El reto y el desafío de nuestra clase parlamentaria con La Guajira es inmenso, se requiere una agresiva gestión parlamentaria que reivindique a nuestro Departamento y nos coloque a la vanguardia del desarrollo. Los guajiros tenemos cifradas nuestras esperanzas en las decisiones del nuevo Congreso, porque consideramos que allí está el futuro de La Guajira y de las próximas generaciones.
Más de once cuencas hidrográficas que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta, 403 kilómetros de litoral Caribe, 249 kilómetros de frontera viva internacional con la hermana República de Venezuela en 20.800 kms2 de territorio, en un Departamento que es la cabeza del país, con una envidiable posición geoestratégica frente a las Antillas y el mar Caribe, es para que inspire una revolucionaria gestión parlamentaria, para que cambie este estado de cosas que no deja progresar a La Guajira.