San Juan del Cesar, es y ha sido, un pueblo que se ha distinguido en toda su historia por tener mucha fuerza en las manifestaciones de su vida real. Sus expresiones culturales, artísticas, sociales, económicas y políticas, así lo demuestran.
La población sanjuanera es muy visible en el concierto nacional o siempre se hace notar, sea por sus obras o por sus talentos, por su masa crítica o por su opinión respetable.
Además, es un pueblo bautizado por el maestro Rafael Escalona, por tener muchas cosas buenas, pero también por tener una lengua a la cual hay que tenerle miedo, Dios mío.
Es por eso, que hoy por hoy, ha venido la sociedad sanjuanera irrumpiendo en los escenarios político-institucionales en la búsqueda de seguirse posicionando con mucho protagonismo en los modelos de desarrollo nacional.
De ahí que la economía naranja, con sus expresiones fuertes en la música y las artes, lo mismo que, en la producción de canciones vallenatas le han servido de vitrina y de galería para mostrar el talento silvestre de sus hombres en el concierto nacional e internacional.
Es verdad, que esta es una cuna incomparable. Es verdad que su costumbre de entregar el corazón hace de este un pueblo particularmente peculiar ante los demás municipios de La Guajira.
La belleza exótica de su ambiente natural le da también mucha fuerza a su expresión. El encanto mágico de sus valles y paisajes, la belleza exótica de sus mujeres, la fascinación de sus ecosistemas montañosos y los misterios que encierra el talento silvestre de su gente, hacen de San Juan un pueblo realmente inolvidable.
La fuerza de su expresión no se puede ocultar, por eso va rumbo ahora a ser un destino turístico del Caribe adonde aterrizarán muchos turistas e inversionistas que vendrán a disfrutar del turismo de contemplación; adonde concurren la belleza natural con la fuerza de los vientos del nordeste y la luminosidad del sol del desierto guajiro.
La fuerza de la expresión en el canto, en la interpretación musical, en el acordeón, en la composición, en el poema, en la poesía, también son innatas en la sociedad sanjuanera. Igualmente, en la magia de las manos de nuestras artesanas para tejer la fibra del fique y de nuestros campesinos para arar y sembrar la tierra. Y qué decir, de la fuerza de la expresión transmitida por nuestra pertenencia étnica de nuestra orgullosa población indígena y afrocolombiana.
No puede el sanjuanero ocultar la fuerza de su expresión, de esa sociedad de emprendimiento, culta, educada, llena de mística y de valores cristianos y espirituales, heredada de nuestros antepasados.
Por todo esto, me parece menester, que las presentes y futuras generaciones mediten y reflexionen sobre la fuerza de la expresión del pueblo donde nacen con una gracia y un carisma excepcional como si fuera una impronta de la misma naturaleza que le pone la cuna donde nace para marcar a sus hijos y mostrárselos al resto del mundo.
Las particularidades poblacionales y territoriales de San Juan dan cuenta de este pueblo señorial con una sociedad prestante y organizada con mucho civismo y altruismo, que lo han metido en las mentes y las memorias populares y que lo siguen manteniendo por años y hasta la posteridad como un pueblo en vía de desarrollo que va rumbo a la competitividad regional porque sus dolientes tienen buena interlocución regional y nacional porque están dotados de una gran fuerza en su expresión para la gestión pública, social y cultural.
Esto se ve reflejado en la participación de sus hombres y mujeres en desafíos como concursos, reinados, competencias, y otros. Por esa fuerza en su expresión ha sido este pueblo un municipio de renombre, donde han nacido las ilusiones de muchos poetas trashumantes que lo hicieron célebre y le abrieron las puertas y las ventanas del mundo al resto de su población para que siguieran la trocha ciudadana de su desarrollo cultural, económico y social.
Ese es San Juan del Cesar, un pueblo que se yergue colosalmente por la fuerza de la expresión de sus hombres que lo han edificado como un pueblo organizado y grande y con una proyección inimaginable.
Ahora se avecina la era de la agroindustria, las energías limpias, la economía naranja, y la soñada y esperada era turística, que harán de este municipio, uno de los mejores vivideros de La Guajira, continuando con la fuerza de su expresión.